
Es una práctica legal, pero injusta e inhumana, y deber ser suspendida.
Los agentes del servicio de Inmigración y Aduanas, ICE, han usado durante años la táctica de engañar a los inmigrantes, representándose como oficiales de la policía para atrapar indocumentados, o conseguir que revelen el paradero de los miembros de la familia.
El uso de esta táctica es particularmente flagrante en áreas en que residen muchos inmigrantes como Los Ángeles y San Francisco, donde la policía se ha esforzado durante décadas en distinguir a sus oficiales de los agentes federales de inmigración.
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Es un esfuerzo por convencer a los inmigrantes que viven ilegalmente en esas ciudades que ellos pueden interactuar con la policía local sin temor a la deportación.
En su editorial de esta semana, la vicepresidenta de Noticias Luisa Collins, dice que hay algo fundamentalmente injusto en que ICE explote esa confianza que se han ganado las policías locales y estatales entre los inmigrantes, para llevar a cabo la ola de deportaciones del nuevo gobierno.
Es una práctica permitida y hasta alentada dentro de ICE, descrita en manuales de capacitación como una herramienta eficaz a disposición de los agentes para dictar cuándo y cómo se realiza una detención.
Es una práctica legal, pero injusta e inhumana, y deber ser suspendida.