Un ministro israelí de ultraderecha generó indignación este domingo tras encabezar una oración junto a un grupo de fieles en el lugar sagrado más sensible de Jerusalén, a pesar de un acuerdo de décadas que prohíbe a los judíos realizar actos de culto allí.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir —quien ha sido condenado anteriormente por apoyar el terrorismo e incitar al racismo antiárabe en Israel— conmemoró Tisha B’Av, un día de duelo judío, en el recinto de la mezquita de Al Aqsa, conocido por los judíos como el Monte del Templo. En Tisha B’Av, los judíos recuerdan la destrucción de dos antiguos templos que se erigían en ese lugar.
Durante su visita, Ben Gvir hizo un llamado a su país para “conquistar” Gaza y “alentar” a los palestinos a abandonar el enclave.
El complejo es el lugar más sagrado del judaísmo, hacia el cual oran los judíos. También es el tercer sitio más sagrado del islam.
Cualquiera puede visitar el lugar, pero solo los musulmanes pueden orar allí, según un entendimiento conocido como el “acuerdo de statu quo”, vigente desde que Israel capturó la Ciudad Vieja de Jerusalén a Jordania en 1967.
Ben Gvir ha visitado el complejo en varias ocasiones anteriores, incluso durante conmemoraciones pasadas de Tisha B’Av, pero hasta ahora no había dirigido una oración congregacional en ese lugar.
El Ministerio de Asuntos Religiosos palestino condenó rápidamente a Ben Gvir, calificándolo de “extremista” y señalando que la acción “desprecia flagrantemente los sentimientos de los musulmanes de todo el mundo, no solo en Palestina”.
Los lugares sagrados islámicos se han convertido en objeto de “violaciones diarias por parte de grupos de colonos que actúan bajo la protección de un gobierno de derecha que trabaja activamente para tomar el control tanto de los lugares sagrados islámicos como cristianos mediante un plan claro y sistemático”, indicó el ministerio en un comunicado.
Jordania, que administra el sitio sagrado, y Arabia Saudita, también condenaron las acciones de Ben Gvir. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Jordania calificó el hecho como una “violación flagrante del derecho internacional y del derecho internacional humanitario, una provocación inaceptable y una escalada condenable”.
Hamas calificó la acción como “un crimen grave y en escalada contra la mezquita”.
Los palestinos aspiran a que Jerusalén Este, donde se encuentra el recinto, sea la capital de su futuro Estado. La mayoría de la comunidad internacional considera que el sector oriental de la ciudad está bajo ocupación israelí.
Más tarde, el domingo, la Oficina del Primer Ministro de Israel (PMO, por sus siglas en inglés) afirmó en un comunicado que su “política de mantener el statu quo en el Monte del Templo no ha cambiado y no cambiará”.
En el pasado, la PMO ha recalcado que la política respecto al sitio la establece el Gobierno de Israel y su primer ministro, no individuos.
Mientras estaba en el lugar el domingo, Ben Gvir oró “por la victoria total de Israel en la guerra y por el regreso seguro de todos los rehenes”, según informó su oficina.
“Desde aquí debe enviarse un mensaje: conquistar todo Gaza, declarar la soberanía sobre todo Gaza, eliminar a cada miembro de Hamas y fomentar la emigración voluntaria”, dijo el ministro en un video grabado en el recinto. “Solo así traeremos de vuelta a los rehenes y ganaremos la guerra”.
A principios de esta semana, Ben Gvir fue declarado persona non grata por Países Bajos por, presuntamente, incitar a la violencia contra los palestinos, promover la expansión de asentamientos ilegales y pedir una “limpieza étnica en Gaza”, según escribió el ministro de Relaciones Exteriores neerlandés, Caspar Veldkamp, en una carta.
Esto ocurrió después de que Australia, Canadá, Nueva Zelandia, Noruega y el Reino Unido le impusieran sanciones en junio, al igual que al ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich.
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