¿El fin del eje La Paz-Teherán? No importa quién gane las elecciones en Bolivia, la relación con Irán no será la misma

Pase lo que pase el próximo 19 de octubre, cuando se celebre la segunda vuelta electoral, Bolivia ya no será la misma y los efectos de este cambio podrían sentirse en lugares tan remotos como la República Islámica de Irán, con quien el país tiene una estrecha relación de la que poco se sabe en profundidad.

Dos candidatos que nada tienen que ver con el oficialista Movimiento al Socialismo de Luis Arce y Evo Morales, fueron los más votados el domingo en la primera vuelta: Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano, se enfrentará al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, de la alianza Libertad y Democracia.

Parece que una nueva era se inicia, así, en la atribulada Bolivia, que viene de años de inestabilidad tras la renuncia de Evo Morales en medio de lo que calificó como “golpe de Estado” en 2019, el conflictivo gobierno interino de Jeanine Añez y el posterior retorno del MAS al poder, que significó también un enfrentamiento interno entre el presidente Arce y Morales. A la crisis política se suma ahora también una económica, con creciente inflación y volatilidad cambiaria.

Pero para parte de la comunidad internacional, una pregunta destaca por sobre las demás: qué pasará con la relación y los acuerdos firmados entre Bolivia e Irán, que convirtieron al país andino en uno de los pocos aliados de los persas en un mundo que, especialmente tras el conflicto desatado este año con Israel, le es cada vez más hostil.

La Paz se encuentra a 13.000 kilómetros, tres continentes y un océano de distancia de Teherán, pero eso no ha impedido una nutrida relación en las últimas décadas.

Comenzó con la histórica visita del entonces presidente de Irán, Mahmoud Ahmadineyad, a La Paz en 2007, la primera vez que un mandatario persa pisó Bolivia. Evo Morales, su anfitrión, devolvió la cortesía al año siguiente con una visita a Teherán.

Desde el comienzo de este intercambio, Bolivia expresó su apoyo al programa nuclear iraní y esto ha sido clave para Irán y lo que busca en el extranjero, señala Saideh Lotfian, politóloga de la Universidad de Teherán.

“El interés de Irán en obtener el apoyo político general de otros países en desarrollo y del Movimiento de Países No Alineados, y la simultánea actitud acomodaticia de los estados radicales latinoamericanos, explican en gran medida la lógica del gobierno de Ahmadinejad para fomentar las relaciones con estos países”, agrega.

Desde entonces ambos países han celebrado numerosos acuerdos y memorandos en diferentes áreas, quizás el más contundente el firmado en 2023 sobre Seguridad y Defensa del cual aún hoy poco se sabe en detalle pero que ha generado críticas de Estados Unidos y Argentina.

El entonces ministro de Defensa de Bolivia, Edmundo Novillo, dijo en ese momento que su país estaba interesado en drones iraníes para controlar la frontera, pero al momento no se ha confirmado que la operación de venta se haya concretado. El Stockholm International Peace Research Institute, una organización que rastrea ventas de armas globales, no tiene registros de ventas de Irán a Bolivia desde el 2009 hasta la actualidad.

Más recientemente, en agosto de 2024 Bolivia e Irán reforzaron su vínculo en el marco de la asunción del presidente Masoud Pazeschkian.

“Las relaciones entre Irán y Bolivia son estratégicas y fraternales, basadas en intereses comunes y en posiciones compartidas de libertad e independencia”, dijo Pazeschkian en una reunión con la Canciller de Bolivia, Celinda Sosa Lunda.

No es, aparentemente, un vínculo comercial: Bolivia prácticamente no exportó nada a Irán en la última década, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas del país andino. Hubo, en cambio, algunas importaciones muy limitadas desde Irán, según la misma fuente; menos que lo importado de Israel o Georgia, por citar apenas dos casos.

Parece haber interés, sin embargo, en el sector minero de Bolivia. En marzo el viceministro de Minerales Tecnológicos y Desarrollo Productivo Minero Metalúrgico, Ismael Charly Rodríguez Marza, dijo que Bolivia e Irán habían iniciado un “intercambio de ideas” para la explotación de tierras raras en suelo boliviano.

Se conoce por tierras raras a 17 elementos metálicos de difícil extracción y que son clave para la fabricación de aparatos electrónicos, desde teléfonos celulares, televisores y baterías hasta componentes utilizados en aviones, submarinos y satélites.

China concentra el 61 % de la producción mundial de tierras raras, y por ello el acceso se ha convertido en un punto central en la política comercial del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Bolivia, sin embargo, no figura entre los principales productores del mundo de tierras raras, según el US Geological Survey.

El país sí cuenta con una de las reservas de litio más importantes del mundo, junto a Chile y Argentina, pero lejos está aún de aprovechar este recurso a pesar del plan de industrialización del litio anunciado por Evo Morales en 2009.

En 2024, 15 años después del lanzamiento de aquel plan, Bolivia tuvo una extracción tan pequeña que ni figura en los registros del US Geological Survey. Chile y Argentina, en cambio, ocupan el 2do y 4to puesto en producción global.

La naturaleza del vínculo entre Bolivia e Irán sí parece ser, en buena medida, política, y de hecho el MAS, al igual que Venezuela y Nicaragua, no ha tardado nunca en defender posiciones iraníes. Así lo hizo al condenar el bombardeo de EE.UU. sobre el programa nuclear iraní en junio de este año, o el ataque de Israel contra la embajada de Irán en Siria en 2024.

Para Guillermo Holzmann, analista político de la Universidad de Valparaíso, el vínculo ha generado suspicacia en la región, y especialmente en los vecinos de Bolivia, precisamente por ser tan hermético.

“La preocupación es por no entender el interés de Irán en Bolivia, más allá de elementos ideológicos y religiosos”, dijo a CNN. “Irán busca aliados y una zona de influencia, y lo que uno deduce es que encontró en Bolivia un socio para evitar una hegemonía de Estados Unidos, especialmente en el contexto del grupo de los Brics, del cual Irán es parte y Bolivia socio”.

Eso podría estar por cambiar.

En una entrevista con CNN una semana antes de la primera vuelta, “Tuto” Quiroga, uno de los dos candidatos que se enfrentarán en segunda vuelta, dijo que no veía “razón razón alguna para tener esa relación tan fluida que hemos tenido 20 años”.

“Irán en el año 1994 en Buenos Aires, en la AMIA, mató a 85 personas. Sí, doloroso para Argentina, pero seis bolivianos perdieron la vida. No tenemos relación con esos señores, ni intereses”, dijo Quiroga en referencia al ataque terrorista ocurrido en la capital Argentina. Un fallo de la justicia argentina responsabiliza a Irán, pero las autoridades iraníes lo han negado repetidas veces.

“Claramente hacia futuro no me voy a inmiscuir en problemas de otros lugares”, agregó el candidato.

Rodrigo Paz, el otro contendiente en octubre y el más votado en la primera vuelta, no se ha pronunciado aún sobre el futuro de la relación con Irán. Pero el lunes dijo a CNN que la cancillería boliviana era un “desastre”.

“Cuando seamos gobierno eso será parte de la recuperación, una Bolivia activa en el escenario internacional”, dijo Paz a Rafael Romo en Conclusiones.

Es poco probable que este candidato educado en universidades estadounidenses y que propone un plan de “Capitalismo para todos”, basado en créditos accesibles, facilidades tributarias, priorice la relación de Bolivia con Irán.

Para Franco Gamboa, profesor e investigador de la Universidad Mayor de San Andrés en La Paz, cualquiera que sea el ganador habrá un acercamiento con Estados Unidos.

“A diferencia del distanciamiento y la fractura entre el gobierno de Evo Morales, la hegemonía masista que siguió con Arce, el antiimperialismo, va a haber una conexión entre el nuevo presidente con Estados Unidos, así como con la Unión Europea, con el occidentalismo moderno”, dijo a CNN.

Holzmann, sin embargo, resta importancia a un eventual giro. “La relación entre Bolivia e Irán ha llevado un despliegue de recursos tecnológicos y humanos de Irán en Bolivia. Eso difícilmente pueda ser revertido por un cambio de gobierno y en especial cuando los dos candidatos son pragmáticos”, dijo, destacando que el voto nulo sumó casi el 20% de los votos en la primera vuelta en Bolivia y que ese voto podría ser atribuido al MAS, dado que Evo Morales fue inhabilitado.

“Dependerá del presidente, pero no está en las prioridades de ninguno de los dos”, agregó.

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