El Gobierno de Trump se está preparando para llevar a cabo una importante operación de control migratorio en Chicago la próxima semana, según varias fuentes familiarizadas con los planes, lo que marca la última escalada entre el presidente y una ciudad gobernada por demócratas.
El presidente Donald Trump y sus asesores han criticado repetidamente a Chicago por las políticas que limitan la cooperación entre las autoridades locales y las autoridades federales de inmigración. Chicago vivió una afluencia de migrantes durante el Gobierno de Biden, tras los aumentos repentinos de pasos en la frontera sur de Estados Unidos y la decisión del gobernador de Texas, Greg Abbott, de transportar migrantes a ciudades lideradas por los demócratas.
Chicago fue una de las primeras ciudades en ser blanco de los operativos de control migratorio cuando Trump asumió el cargo en enero. El Gobierno también demandó a la ciudad por sus llamadas políticas de santuario, aunque el caso fue desestimado cuando un juez dictaminó que el Gobierno federal no tenía legitimidad legal para presentar la demanda, y amenazó con retener fondos federales, lo que también fue bloqueado por un juez.
Ahora, se espera que las operaciones previstas en Chicago sean de mayor escala, utilizando personal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), y posiblemente otras agencias. Las autoridades están preparando a la Guardia Nacional para ayudar si se necesita una presencia de mantenimiento de la paz, similar a lo que ocurrió en Los Ángeles tras las protestas, dijeron las fuentes.
Los preparativos para Chicago ya están en marcha, incluyendo el envío de vehículos blindados a la ciudad en los próximos días y el aumento de agentes federales para el próximo viernes 5 de septiembre, fecha en la que, según dos fuentes, se espera que comience la operación. Sin embargo, las discusiones aún continúan y la planificación está en proceso.
Funcionarios de la Casa Blanca han dejado claro que estos planes son distintos de la idea que el presidente ha sugerido durante la última semana de utilizar fuerzas del orden federales y tropas de la Guardia Nacional para llevar a cabo una ofensiva más amplia contra el crimen en Chicago, similar a la actual en Washington.
Esas conversaciones, que se centran en “limpiar el crimen doméstico de Chicago”, como lo expresó uno de los funcionarios, continúan y no forman parte de esta operación centrada en la inmigración (aunque la iniciativa en Washington ha generado un gran aumento en arrestos relacionados con inmigración).
En cambio, el modelo para la operación de Chicago se ha establecido en Los Ángeles.
El Departamento de Seguridad Nacional ha promocionado las operaciones de seguridad allí, utilizando redes sociales para presumir de los arrestos y adoptando tácticas agresivas. Esta semana, el departamento anunció que realizó 5.000 arrestos en Los Ángeles desde junio.
El zar de la frontera de la Casa Blanca, Tom Homan, dijo el jueves que la planificación para Chicago seguía en marcha. Agregó que hay conversaciones en curso para usar una base naval al norte de Chicago como centro para el personal federal. La Marina se negó a comentar sobre los planes potenciales y remitió las preguntas al Departamento de Seguridad Nacional.
Homan se negó a decir cuántas personas serían desplegadas, pero sostuvo que “será un contingente grande”.
“Se puede ver un aumento gradual de las operaciones en Chicago, sin duda”, afirmó.
Gregory Bovino, quien ostenta el título de jefe de patrulla del sector El Centro, ha estado a cargo de las operaciones en Los Ángeles y se espera que también lidere las operaciones en Chicago, según dos fuentes.
“En todo el país, los funcionarios de seguridad nacional están arrestando y expulsando a lo peor de lo peor, incluyendo pandilleros, asesinos, pedófilos y violadores que han aterrorizado a las comunidades estadounidenses”, dijo un alto funcionario de Seguridad Nacional en un comunicado a CNN al ser consultado sobre las próximas operaciones en Chicago. “Bajo la secretaria Noem, ICE y CBP están trabajando arduamente para cumplir con el mandato del pueblo estadounidense de arrestar y deportar a inmigrantes criminales ilegales y hacer que Estados Unidos sea seguro de nuevo”.
El papel de la Guardia Nacional en Chicago sería similar al que tuvo en Los Ángeles, donde las tropas estaban bajo órdenes del Título 10, lo que significa que habían sido federalizadas y la Ley Posse Comitatus les prohibía participar en actividades de aplicación de la ley.
La situación es diferente en Washington, donde las tropas están bajo órdenes del Título 32. Eso normalmente significa que reportan al gobernador — en el caso único de Washington, esa autoridad recae en el presidente y normalmente se delega en el titular del Ejército— y no están sujetas a la Ley Posse Comitatus.
Habría inquietudes legales más amplias si la administración Trump intentara algo similar en Illinois.
Rachel VanLandingham, exasesora legal de la Fuerza Aérea y actual profesora de derecho en la Facultad de Derecho Southwestern, dijo previamente a CNN que sería “un mundo completamente nuevo para ellos intentar una maniobra similar a la de Washington en Chicago o cualquier otro lugar que no sea Washington, porque ahí es legalmente diferente a cualquier otra área”.
Sin embargo, el actual impulso contra la inmigración ilegal está firmemente dentro de la autoridad ejecutiva del presidente, según funcionarios de la administración.
El gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, arremetió el lunes contra Trump por sugerir que podría desplegar un contingente mayor de fuerzas federales en Chicago, acusando a la administración de “buscar formas de sentar las bases para eludir nuestra democracia, militarizar nuestras ciudades y acabar con las elecciones”.
Pritzker también afirmó que el Gobierno no se había comunicado con su oficina ni con el alcalde antes del supuesto despliegue y criticó duramente la falta de coordinación.
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