Con el compromiso de una comunicación sobre vacunas basada en la ciencia y no en la ideología, los gobernadores de California, Washington y Oregon anunciaron el miércoles la formación de una Alianza de Salud de la Costa Oeste para comenzar a coordinar las directrices de salud pública de forma independiente a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) .
“La nueva alianza representa una respuesta regional unificada a la destrucción de la credibilidad e integridad científica de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. por parte de la administración de Trump”, anunció el trío en un comunicado de prensa emitido por la oficina del gobernador de California, Gavin Newsom.
La decisión se produce una semana después de que la directora de los CDC, la Dra. Susan Monarez, fuera destituida por la Casa Blanca tras un enfrentamiento con el secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., sobre la política de vacunas. Cuatro altos directivos de la agencia anunciaron rápidamente sus renuncias en solidaridad.
Los abogados de Monarez afirmaron que fue objeto de persecución tras “negarse a aprobar directivas poco científicas e imprudentes y a despedir a expertos en salud dedicados”.
En un comunicado, la Casa Blanca afirmó que Monarez no estaba alineada con la agenda del presidente de “hacer que Estados Unidos vuelva a ser saludable”.
Incluso antes de la salida de los altos directivos de los CDC la semana pasada, algunos departamentos de salud estatales y locales habían comenzado a buscar maneras de dejar de depender de los CDC y sus asesores para sus políticas de vacunación.
“Estamos observando el surgimiento de iniciativas estatales de diversos tipos a medida que sus líderes se preparan para proteger a sus residentes de las directrices federales que no se basan en evidencia científica sólida”, declaró la Dra. Kelly Moore, presidenta y directora ejecutiva de la organización sin fines de lucro Immunize.org.
Muchos estados tienen leyes que se rigen por las recomendaciones sobre vacunas emitidas por el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los CDC. Sin embargo, después de que Kennedy despidiera abruptamente a los 17 expertos de dicho comité y los reemplazara con siete de sus propias selecciones, muchos de los cuales tienen antecedentes de cuestionar las vacunas, los estados comenzaron a buscar maneras de desvincular sus políticas de las de los CDC.
Nueve estados, por ejemplo, se han unido para crear la Colaboración de Salud Pública del Noreste, integrada por funcionarios de salud estatales y municipales. El grupo está organizado en comités y su trabajo se ha intensificado rápidamente en respuesta a los cambios en las prioridades federales de salud y los profundos recortes a las agencias de salud, según una persona familiarizada con el grupo que no estaba autorizada a compartir los detalles de sus planes.
“Están analizando específicamente cómo, como colaboración entre estados, pueden abordar las deficiencias en el apoyo y los recursos federales de cara al futuro en áreas clave de salud pública”, declaró la persona. Una de las áreas que se están preparando para abordar es el apoyo federal a las vacunas, pero los estados miembros también tienen esfuerzos en marcha para abordar la preparación para pandemias, servicios de laboratorio, epidemiología y otras prioridades clave de salud pública.
Un estado representado en ese grupo, Maine, incluso ha eliminado recientemente en su ley de acceso a las vacunas un texto que hace referencia al ACIP y ha creado una vía para comprar vacunas fuera del Programa Federal de Vacunas para Niños, que proporciona vacunas gratuitas a los niños cuyas familias no pueden costearlas, y que los defensores de la salud pública temen que también pueda estar amenazado.
Las salidas de altos líderes de los CDC la semana pasada no han hecho más que apremiar estos esfuerzos para acabar con la dependencia de los estados.
La nueva Alianza de Salud de la Costa Oeste afirmó que en las próximas semanas finalizará los principios compartidos “para fortalecer la confianza pública en las vacunas y la salud pública”. El grupo indicó que también se basará en la orientación de asociaciones médicas nacionales como la Academia Estadounidense de Pediatría y el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, que recientemente publicaron una guía que discrepaba de la de los CDC sobre las vacunas contra el covid-19.
“En un vacío de directrices claras y basadas en la evidencia sobre las vacunas, los fabricantes carecen de información fiable para planificar la producción, los profesionales sanitarios tienen dificultades para ofrecer planes de atención coherentes y las familias se enfrentan a la incertidumbre sobre el acceso y la cobertura”, se lee en el comunicado de la Alianza de Salud de la Costa Oeste.
“Para proteger la salud de nuestras comunidades, la Alianza de Salud de la Costa Oeste seguirá garantizando que nuestras estrategias de salud pública se basen en la mejor ciencia disponible”, agrega.
En declaraciones a CNN, Andrew Nixon, director de comunicaciones del HHS, afirmó que las medidas estatales para alejarse de las directrices de los CDC se basaron en partidismo, no en la ciencia.
“Los estados gobernados por demócratas que impulsaron confinamientos escolares sin fundamento científico, el uso obligatorio de mascarillas para niños pequeños y pasaportes de vacunación draconianos durante la era del covid-19 erosionaron por completo la confianza del pueblo estadounidense en las agencias de salud pública”, declaró Nixon. “El ACIP sigue siendo el organismo científico que guía las recomendaciones de inmunización en este país, y el HHS garantizará que las políticas se basen en evidencia rigurosa y en la ciencia de referencia, no en las políticas fallidas de la pandemia”.
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