Hace una década, Alemania abrió sus puertas a un millón de refugiados. Así cambió el país desde entonces

“Cuando pienso en ese viaje, no lo volvería a hacer; fue muy peligroso. Lo que recuerdo es que muchas personas murieron, se ahogaron… había demasiada gente en ese bote”.

Anas Modamani, quien siendo adolescente huyó de la brutal guerra civil en Siria en busca de la seguridad europea en 2015, es uno de los muchos que terminaron en Alemania, donde aún vive y ahora tiene pasaporte.

Sentado en una cafetería siria en Neukölln, un distrito culturalmente diverso de la capital alemana, Modamani sonríe.

Trabaja en informática y, en su tiempo libre, se dedica a generar contenido para sus miles de seguidores en TikTok. Sin embargo, no es ajeno a la fama mediática. Apenas unos días después de llegar a Berlín, una selfie que se tomó con la entonces canciller alemana Angela Merkel se hizo viral, como símbolo del ánimo de la época.

Esta semana se cumple una década desde la histórica decisión de Merkel de abrir las fronteras de su país a las grandes cantidades de migrantes que entonces llegaban a Europa en busca de refugio huyendo de guerras civiles o de dificultades económicas extremas.

Las imágenes de personas marchando en masa por las carreteras, con sus pertenencias a cuestas, son de las más perdurables de la Europa moderna. Y las repercusiones de ese momento todavía se sienten hoy tanto en la política alemana como en la europea.

Cientos de miles de personas aspiraban a llegar a Alemania, un bastión de la estabilidad y la prosperidad económica. Merkel les dio la bienvenida, al declarar el 31 de agosto de 2015: “Wir schaffen das”, o, en español, “Podemos hacerlo”. Esa se convirtió en una frase simbólica de un enfoque más amplio conocido como Willkommenskultur, o cultura de la bienvenida.

Pero se trata de un legado con el que Alemania todavía está lidiando, con el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) aprovechando una ola de sentimiento antiinmigración para convertirse en el mayor grupo de oposición del país.

El canciller Friedrich Merz, consciente de la amenaza desde la derecha y durante mucho tiempo opuesto a las políticas migratorias de Merkel—a pesar de liderar el mismo partido, CDU—, anunció una extensa revisión a la política migratoria tras asumir el cargo este año. Esa revisión incluyó el despliegue de miles de guardias fronterizos adicionales y el rechazo de solicitantes de asilo en la frontera, una medida que desde entonces un tribunal de Berlín ha considerado ilegal.

“Claramente no pudimos manejarlo. Precisamente por eso estamos intentando arreglarlo”, dijo Merz sobre la situación migratoria en julio.

Cuando el régimen de Bashar al-Assad colapsó en Siria a finales de 2024, miles de personas salieron a las calles a celebrar. Esto le dio a Alice Weidel, colíder del AfD, otra oportunidad para pedir que los sirios que se encuentran en Alemania regresen a su país.

Weidel publicó en X: “Cualquiera en Alemania que celebre la ‘Siria libre’ claramente ya no tiene motivo para huir. Deberían regresar a Siria de inmediato”.

El mundo era muy diferente cuando Modamani llegó a Alemania a principios de septiembre de 2015, con 17 años. Relata un arduo viaje de 30 días que lo llevó por Líbano, Turquía, Grecia, los Balcanes, Hungría, Austria y, finalmente, Alemania.

Dijo que se movía constantemente, a pie, con otros migrantes, atravesando campos, por carreteras y montañas, además de realizar una peligrosa travesía en barco.

“Estaba solo, no tenía familia ni amigos. Dejé Siria solo por la guerra y no quería unirme al ejército… Era un niño tan pequeño que no sabía mucho de la vida”, contó a CNN.

Tras el famoso anuncio de Merkel del 31 de agosto, miles de personas llegaron al sur de Alemania el 5 de septiembre y en los días siguiente, entre ellos Modamani.

Modamani describe su llegada a la ciudad de Múnich como “el mejor momento” de su vida. Los habitantes locales se habían reunido para aplaudir y repartir comida y agua a los migrantes a su llegada. Sin embargo, el viaje de Modamani estaba a punto de dar otro giro inesperado. Unos días después, se tomó esa selfie con Merkel mientras ella visitaba un centro de refugiados en el suburbio berlinés de Spandau. Las imágenes de él tomando la foto aparecieron en las portadas de todo el mundo y lo convirtieron en un símbolo para los refugiados sirios que ahora llegaban en masa a Alemania.

“Pensé que era como un actor o una estrella de cine”, dijo Modamani a CNN, al recordar ese momento. Aunque no podían entenderse, ya que Modamani solo hablaba árabe en ese entonces, “ella notó que yo quería tomarme una foto con ella y estuvo de acuerdo con eso”, dijo.

“Esa mujer nos visitó en una residencia de refugiados porque sabía que había salvado muchas vidas y quería ver cómo estaban las personas a las que dejó entrar al país”, contó.

Solo en 2015 y 2016, un asombroso total de 1.164.000 personas solicitaron asilo por primera vez.

Desde enero de 2015 hasta diciembre de 2024, Alemania registró 2,6 millones de solicitudes de asilo por primera vez de una variedad de países, según la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados (BAMF).

La gran mayoría de esas solicitudes provinieron de nacionales de Siria, Afganistán e Iraq, países sumidos en conflictos de larga duración. Los sirios representaron más de un tercio de las solicitudes en esos dos años.

Las cifras disminuyeron después de 2016, pero volvieron a aumentar drásticamente en 2022, tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.

Alemania se ha mantenido como el país número uno dentro de la Unión Europea en solicitudes de asilo durante la última década.

Entre 2015 y 2024, datos proporcionados por Eurostat, la oficina estadística de la UE, muestran que se presentaron poco menos de 8 millones (7.984.765) de solicitudes en toda el bloque europeo. Más de un tercio de las solicitudes se presentaron en Alemania.

Estas enormes cifras, al menos en parte resultado de la Willkommenskultur, han contribuido a un aumento significativo del sentimiento antiinmigración en Alemania, pero también en toda Europa.

Expertos alemanes dijeron a CNN que nadie, incluida Merkel, estaba preparado para la cantidad de personas que ingresaron al país.

“Alemania venía de cifras realmente bajas, aproximadamente 40.000 o 50.000 por año durante más de una década”, dijo Daniel Thym, profesor de Derecho y director del Centro de Investigación de Derecho de Inmigración y Asilo en la Universidad de Constanza, a CNN. “Así que, en Alemania, nadie realmente esperaba que esto fuera tan grande, tanto en 2015 como en los años siguientes”.

Cuando se le preguntó si sentía que Merkel había perdido el control de la situación, Thym respondió: “Creo que sí”.

Hannes Schammann, profesor de Ciencias Políticas enfocado en política migratoria en la Universidad de Hildesheim, compartió esas opiniones y agregó que la decisión de Merkel se basó en el pragmatismo, dado que ningún otro país europeo estaba listo para ayudar.

“Merkel tuvo que abrir las puertas porque quería estabilizar el sistema común europeo de asilo… no tenía alternativa”, dijo a CNN. Schammann considera que la medida estuvo motivada más por la política que por el altruismo, y que se basó en la creencia de Merkel de que Alemania estaba mejor preparada que otros países para gestionar la crisis.

Merkel rara vez aparece en público estos días, pero en un documental difundido este mes por la emisora pública alemana ARD, dijo: “Simplemente me di cuenta de que era una gran tarea. Y no dije que yo podía hacerlo, dije que nosotros podíamos hacerlo, porque también esperaba que la gente del país (ayudara)”.

Aunque millones de alemanes sí dieron la bienvenida a los migrantes, Thym cree que la Willkommenskultur terminó a principios de 2016, después de que a los migrantes fueran responsabilizados por una ola sin precedentes de agresiones sexuales en masa contra mujeres en Colonia durante las celebraciones de Noche Vieja.

El incidente aumentó la presión sobre Merkel y sus políticas migratorias.

También marcó el momento en que la AfD comenzó a ganar más votos a nivel local, una tendencia que se ha intensificado desde entonces. Merkel reconoció el impacto de su legado en ARD, al decir: “El hecho de que yo haya hecho esto ha polarizado a la gente, ha llevado a que se unan al AfD, con lo cual no estoy de acuerdo, pero lo han hecho y el AfD ciertamente se ha vuelto más fuerte como resultado”.

AfD se convirtió en el segundo partido más popular de Alemania en las elecciones federales a principios de este año, reflejando un aumento vertiginoso desde el anonimato en su fundación en 2013.

Una encuesta de opinión realizada por ARD en julio de 2015 mostró que solo el 38 % de los encuestados sentía que Alemania debería aceptar menos refugiados. Diez años después, esa cifra ha subido al 68 %, según los mismos encuestadores.

Modamani también siente que el ambiente en Alemania ha cambiado desde que llegó. “Los políticos siempre aparecen en la televisión y dicen que quieren deportar a la gente de regreso a Siria o Afganistán… Creo que Alemania ha cambiado enormemente, y seguro que ya no quieren tener refugiados aquí en este país”.

Thym sugiere que los recientes movimientos de Merz han sido más simbólicos que otra cosa. “Detrás de la fachada, el sistema sigue igual. La ley de asilo también es muy europea, así que el gobierno alemán no puede cambiar tanto por sí solo”.

Dicho esto, las medidas pueden estar teniendo algún impacto en términos de la deseabilidad de Alemania, ya que sirios y afganos representaron un total de alrededor de 110.000 solicitudes en 2024, frente a 154.000 en 2023, según datos de BAMF. Los primeros seis meses de 2025 muestran una caída más dramática, con 29.000 solicitudes del mismo grupo.

Modamani dijo que no recomendaría a nadie emprender el viaje que él hizo en el pasado.

“Si la situación en Alemania empeora, no quiero quedarme aquí”, dijo. “Quizás esté buscando otro país donde la gente me reciba y sienta que pertenezco”.

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