Indignados por la sangrienta represión, el martes manifestantes nepaleses desafiaron el toque de queda policial y tomaron las calles de la capital, Katmandú, incendiando la Corte Suprema, el Parlamento y otros edificios gubernamentales. Las protestas están lideradas por la Generación Z y ya han derrocado al primer ministro del país del Himalaya.
Las autoridades dijeron que al menos 22 personas murieron y cientos han resultado heridos en los enfrentamientos en Katmandú provocados por la prohibición gubernamental de las plataformas de redes sociales, pero impulsados por un enojo profundamente arraigado por la corrupción desenfrenada de la élite política del país y la falta de oportunidades económicas para los nepaleses comunes.
La Policía utilizó munición real, cañones de agua y gas lacrimógeno contra los manifestantes, según informó la agencia de noticias Reuters. El martes, el humo cubrió el cielo de la capital, según mostraron fotos de la misma agencia. El principal aeropuerto internacional del país cerró debido a la violencia, según un aviso publicado el martes por la tarde. Esa misma noche, el Ejército de Nepal envió tropas a Katmandú “para controlar la situación y garantizar la seguridad de Nepal y los nepalíes”, según su jefe.
Nepal, un país del Himalaya con 30 millones de habitantes, es conocido por su historia política turbulenta y por haber tenido más de una decena de gobiernos desde que hizo la transición a una república tras abolir su monarquía de 239 años de antigüedad en 2008, luego de una guerra civil que duró una década.
Aun así, las últimas protestas, lideradas por personas de entre 13 y 28 años (la cohorte conocida como Generación Z), son los peores disturbios en Nepal en décadas.
El primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, anunció su renuncia el martes en una carta que citaba “la situación extraordinaria” en el país, según una copia de la nota publicada en las redes sociales por un alto asesor.
Un video muestra a manifestantes aparentemente saqueando la residencia privada de Oli el martes, según informó Reuters. Se pudo ver a multitudes de manifestantes irrumpiendo en la propiedad y destruyendo muebles antes de prenderles fuego.
Esto es lo que sabemos sobre los disturbios en Nepal.
La ira contra el Gobierno por lo que muchos consideran una corrupción desenfrenada que lleva décadas ya estaba latente y se extendió a las calles de la capital la semana pasada después de que las autoridades bloquearan plataformas de redes sociales como Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube y X, en una medida que fue ampliamente criticada por grupos de derechos humanos.
Los organizadores dicen que las protestas no se deben solo a la prohibición de las redes sociales, sino que también reflejan la frustración generacional por las escasas oportunidades económicas.
“Si bien el principal detonante de la protesta fue la reciente prohibición de las redes sociales, la larga historia de corrupción y mal gobierno es la principal razón por la que miles de personas han salido a las calles a protestar”, dijo a CNN un joven de 28 años que asistió a las protestas el lunes y martes.
“Fue abrumador ver una participación tan grande y la energía y la ira de la gente”, dijo el manifestante, que pidió no ser identificado por temor a represalias de parte del Gobierno.
La tasa de desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años en Nepal fue del 20,8 % en 2024, según el Banco Mundial.
Mientras tanto, un movimiento viral en línea contra los “Nepo Kids” (hijos de políticos que exhiben sus lujosos estilos de vida) está alimentando aún más la ira al destacar las disparidades entre los que están en el poder y los nepaleses comunes.
La economía de Nepal depende en gran medida del dinero que envían los nepalíes residentes en el extranjero. Más de un tercio (33,1 %) del PIB de Nepal proviene de remesas personales, según el Banco Mundial, una cifra que ha aumentado de forma constante en las últimas tres décadas.
Las protestas se intensificaron apenas horas después de comenzadas el lunes cuando los manifestantes se enfrentaron con la policía en el complejo del parlamento en Katmandú.
Al menos 22 personas han muerto, dijo a CNN el martes el Dr. Mohan Regmi, director ejecutivo del Hospital de Servicio Civil de Katmandú, después de un segundo día de manifestaciones.
Más de 400 personas, incluido personal de las fuerzas de seguridad, fueron hospitalizadas el lunes, según un informe del Ministerio de Salud de Nepal.
El periódico Kathmandu Post informó que sus servidores estaban caídos el martes luego de que su edificio fuera incendiado.
El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió una “investigación exhaustiva” y “moderación para evitar una mayor escalada de violencia” en una declaración a X el martes.
“Exhorto a las autoridades a que cumplan con las normas de derechos humanos. Las protestas deben desarrollarse de forma pacífica, respetando la vida y la propiedad”, declaró Guterres.
“El uso de fuerza letal contra manifestantes que no representan una amenaza inminente de muerte o lesiones graves es una grave violación del derecho internacional”, afirmó Amnistía Internacional en un comunicado.
El Departamento de Estado de EE.UU. “recomendó encarecidamente” a todos los ciudadanos estadounidenses en Nepal que se resguarden en sus hogares hasta nuevo aviso y eviten viajar.
La dimisión del primer ministro Oli el martes se produjo tras la renuncia de varios funcionarios por la respuesta del gobierno a las protestas. El ministro del Interior, Ramesh Lekhak, dimitió el lunes tras la violencia, y los ministros de Agricultura, Agua y Salud lo hicieron al día siguiente.
En las horas posteriores a la dimisión de Oli, el Ejército nepalí hizo un llamamiento a una solución pacífica a través del diálogo, instando a “todos los ciudadanos a ejercer la moderación para evitar más pérdidas de vidas y propiedades en esta situación crítica”.
Más tarde el martes, el presidente de Nepal, Ramchandra Paudel, instó a los manifestantes a “cooperar para una solución pacífica” y llamó a los jóvenes manifestantes a “venir a hablar”.
Binay Mishra, analista de políticas públicas radicado en Nepal, dijo a CNN que “una vez que el primer ministro dimite, el presidente convoca al parlamento para formar gobierno”.
Como actualmente no hay ningún partido con una mayoría clara, es más probable que los legisladores formen un gobierno interino con algunas organizaciones de la Generación Z potencialmente involucradas en discusiones sobre quién podría liderar en el corto plazo, dijo Mishra, profesor asistente de políticas públicas en la Escuela de Administración de la Universidad de Katmandú.
En un comunicado previo a su renuncia, Oli afirmó que su gobierno no se oponía a las demandas de la Generación Z y se mostró profundamente entristecido por los incidentes del lunes. Culpó de la violencia a la infiltración de diversos grupos con intereses creados, sin especificar quiénes eran.
Ross Adkin de CNN colaboró con este informe.
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