La NASA prohibió a ciudadanos de China con visas estadounidenses participar en programas de la agencia, una escalada dramática en la carrera espacial entre China y Estados Unidos. Esto ocurre mientras China se prepara para enviar una misión tripulada para aterrizar y, potencialmente, establecer un hábitat en la Luna, algo que ha suscitado una creciente alarma en el Gobierno de Trump.
La nueva política comenzó el 5 de septiembre y, desde entonces, sus efectos se han propagado por toda la agencia, según dos personas en la NASA que hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
El cambio afecta a cientos de científicos e investigadores, muchos de los cuales reciben fondos de la NASA para llevar a cabo su trabajo en ciencia climática, espacio y otras disciplinas.
No está claro si hubo un incidente específico que motivó esta represión. Cuando CNN preguntó a la NASA por qué se tomaron estas medidas, la oficina de prensa de la NASA envió una publicación en X con un fragmento de una reciente aparición del administrador interino Sean Duffy en Fox Business.
“China NO va a la Luna con buenas intenciones”, se lee en la publicación de Duffy. “Estados Unidos llegará allí PRIMERO, preservando la paz tanto para nosotros como para nuestros socios internacionales”.
Los ciudadanos chinos ya no pueden acceder físicamente a las instalaciones de la NASA, participar en videoconferencias con sus colegas de la NASA ni acceder a los recursos de supercomputación de la agencia. El trabajo de supercomputación es esencial para quienes estudian el cambio climático en particular.
Las limitaciones impuestas a estos investigadores están perturbando el trabajo de la NASA y podrían obstaculizar las carreras de los investigadores chinos más jóvenes que vinieron a Estados Unidos para avanzar en su trabajo científico, así como beneficiar a la agencia espacial a través de sus hallazgos, de acuerdo con las fuentes.
Las restricciones también se aplican a la asistencia a reuniones financiadas por la NASA, tanto en persona como en línea. Están resultando en interrupciones adicionales en medio de lo que ya ha sido un período turbulento para los empleados de la NASA desde que el Gobierno ha señalado a la agencia para recortes presupuestarios drásticos y reducciones de personal.
La directiva no está relacionada con el decreto del 28 de agosto del presidente Donald Trump, que designó a la NASA como una agencia con funciones de seguridad nacional, según un portavoz de la agencia.
“La medida interna tomada en la NASA con respecto a los ciudadanos chinos, incluyendo restricciones físicas y de ciberseguridad, es un asunto separado del decreto”, dijo el portavoz a CNN el martes.
Este jueves, la secretaria de prensa de la NASA, Bethany Stevens, fue más específica sobre el alcance de las restricciones impuestas a los ciudadanos chinos que tienen visas estadounidenses, diciendo a CNN: “La NASA ha tomado medidas internas relacionadas con los ciudadanos chinos, incluyendo la restricción del acceso físico y de ciberseguridad a nuestras instalaciones, materiales y red para garantizar la seguridad de nuestro trabajo”.
Las nuevas restricciones, adelantadas por Bloomberg News, llegan en un momento de intensa competencia entre Estados Unidos y China, tanto en la Tierra como en la nueva carrera espacial.
China ha anunciado sus planes de llevar taikonautas —o astronautas chinos— a la superficie lunar por primera vez en 2030, compitiendo con el plan de la NASA de volver a llevar a sus propios astronautas a la superficie lunar a mediados de 2027.
El administrador en funciones de la NASA, Sean Duffy, un estrecho aliado de Trump que también es secretario de Transporte, causó revuelo a principios de agosto al afirmar que había ordenado a la agencia espacial estadounidense acelerar los planes para instalar un reactor nuclear en la Luna con el fin de generar energía para un futuro asentamiento permanente en la superficie lunar.
“Estamos en una carrera hacia la Luna, en una carrera con China hacia la Luna”, declaró Duffy a los periodistas en ese momento, advirtiendo que si otro país supera a Estados Unidos, esa nación podría declarar una “zona de exclusión” que podría frustrar los planes de la NASA de construir una base lunar.
Estas acaloradas discusiones sobre la carrera con China hacia la Luna se producen en un momento en que la NASA está a punto de perder miles de empleados y podría perder miles de millones en financiación.
Al menos 4.000 personas están aceptando ofertas de renuncia diferida del Gobierno de Trump, según dos fuentes familiarizadas con el asunto. El presupuesto propuesto por el presidente para 2026 también recortaría la financiación total de la NASA en un 24 %. Si bien la financiación para el programa Artemis de la agencia para el alunizaje se ha mantenido prácticamente intacta, los recortes incluirían una reducción de casi el 50 % en la financiación científica.
Políticos de ambos partidos han expresado su deseo de asegurar la supremacía estadounidense en el espacio.
“No nos equivoquemos, estamos inmersos en una nueva carrera espacial con China”, afirmó el senador republicano por Texas Ted Cruz, presidente del Comité Senatorial de Comercio, Ciencia y Transporte, en una audiencia del comité celebrada la semana pasada. “El espacio ya no está reservado únicamente para la exploración pacífica. Hoy es una frontera estratégica con consecuencias directas para la seguridad nacional, el crecimiento económico y el liderazgo tecnológico”.
La colega demócrata de Cruz, la senadora Maria Cantwell, de Washington, miembro destacado del comité, añadió que consideraba que las inversiones continuadas en tecnología espacial eran “fundamentales para nuestra seguridad económica y nacional en el futuro”.
“Sabemos que tenemos que volver a la Luna y sabemos que tenemos que hacerlo antes de que China establezca una presencia permanente”, afirmó Cantwell.
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