A los presidentes latinoamericanos parece gustarles hablar ante el público. Lejos de las intervenciones cortas, medidas y protocolares, el púlpito ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York usualmente los llenar de inspiración, y este martes no fue la excepción.
La jornada de discursos abrió, precisamente y después de la apertura de las autoridades de la ONU, con Brasil y Estados Unidos, los dos países más grandes y poblados del continente. Más entrado el día, fue también el turno de los mandatarios de Perú, Uruguay, Chile y Colombia, para completar la participación de países latinoamericanos en la jornada.
Las críticas a Estados Unidos, veladas en el caso de Brasil y explícitas en el de Colombia, opcuparon buena parte del tiempo para los discursos, al igual que la condena de casi todos a la guerra de Israel en Gaza. También, hubo espacio para anuncios de campaña.
A continuación, los principales hitos que dejó la participación de los países de la región en el primer día de 80ª sesión de la Asamblea General.
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, fue el primero en hablar -siguiendo una tradición que da ese privilegio al país desde 1955- y organizó su discurso en base a una serie de mensajes encubiertos que parecieron dirigidos a Estados Unidos.
“Un otrora jefe de Estado fue sentenciado por haber atacado el Estado derecho democrático” dijo Lula da Silva, en referencia al expresidente Jair Bolsonaro, aliado de EE.UU. que acaba de ser condenado por tentativa de golpe de Estado (acusación que Bolsonario niega).
“Fue investigado, inculpado, enjuiciado y se le exigieron cuentas por sus actos, y eso en un proceso muy meticuloso. Cuenta con el derecho a defenderse, algo garantizado. Brasil envió un mensaje a los autócratas en ciernes y a quienes los apoyan: nuestra democracia, nuestra soberanía no se regatea”, dijo, sin nombrar a ningún país.
Durante todo el proceso contra Bolsonaro, Trump se mostró crítico de la justicia de Brasil, la calificó de “cacería de brujas” y puso aranceles del 50 % como medida de presión para evitar la condena a su aliado.
“Las intervenciones unilaterales se están convirtiendo en la norma”, lamentó Lula, una vez más sin nombrar a nadie. “Existe un paralelo claro entre la crisis del multilateralismo y el debilitamiento de la democracia. El autoritarismo se ve fortalecido cuando no actuamos ante los actos arbitrarios”, agregó.
Casi como en una cuidada coreografía, Trump habló inmediatamente después de Lula: “Brasil no está haciendo las cosas bien y seguirá haciendo las cosas mal. Solo podrán avanzar si trabajan con nosotros. Sin nosotros, fracasarán como otros han fracasado”.
“Brasil ahora enfrenta aranceles importantes en respuesta a sus esfuerzos sin precedentes de interferir en los derechos y libertades de nuestros ciudadanos estadounidenses y de otros, con censura, represión, uso político del sistema judicial, corrupción judicial y persecución de críticos políticos en Estados Unidos”, dijo Trump.
Pero a pesar de sus palabras, Trump también destacó la “química excelente” que sintió en un breve encuentro que mantuvo con Lula previo a los discursos de ambos.
“Me cuesta un poco decir esto, porque debo decirles que yo entraba y el líder de Brasil salía. Lo vimos, yo lo vi, él me vio y nos abrazamos”, dijo Trump. “De hecho, acordamos reunirnos la semana que viene. No tuvimos mucho tiempo para hablar, unos 20 segundos”.
Trump agregó que Lula “parecía un hombre muy agradable” y que le “cae bien”. “Yo solo hago negocios con gente que me cae bien. Tuvimos una química excelente. Es una buena señal”, contó.
El presidente de EE.UU. tuvo tiempo también para reunirse brevemente con Javier Milei, el presidente de Argentina, el vecino más grande de Brasil, y le dio su respaldo “al 100 %” para la “reelección”, a pesar de que faltan aún dos años para esos comicios.
“Hemos tenido una relación tremenda con Argentina, que se ha convertido en un aliado fuerte, gracias al presidente Milei”, dijo Trump tras el encuentro.
Milei, cuyo Gobierno enfrentó la semana pasada una escalada del dólar frente al peso que amenazó la reservas estratégicas de divisas de Argentina y busca ahora el apoyo de Estados Unidos, hablará ante la Asamblea General de la ONU en la sesión del miércoles.
Gustavo Petro, presidente de Colombia, fue mucho más directo en sus críticas a Trump y Estados Unidos, y nadie se animaría hablar de una “química excelente” entre ambos.
“Hablo ante ustedes como un presidente descertificado por el mismo presidente Trump, sin que él tuviera ningún derecho a hacerlo, ni humano ni divino, y sin razón mental”, comenzó diciendo Petro ante la ONU, y cargó luego contra el “irracionalismo” de Estados Unidos: “El más poderoso en el mundo no cree en la ciencia. Y eso se llama irracionalismo, y de irracionalismo se llenó filosóficamente Alemania, y hoy de irracionalismo se está llenando Estados Unidos”.
Petro luego se concentró en la escalada de tensiones reciente en el Caribe entre Estados Unidos y Venezuela, y especialmente en las embaraciones presuntamente cargadas de drogas que fueron destruidas por EE.UU. dejando un saldo de más de una docena de personas.
“Lo dantesco de la situación de Palestina no me llevó a pensar que lo mismo, o casi lo mismo, podría ocurrir en el Caribe colombiano, cuando tiran misiles a personas jóvenes desarmadas en el mar”, agregó. “Jóvenes que simplemente intentaban escapar de la pobreza”.
El presidente de Colombia luego pidió que funcionarios de Estados Unidos, incluido Trump, enfrenten “procesos penales” por estas muertes, y criticó en reiteradas oportunidades la política contra las drogas de Washington.
Tantas y tan graves fueron las críticas durante la alocución, que la delegación de Estados Unidos abandonó la sala, según se constató en la transmisión oficial de la ONU.
Hubo un punto en el que casi todos los mandararios de países latinoamericanos que tomaron la palabra este martes, excepto la presidenta de Perú, Dina Boluarte, parecieron coincidir: la condena a la guerra de Israel en Gaza.
Lula da Silva aseguró que los atentados terroristas de Hamas que llevó a cabo en Israel “son indefendibles desde cualquier óptica”, pero condenó la guerra de Israel en Gaza y dijo que era un “genocidio”. “Nada, absolutamente nada lo justifica”, expresó.
Petro, en cambio, cargó contra la ONU por la situación en Gaza y dijo quye la organización “tiene que cambiar ya”.
“Una ONU diferente, humana, debe antes que nada detener el genocidio de Gaza. La humanidad no puede permitir ni un día más de genocidio ni a los genocidas de (primer ministro de Israel, Benjamin) Netanyahu, ni sus aliados en Estados Unidos y Europa dejarlos libres”, dijo.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, pidió durante su intervención ante la Asamblea General juzgar a Netanyahu y dijo que Gaza es “una crisis de la humanidad”.
“No quiero ver a Netanyahu destrozado por un misil junto a su familia, quiero ver a Netanyahu y a los responsables del genocidio contra el pueblo palestino enfrentados a un tribunal de justicia internacional”, señaló.
Mientras que Yamandú Orsi, presidente de Uruguay, pidió a la suspensión inmediata de las operaciones militares en Gaza y aseguró que “el fin nunca justificó los medios”.
“Debemos desterrar aquel viejo precepto de que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Toda guerra es criminal, sin importar dónde ocurra, sin importar el Dios que se invoque”, agregó,
Boric también aprovechó su discurso para anunciar la candidatura de Michelle Bachelet, expresidenta de Chile, a la secretaría general de la ONU, cargo que se elegirá el 2026 en reemplazao del actual secretario António Guterres.
“Michelle Bachelet no solo es una figura ampliamente conocida y respetada en el ámbito global, es una mujer con una biografía profundamente coherente con los valores que inspiran esta organización”, dijo Boric.
Así, entre críticas abiertas y mensajes sugeridos, y bajo la pesada sombra de Gaza, hubo espacio también para la campaña en ese golpeado templo del multilateralismo que es la ONU. Y los presidentes de América Latina que tuvieron la palabra no dejaron pasar la oportunidad.
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