Martin Scorsese y Steven Spielberg ya vieron “One Battle After Another” y se extendieron en halagos hacia ella. Por su parte, la prensa y los críticos han llegado a considerarla no solo “la mejor película del año”, sino “de la década”. Con todos estoy de acuerdo, pero me parece que tanta euforia por lo más reciente de Paul Thomas Anderson llega 25 años tarde.
Antes de entrar en materia, quisiera hacer una aclaración.
Durante estos últimos 25 años, ante la pregunta de cuál es mi director contemporáneo favorito, mi respuesta siempre es PTA, por las siglas de su nombre y la forma que adoptó su público para llamarlo. Y en la categoría de “todos los tiempos”, PTA tiene un puesto asegurado entre Stanley Kubrick y Orson Wells, por nombrar solo a un par.
Sí, mi admiración por este cineasta es infinita. Por eso, me preocupa el hecho de que ahora presenten a “Una batalla tras otra” (su título en español) como la gran sorpresa del año, superando a otras películas que desde Cannes y Venecia venían perfilándose como las mejores del 2025, y que solo se trate de un runrún momentáneo que injustamente vaya perdiendo fuerza a medida que lleguen nuevos títulos a la cartelera.
Ahora enfoquémonos propiamente en la película.
Se trata de un revolucionario de vieja data, interpretado por Leonardo DiCaprio, que después de muchas batallas por la igualdad y la justicia, ahora se solidariza con los inmigrantes que tratan de alcanzar el hoy discutible “sueño americano”. En el camino, su lucha también será por el bienestar de su hija.
“Una batalla tras otra” toca temas candentes de la actualidad, pese a que está inspirada en la novela “Vineland”, del escritor Thomas Pynchon y enmarcada en 1984, año en el que Ronald Reagan, presidente republicano, fue reelegido. Pese a los 40 años de diferencia entre el entonces y el ahora, la película nos plantea qué tanto seguimos repitiendo nuestra historia o si, en definitiva, nunca aprendemos de nuestros errores.
Durante los primeros minutos de la cinta, vemos las famosas jaulas que desde hace mucho se utilizan para la detención de inmigrantes indocumentados. Más adelante, la cámara nos pasea por hogares o negocios de latinos que dan refugio a otros latinos, quienes están obligados a vivir escondidos ante el acecho de las fuerzas de seguridad, representadas por un amenazante pero también patético coronel del Ejército, encarnado aquí por Sean Penn.
La película se mueve entre diferentes géneros y tonos. Hay acción, hay suspenso, hay mucho humor y también reflexión. Pero eso lo viene haciendo PTA desde siempre.
En 1999, nos ofreció “Magnolia”, la que hoy sigue siendo mi preferida entre toda su filmografía y cuyo ímpetu narrativo pocos han igualado. En 2002, con “Punch-Drunk Love”, se la jugó con el lado más vulnerable y menos jocoso de Adam Sandler. Incluso con “Boogie Nights” (1997), una de sus primeras obras, se presentó como una de las voces más originales y potentes de la cinematografía estadounidense.
Volviendo a “One Battle After Another”, Scorsese dijo, frente a colegas suyos del sindicato de directores de Estados Unidos, que se trata de una película “fascinante hecha de forma extraordinaria con actuaciones estupendas en general”.
Por su parte, Spielberg, en una charla con PTA, la describió como una “locura de película”. Además comentó: “Hay más acción en su primera hora que en cualquier otra película que hayas dirigido. Todo es realmente increíble”.
El elenco, en su totalidad, es impresionante.
PTA siempre ha sabido elegir a los actores adecuados para cada personaje, sin importar cuán familiar resulte su cara para el espectador.
Vuelvo a “Magnolia” porque mientras con esa película le regaló a Tom Cruise su tercera nominación al premio Oscar como actor, es difícil olvidar la destacada intervención de un Philip Baker Hall, como conductor de un concurso de televisión, o de la actriz Melora Walters, como una mujer adicta al borde del colapso.
Ese buen ojo y gran sensibilidad que ha demostrado al momento de elegir a sus elencos sale a relucir una vez más con “One Battle After Another”. Estrellas como Leonardo DiCaprio, Sean Penn y Benicio del Toro interactúan con colegas menos conocidos, pero no menos talentosos, como Teyana Taylor y Chase Infiniti.
Este año, en la entrega del premio Oscar, dos de los principales contendientes a Mejor Película me remitieron constantemente al trabajo de PTA. Me refiero a “Anora” (la que terminó llevándose la estatuilla), de Sean Baker, y a “The Brutalist”, de Brady Corbet.
Desconozco si para los directores de estas dos cintas, PTA representa una importante influencia, pero en ambas producciones, siendo tan distantes entre sí, pude notar algunos trazos similares a los de mi director favorito.
Y con esto, llego al tema de la Academia, que si bien ha distinguido a PTA con once nominaciones al Oscar como productor, director y guionista, nunca, repito, nunca le ha dado una sola estatuilla.
Desde hace 25 años ha tenido oportunidades de sobra para hacerlo, pero hasta hoy se sigue negando a ello.
Así que, por esta razón, espero que el runrún por su nueva obra maestra no sea pasajero y se materialice con una barrida de premios el próximo 15 de marzo de 2026, en la entrega número 98 de estos galardones.
“One Battle After Another” se estrena este 25 de septiembre en gran parte de Latinoamérica y el 26 en Estados Unidos.
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