Cómo el atentado contra la banda peruana de cumbia Agua Marina fue un catalizador de la caída de Dina Boluarte

Al filo de la madrugada del viernes, la presidenta de Perú, Dina Boluarte, fue destituida por el congreso por permanente incapacidad moral. Y en el centro de esta nueva crisis política en el país aparece el ataque contra una popular orquesta de cumbia.

Más de 120 votos la declararon no apta para continuar ejerciendo el mando de la nación, debido, entre otros motivos esgrimidos por los legisladores, a la incapacidad del gobierno por combatir la inseguridad ciudadana, la ola de criminalidad organizada y sobre todo los asesinatos a ciudadanos comunes y corrientes.

Era un escenario imprevisible 48 horas antes, pero la historia cambió en la noche del miércoles 8 de octubre, cuando la banda de cumbia Agua Marina, originaria del norte del país, se presentó ante una multitud en el local del Círculo de Suboficiales, Técnicos y Supervisores del Ejército de Perú, ubicado en el distrito de Chorrillos, al sur de Lima. Esa fecha es feriado en el país, y las familias aprovechan para salir a divertirse.

Imágenes captadas por celulares de los asistentes al concierto, y que se hicieron virales en minutos, muestran escenas que parecen sacadas de una película: mientras los artistas llevaban a cabo su presentación en el escenario, se escuchó una ráfaga de disparos, y en el mismo sitio donde estaban cantando, cayeron cuatro de los músicos.

Según la Policía Nacional del Perú, fueron balas de calibre 9 mm, que habrían correspondido a los disparos de un arma automática, disparada por dos sicarios en motocicleta que, en las mismas palabras de general Felipe Monroy, jefe de la Región Policial de Lima, “barrieron“ la parte trasera del concierto que estaba sin vigilancia. La Fiscalía informó que los peritos encontraron señales de 25 disparos y 23 impactos de bala en la pantalla del escenario.

Al escuchar los disparos y ver caer a los músicos, además de un vendedor de cerveza que también resultó herido por los disparos, espectadores e integrantes del personal que acompaña a la orquesta y el que trabaja para los organizadores buscaron protección tirándose al piso o corriendo, literalmente, para salvar sus vidas. Felizmente, lo amplio del espacio contribuyó a que no se formara una estampida humana, lo que hubiese elevado el número de víctimas.

Los heridos fueron trasladados de inmediato a hospitales del seguro social y clínicas privadas, felizmente sin que se hayan producido muertes. Los médicos del hospital “Guillermo Almenar“ aseguraron que ninguno de los pacientes que tenían bajo su cuidado requería cirugía y que estaban fuera de peligro

Tras el atentado contra Agua Marina en la noche del miércoles, las críticas contra el gobierno de Boluarte se acrecentaron y derivaron en al menos cuatro mociones de vacancia presentadas en el Congreso el jueves. Y en la madrugada del viernes, Boluarte no superó la votación y fue destituida.

Ya en oportunidades anteriores, los directivos de Agua Marina habían dado a conocer que eran víctimas de amenazas y de extorsiones por bandas criminales que les exigían grandes sumas de dinero para permitirles trabajar sin atentar contra sus vidas.

Tal modalidad alcanzó su punto más violento con el asesinato en marzo del también cantante de cumbia Paul Flores, parte de la banda Armonía 10, cuya muerte llevó a la declaratoria de estado de emergencia de la ciudad de Lima) y de la provincia constitucional del Callao por el Gobierno de la entonces presidenta Dina Boluarte, como una medida para frenar la ola de inseguridad.

Este lunes, cinco días despúes del ataque a Agua Marina, los músicos de Armonía 10 se presentaron en un concierto en el este de Lima portando chalecos antibalas.

Luego de la vacancia de Boluarte y con el ascenso a la presidencia de Jose Jerí, el grupo Agua Marina emitió un comunicado a través de sus redes sociales, en el que condena “con absoluta firmeza, la conducta de un Estado que abandona a su gente cuando más lo necesita y que solo reacciona cuando se trata de proteger sus propios intereses”. Líneas más abajo, apunta que “un cambio en la presidencia no es garantía de mejora, si el país sigue gobernado por los mismos pactos, la miuras indiferencia y la misma violencia”

El caso de agua Marina se sumó al paro que ese mismo día habían llevado a cabo un grupo de transportistas que exigían al gobierno acciones contra la criminalidad. Según cifras del Ministerio Público de Perú, son 65 los chóferes de autobús que han sido asesinados entre el año 2024, a comienzos de la semana pasada un grupo de transportistas organizó un “apagón de motores” en protesta.

Además de ello el gobierno de Boluarte enfrentaba las marchas de la denominada generación Z, que se iniciaron como una protesta contra la reforma de pensiones, pero que poco a poco fueron aglutinando demandas en una masa crítica que culmina en la exigencia de la salida de Boluarte.

La criminalidad organizada, la altísima desaprobación del Gobierno de Boluarte y del Congreso, la protesta de los transportistas y las demandas de la generación Z formaron, junto con la indignación popular por el atentado contra Agua Marina, una “tormenta perfecta” que se materializó finalmente con la moción de vacancia aprobada el viernes contra Boluarte.

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