Las tensiones entre Afganistán y Pakistán han aumentado en los últimos días con el intercambio de disparos mortales entre estos dos vecinos, lo que ha avivado los temores de un conflicto más amplio.
Los combates se produjeron tras los ataques del jueves pasado en la capital afgana, Kabul, y en la provincia fronteriza de Paktika, que los talibanes atribuyeron a Pakistán, aunque Islamabad no lo ha reconocido oficialmente.
El último estallido coincidió con un viaje histórico del ministro de Asuntos Exteriores talibán, Amir Khan Muttaqi, a la India, rival de Pakistán, lo que generó preocupación en Islamabad.
Los expertos advierten que estos últimos ataques podrían señalar una nueva era de inestabilidad para los vecinos, que han mantenido relaciones estables y estratégicas durante años a pesar de las frecuentes escaramuzas a lo largo de su disputada frontera.
Esto es lo que sabemos sobre la violencia, que provocó pedidos de desescalada por parte de China, Rusia, Arabia Saudita y Qatar, y una oferta del presidente estadounidense, Donald Trump, para negociar la paz.
Los talibanes acusaron a Pakistán de llevar a cabo un ataque “sin precedentes, violento y reprensible” contra objetivos en Kabul y Patika el jueves pasado.
Islamabad no se ha atribuido oficialmente la responsabilidad de los ataques. Sin embargo, durante una rueda de prensa el viernes, el teniente general Ahmed Sharif Chaudhry, oficial militar pakistaní, afirmó que existen pruebas de que Afganistán se está utilizando como base de operaciones para perpetrar atentados terroristas en Pakistán.
Pakistán lleva tiempo acusando a Kabul de albergar al grupo militante Talibán Pakistaní (conocido como TTP), algo que los talibanes afganos niegan.
Pakistán se ha enfrentado a un repunte de la violencia islamista desde que los talibanes tomaron Kabul en 2021, lo que ha envalentonado a los grupos militantes.
El sábado por la noche, los talibanes lanzaron lo que dijeron fueron ataques de represalia contra las fuerzas paquistaníes en varias zonas cercanas a las provincias fronterizas de Kunar y Nangarhar.
Pakistán respondió al ataque, que calificó de “no provocado”, realizando ataques e incursiones físicas contra campamentos y puestos talibanes e instalaciones de entrenamiento y redes de apoyo de terroristas en Afganistán, según un comunicado del ejército.
Los talibanes dijeron que habían detenido su operación militar alrededor de la medianoche tras la mediación de Qatar y Arabia Saudita.
Ambos países afirmaron tener un número de muertos mayor que el que reconoció su vecino.
Pakistán afirmó haber matado a más de 200 talibanes y militantes, una cifra muy superior a las nueve pérdidas reivindicadas por los talibanes.
Mientras tanto, los talibanes dijeron que mataron a 58 soldados paquistaníes, más del doble de las 23 pérdidas declaradas por Pakistán, según Mujahid.
CNN no ha verificado de forma independiente estas cifras.
Pakistán y Afganistán tienen una historia larga y complicada y han protagonizado frecuentes enfrentamientos a lo largo de su montañosa frontera disputada de 2.577 kilómetros, conocida como la “Línea Durand”.
Pakistán fue uno de los principales patrocinadores de los talibanes durante su insurgencia contra el Gobierno afgano a principios de la década de 2000.
Ambos países también son importantes socios comerciales y comparten fuertes vínculos interpersonales.
Pakistán ha acogido a millones de refugiados afganos durante décadas de guerra, aunque ha tomado medidas para expulsar a muchos de ellos en los últimos años, alegando el riesgo de terrorismo.
Pero las relaciones entre Afganistán y Pakistán se han deteriorado en medio de un aumento de la violencia militante contra Pakistán.
El TTP ha resurgido como una de las mayores amenazas a la seguridad nacional del país, habiendo llevado a cabo 600 ataques contra las fuerzas paquistaníes el año pasado, según un informe reciente de la organización independiente sin fines de lucro Armed Conflict Location & Event Data (ACLED).
Tras los ataques del sábado, el ejército paquistaní indicó que, si bien Pakistán prefiere la diplomacia, “no tolerará el uso traicionero del suelo afgano para el terrorismo”.
Pakistán informó el domingo que había cerrado sus dos principales cruces fronterizos con Afganistán.
El Ejército pakistaní señaló que la “grave provocación” ocurrió durante una reciente visita del ministro de Asuntos Exteriores talibán a la India, el principal rival regional de Pakistán. Ambos países libraron un breve conflicto a principios de este año.
Los talibanes e India no ocultaron sus vínculos más estrechos el viernes cuando Nueva Delhi dijo que reabriría una embajada en Kabul y calificó la visita de Muttaqi como “un paso importante para avanzar nuestros lazos y afirmar la amistad duradera” entre los dos países.
Islamabad y Nueva Delhi han “competido sangrientamente por la influencia en Afganistán durante décadas”, dijo a CNN Antoine Levesques, investigador principal de Defensa, Estrategia y Diplomacia de Asia Meridional y Central en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos.
Levesques indicó que la visita de los talibanes a India había sido un “cambio radical” en las relaciones entre India y los talibanes, “aumentando el sentimiento de inseguridad en Pakistán tanto en sus fronteras orientales como occidentales”.
Pakistán ha considerado durante mucho tiempo que las buenas relaciones con Afganistán son clave para contrarrestar a India, razón por la cual continuó apoyando a los talibanes de manera encubierta cuando no estaban en el poder a pesar de apoyar externamente la guerra contra el terrorismo de Estados Unidos y la OTAN, comentó Pearl Pandya, analista senior para el sur de Asia de ACLED.
“Sin embargo, este cálculo no parece haber dado resultado”, dijo Pandya.
Qatar, Arabia Saudita, China y Rusia pidieron una desescalada.
Qatar expresó su “preocupación” por “las posibles repercusiones para la seguridad y la estabilidad de la región” en una declaración a X. Arabia Saudita, que recientemente firmó un pacto de defensa con Pakistán, también pidió “moderación y diálogo”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China declaró el lunes que “espera sinceramente que ambos países se centren en el panorama general… y resuelvan sus preocupaciones mediante el diálogo y la consulta”. Rusia también pidió una solución “por la vía diplomática”.
Pandya dijo que esperaba que China, “que recientemente ha asumido un papel mediador entre Pakistán y Afganistán y tiene intereses económicos en ambos países, mantenga una estrecha vigilancia sobre la situación”.
Los combates también llamaron la atención de Trump, quien se ofreció a negociar la paz.
“He oído que ahora hay una guerra en curso entre Pakistán y Afganistán”, dijo Trump a los periodistas a bordo del Air Force One mientras volaba a Israel el domingo para celebrar el acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza.
“Soy bueno resolviendo guerras, soy bueno haciendo la paz”, dijo Trump.
Si bien la violencia ha disminuido por ahora y ambos países han señalado que desean reducirla, los ataques recientes podrían marcar el comienzo de una nueva era de inestabilidad para los vecinos.
“En el pasado, los episodios cíclicos de tensiones armadas normalmente han remitido una vez que ambas partes han dejado clara su postura”, dijo Levesques, añadiendo que el liderazgo de Pakistán considera a su país como un “proveedor de estabilidad para la región”.
Aunque Islamabad no ha asumido la responsabilidad directa de los ataques aéreos en Kabul, “tal ataque cruzaría una línea roja en sus relaciones”, manifestó Pandya.
Los últimos ataques aéreos en Kabul por parte de una potencia extranjera fueron en 2022, cuando Estados Unidos mató al líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, según datos de ACLED, recordó Pandya.
“En términos del futuro de la relación, mucho dependerá de si esta escalada conduce a un cambio fundamental en cómo los talibanes tratan con el TTP, que es realmente el tema principal”.
El TTP luchó junto a los talibanes contra las fuerzas estadounidenses y de la OTAN, y existe reticencia dentro de los talibanes a reprimirlos seriamente. Queda por ver si los crecientes costos geopolíticos impulsarán una reconsideración por parte de los talibanes.
Joyce Jiang de CNN colaboró con este informe.
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