«Las cosas están bastante mal»: 1 de cada 4 hogares en EE.UU. vive al día

Austin H. no ve la hora de comprar una casa y formar una familia. Pero, por ahora, a sus 34 años, apenas logra salir adelante.

Austin vive con lo justo con cada pago de su salario y casi no puede ahorrar, como millones de estadounidenses que luchan por llegar a fin de mes en una economía cada vez menos asequible.

Peor aún, la empresa de construcción familiar en la que trabaja está a punto de cerrar.

“Voy a quedarme sin trabajo en uno o dos meses, sin red de apoyo”, contó Austin, quien prefirió no compartir su apellido.

Según un análisis del Instituto del Bank of America, publicado esta semana, se estima que el 24 % de los hogares en Estados Unidos vive al día, de cheque en cheque, en lo que va de 2025. Los investigadores del banco analizaron datos internos de sus decenas de millones de clientes y rastrearon cuánto de sus ingresos se destina a necesidades básicas como vivienda, gasolina, alimentos, cuidado infantil y servicios públicos.

Encontraron que el 24 % de los hogares gasta más del 95 % de sus ingresos en esas necesidades, lo que deja poco o nada para cosas “agradables” como salir a cenar o irse de vacaciones, y mucho menos para ahorrar.

Austin, quien tiene una maestría en Bellas Artes, dijo que ha postulado a unos 1.000 empleos en el último año —desde docencia hasta construcción— sin éxito.

“Tener 34 años y vivir de nómina en nómina sin ahorros… las cosas están bastante mal ahora mismo”, dijo.

Austin mantiene a su pareja, una estudiante de Veterinaria, y le preocupa cómo podrán pagar su deuda estudiantil además de todos sus otros gastos.

“Queremos tener una casa y formar una familia, pero no sé cómo lograremos estabilizarnos”, afirmó.

El informe del Bank of America evidencia la economía en forma de K, donde los estadounidenses más acomodados se encuentran mucho mejor que quienes están en la base.

Muchos luchan por subsistir, incluso mientras el presidente Donald Trump desestima las preocupaciones sobre el costo de vida como una “farsa” creada por los demócratas con base en encuestas “falsas”.

Sin embargo, la tasa de aumento de los hogares que viven al día se ha desacelerado significativamente este año. Aunque apenas hubo cambios para los hogares de ingresos medios y altos, el porcentaje de los de ingresos bajos que viven de nómina en nómina aumentó del 27 %, en 2023, al 29 %, según el banco.

“Los hogares de ingresos altos y bajos están viviendo en dos mundos distintos”, dijo a CNN Joe Wadford, economista del Instituto del Bank of America.

El problema es que los salarios de los hogares de menores ingresos no siguen el ritmo de los precios, especialmente ahora que la inflación ha vuelto a acelerarse.

El Bank of America encontró que los salarios después de impuestos aumentaron alrededor de un 2 % interanual en octubre entre los consumidores de ingresos medios, por debajo del 3 % de inflación registrado en septiembre.

El crecimiento salarial de los estadounidenses de ingresos bajos está quedando aún más rezagado: sus ingresos después de impuestos aumentaron apenas un 1 % interanual.

En cambio, los salarios de los hogares de altos ingresos subieron un 4 %, superando con holgura el aumento del costo de vida.

Wadford señaló que la brecha de crecimiento salarial entre los estadounidenses de ingresos altos y bajos no había sido tan grande desde 2016.

Para los millennials como Austin, esa brecha es todavía mayor. Los salarios aumentaron apenas un 1 % entre los millennials de ingresos bajos, frente a un 6 % entre los de ingresos altos.

“Trabajamos a tiempo completo y tenemos títulos universitarios. Y no avanzamos nada”, dijo Austin.

Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon, afirmó que la gran cantidad de hogares que viven de nómina en nómina refleja la “profundización de la crisis de asequibilidad” provocada por cinco años de aumentos de precios que han superado el crecimiento de los ingresos.

Para la economía en general, el riesgo es que muchas familias que apenas logran subsistir y temen por sus empleos empiecen a gastar con mucha más cautela. “Esto podría debilitar los cimientos de una economía impulsada por el consumo”, advirtió Daco.

Esa posibilidad sería especialmente preocupante si aumentan los despidos en un mercado laboral que hasta ahora había sido estable, sin grandes contrataciones ni despidos.

Economistas de Goldman Sachs advirtieron en un informe reciente sobre un creciente “riesgo de deterioro del mercado laboral”. El banco calcula que hay entre un 20 % y un 25 % de probabilidad de que la tasa de desempleo en Estados Unidos aumente al menos 0,5 puntos porcentuales, en los próximos seis meses, frente a solo un 10 % de probabilidad, hace medio año.

Algunos estadounidenses están empezando a atrasarse en sus pagos, especialmente aquellos con puntajes de crédito bajos.

El porcentaje de prestatarios de alto riesgo (subprime) con al menos 60 días de atraso en sus préstamos de auto subió al 6,65 %, en octubre, según Fitch Ratings.

Es el nivel más alto desde que Fitch comenzó a registrar esos datos a principios de la década de 1990, superando el máximo previo de enero y muy por encima de los niveles de la crisis financiera global.

Esta tendencia es una clara señal de estrés financiero, especialmente porque los préstamos de auto suelen ser el último pago que los estadounidenses dejan de hacer.

El Bank of America también ha observado que está aumentando el número de hogares que solo hacen el pago mínimo de su tarjeta de crédito, aunque también crece el porcentaje de usuarios que pagan su saldo total cada mes.

“Es un panorama mixto. Hay algunos signos de salud del consumidor y, sin embargo, entre la minoría de personas que atraviesan dificultades financieras, la presión está aumentando”, explicó Wadford, el economista del Bank of America.

Vanessa Jones, una mujer de 65 años que vive en Davenport, Iowa, tomó un segundo trabajo como enfermera hace dos años porque no podía cubrir sus gastos.

“El costo de vida es demasiado alto. Mis ahorros se agotaron. No he tocado mi jubilación, pero parece que ese será el siguiente paso”, dijo.

Jones, quien cuida a sus dos nietos, fue diagnosticada recientemente con cáncer y acumuló facturas médicas “astronómicas”. Con una deuda médica de US$ 85.000, se declaró en bancarrota.

Jones rechazó los argumentos de los políticos que dicen que no existe una crisis de asequibilidad.

“Las personas que afirman que los precios son más bajos no están comprando su propia comida ni tratando de encontrar el taller más barato para arreglar su auto”, dijo. “Necesitan ponerse en nuestros zapatos.”

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