La mayoría de ciudadanos habilitados para votar en Ecuador le dijeron “cuatro veces No” al presidente Daniel Noboa en un referéndum y consulta popular planteados el domingo para promover reformas legales y la elaboración de una nueva Constitución. Un trago amargo para Noboa después de haber ganado nuevamente las elecciones en abril de este mismo año con una holgada diferencia.
Las preguntas que proponían eliminar la prohibición de establecer bases militares extranjeras en el país y convocar a una Asamblea Constituyente para que redacte una nueva Constitución recibieron un rechazo popular superior al 60 %. Mientras tanto, las preguntas que planteaban reducir el número de asambleístas y eliminar el financiamiento estatal a los partidos políticos lograron más del 50 % del voto en contra.
Tras esos irreversibles resultados y la frialdad de los números, el desconcierto oficial fue lo primero en arribar. En la central de campaña del movimiento oficialista ADN en Quito no hubo nada que celebrar, al igual que en la casa de playa de Noboa en el balneario de Olón, provincia de Santa Elena, donde el presidente recibió los resultados. El mandatario apenas publicó un mensaje en su cuenta de X aceptando la derrota e insistiendo en que su compromiso con el país “se fortalece”. “Estos son los resultados. Consultamos a los ecuatorianos y ellos han hablado”, dijo Noboa en el encabezado de su publicación.
“Ameritaba como mínimo una declaración del jefe de Estado, pero para este gobierno lo accesorio es lo principal. Hoy el país merece más que un meme, merece algo más profundo. El país merece escuchar a su jefe de Estado”, dijo a CNN el exministro de Gobierno y exlegislador Henry Cucalón.
Cucalón sostiene que los ciudadanos se pronunciaron en rechazo a las propuestas de Noboa “porque no hay una verdad absoluta” y afirma que se cometieron “errores crasos” durante la campaña por el referéndum.
“La falta de claridad conceptual de hacia dónde quería ir le pasó factura. La gente quiere cambios, no a cualquier precio, no cartas blancas, no argumentos mal explicados y sin nivel de convencimiento”, insistió.
Casi 14 millones de ecuatorianos estaban habilitados para votar este fin de semana en un referéndum y consulta popular para responder a cuatro preguntas planteadas por el gobierno. Era la tercera vez en un año que los electores en este país sudamericano eran convocados a votar, de manera obligatoria, tras la primera vuelta electoral presidencial de febrero y el balotaje de abril que proclamó la victoria de Noboa.
En semanas previas a las elecciones el gobernante promocionó la idea de que el referéndum se convertiría en una poderosa herramienta para frenar la inseguridad y el narcotráfico. Pero los ciudadanos vieron en su discurso otros matices y en el día de la elección reaccionaron con un voto que ninguna empresa encuestadora logró anticipar.
Para el jurista y decano de la facultad de Derecho de la Universidad San Francisco de Quito, Farith Simon, las consultas populares se convierten en “plebiscitos de popularidad” donde se mide el impacto y la aceptación del gobernante de turno. Por eso dijo a CNN que, aunque Noboa jugó con la idea central de que la inseguridad podía ser aplacada si se votaba por el sí en el referéndum, el desgaste en su popularidad, el incumplimiento de ofertas de campaña y declaraciones impopulares se convirtieron en un problema para sus propuestas.
“Hay cosas que la gente saluda y festeja y cree que es una muestra de autoridad. Hay gente que ve eso como signos de autoritarismo y cree que darle más poder a quien ha mostrado esta cara es peligroso. Es un cóctel de factores la pérdida de credibilidad y el temor al autoritarismo”, agrega Simon.
En eso concuerda el exministro de Gobierno Henry Cucalón cuando señala que los resultados de las votaciones fueron “respuestas a los temores de la gente” en un contexto de polarización y confrontación constante. “Se notaba la estigmatización, los visos de abuso del poder, un manejo comunicacional errático. Despertó desconfianza y falta de credibilidad”, puntualizó.
A eso se sumó la frenética entrega de bonos, el adelanto de aguinaldos, asignación de becas y más ayudas económicas a ciertos sectores de la población en los días previos al referéndum que —a criterio de los analistas— en lugar de ayudar a Noboa, profundizaron la desconfianza.
“Esa tónica de gobierno clientelar la volvió a repetir de forma mucho más agresiva. Se notó desesperación en el tema y falta de claridad; esa ha sido la marca registrada del gobierno”, agrega el exlegislador Cucalón, quien fue ministro de gobierno durante la presidencia de Guillermo Lasso, antecesor de Noboa.
Quien dijo sentirse sorprendido por el resultado, fue José de la Gasca, exministro de Gobierno y hombre cercano a Noboa. Señaló en Teleamazonas que “quizás no fue el momento” para el referéndum y que el gobierno tendrá que responder a las demandas ciudadanas con las herramientas existentes.
“Nos devolvieron a los ecuatorianos la posibilidad de decidir sobre el futuro. Lo que dijo el país expresa un mensaje claro que creo que debe descifrarse, debe leerse con atención en toda la clase política y entender que hay que reflexionar al respecto”, añadió.
En meses anteriores, el presidente Noboa emprendió una cruzada con duros cuestionamientos en contra de la Corte Constitucional, a la que consideró un freno constante para la ejecución de sus políticas, proyectos de ley o decretos en materia de seguridad. La Corte le ha llamado la atención en continuas ocasiones cuando ha detectado que ciertas decisiones gubernamentales se desvían de la Constitución o pueden traer repercusiones negativas para el Estado de derecho.
Noboa, a criterio del jurista Farith Simon, convirtió a la Corte Constitucional en su “chivo expiatorio” al que le atribuyó las responsabilidades sobre la ineficacia de su política de seguridad y por eso teme que tras la pérdida de la consulta popular el mandatario culpabilice de la crisis de violencia e inseguridad al rechazo sufrido en el referéndum.
“Todo lo que haga y no consiga resultados, va a argumentar que es porque le fue mal en la consulta. Dirá que trató de quitar los obstáculos. La pérdida se puede convertir en un instrumento político”, dijo Simon.
Cucalón espera que el Gobierno haga un profundo análisis después de este revés y que logre asimilarlo como el malestar en contra de sus políticas. “Se debe dejar de fomentar la polarización. Todo este gobierno de relatos debe bajar los desniveles y entender los grandes desafíos juntos. Con aciertos y errores. Dejar a un lado esos visos de abuso de poder y llegar a acuerdos mínimos”, sugirió Cucalón.
Ambos juristas concuerdan en que varias de las propuestas en materia de seguridad que Noboa ha señalado no necesitaban obligatoriamente de una costosa consulta popular y referéndum ya que actualmente existen herramientas como los acuerdos militares alcanzados con Estados Unidos en los últimos gobiernos que están vigentes y funcionan en apoyo contra el crimen organizado transnacional. También aseguran que podía plantear reformas parciales y medidas pragmáticas que generen confianza para contener la ola delictiva.
Ecuador ha recibido en los últimos meses el espaldarazo del Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha enviado al país sudamericano a dos de sus más altos funcionarios: la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristi Noem y el secretario de Estado, Marco Rubio.
Ambos llegaron para promover acuerdos en materia migratoria, de inteligencia y seguridad en medio de fuertes tensiones en el Caribe y el Pacífico ecuatorial por la campaña internacional de Trump contra el narcotráfico y los ataques a embarcaciones. En ese contexto, la primera pregunta del referéndum sobre la posibilidad de que bases militares extranjeras puedan establecerse en Ecuador generó un aparente interés de la Casa Blanca, pero la respuesta de los ciudadanos fue contraria a las intenciones de Noboa. La Constitución ecuatoriana prohíbe la instalación de bases militares extranjeras desde 2008.
Noboa emitió continuos mensajes contradictorios sobre los lugares en donde se podrían ubicar eventuales bases militares e incluyó a Galápagos, el patrimonio natural más preciado de los ecuatorianos, como una opción. Dichas conjeturas desataron una serie de críticas y temores en la población y los sectores ambientalistas. Noboa intentó corregir el error y agregó otros dos lugares como opciones en el Ecuador continental: el balneario de Salinas y el puerto de Manta. Pero los expertos coinciden en que fue una reacción tardía.
“Fue una de las preguntas que más daño hizo a la comunicación. Generó un ruido absolutamente innecesario”, dijo Cucalón.
Mientras que el jurista Farith Simon sostiene que durante la campaña por el referéndum estuvo demostrado que la cooperación con Estados Unidos puede continuar y que no necesita como requisito una base militar extranjera. Agrega que la visita de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, dejó claro que puede haber colaboración conjunta. “Sin bases se podía cooperar de forma significativa. Hay oficinas de Estados Unidos que funcionan y son el enlace con el gobierno en temas como el lavado de dinero, tráfico de personas, asuntos migratorios, entre otros”, enfatizó Simon.
Cucalón cree que Ecuador debe seguir manteniendo y fomentando las relaciones con Estados Unidos pues es un aliado que siempre puede ser beneficioso en términos económicos. Insiste en que las relaciones pueden seguir avanzando sin una reforma constitucional y que el presidente tiene herramientas legales suficientes que debe aprender a usar para el beneficio del país.
Simon también añade que los ciudadanos dieron una respuesta negativa al tema de las bases militares extranjeras porque Estados Unidos “no está pasando por su momento más popular” pues el endurecimiento de las políticas migratorias es observado más allá de sus fronteras y eso también genera temor en la población local.
El presidente Noboa tiene ahora la posibilidad de rediseñar su estrategia en la lucha contra el crimen organizado mientras revisa qué tanto se afectó su credibilidad a raíz del revés electoral del fin de semana. La expectativa se centra también en si generará cambios profundos en su gabinete y reconducirá su política de comunicación más allá de las redes y más cercana al ciudadano de a pie.
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