La rica mezcla de tradiciones indígenas e influencias africanas y europeas presentes en la cultura latinoamericana han destacado este año. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el organismo cultural de la ONU, reconoció 10 expresiones culturales de la región como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, una designación que ayuda a fortalecer la identidad y diversidad local, salvaguardar la cultura para generaciones futuras y hacerlas visibles ante el mundo.
La Unesco define el patrimonio cultural inmaterial como un conjunto de “prácticas, conocimientos y expresiones que las comunidades reconocen como parte de su identidad cultural, junto con los objetos y espacios asociados” transmitidos de generación en generación que se adaptan, refuerzan la identidad y el respeto por la diversidad cultural.
Música, artes, técnicas artesanales y celebraciones fueron añadidas a la lista global durante la 20ª sesión del Comité Intergubernamental realizada en Nueva Delhi, en la que se examinaron 67 candidaturas y se eligieron 48.
Impulsado por figuras como Leonor Manzano y Carlitos Rolán, este género popular tiene más de 80 años de historia. El cuarteto ha puesto a bailar a muchos en fiestas de la provincia de Córdoba y en todo el país gracias a sus estilos musicales criollos locales con influencia de inmigrantes europeos. En sus inicios, incluía instrumentos como el piano, violín, acordeón, contrabajo y la voz de un cantante, pero con el tiempo se diversificó hasta incorporar ritmos caribeños y percusión afrolatina.
Actualmente, los bailes de cuartetos convocan a familia y amigos de todos los barrios con orquestas que ocho o más músicos mientras la gente baila en círculos siguiendo el ritmo de la música. “Hoy en día, el cuarteto sigue siendo una expresión cultural importante, con letras que a menudo se centran en la vida cotidiana, el amor y la alegría”, dijo la Unesco.
El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, celebró el anuncio en X diciendo que: “El cuarteto es alegría, es familia, es baile, es identidad. Es cultura viva, hecha de abrazos, de pasos, de estrofas y de sentir que, aunque la vida no venga fácil, siempre hay un ritmo que nos levanta”.
Celebrados los días 25 y 26 de diciembre, el Bram y Sambai navideños se llevan a cabo en la aldea de Gales Point Manatee, en la península de la Laguna Sur, en el centro de Belice.
El Bram comienza el día de Navidad con cantos y danzas de los participantes que se desplazan de casa en casa con instrumentos fabricados por la misma comunidad, como los tambores “gumbay” y “sambai” y anfitriones que ofrecen alimentos y bebidas a los bailarines.
En la danza Sambai, asociada con la siembra de cultivos y el cortejo, los bailarines bailan alrededor de una fogata durante la noche con canciones tradicionales y modernas que tratan temas sociales. La festividad concluye con una danza en circulo que simboliza la paz y la unidad, según la Unesco.
Se trata de la mayor celebración de la ciudad de Sucre. Un evento religioso y cultural que honra a la Virgen de Guadalupe, considerada protectora espiritual. La fiesta tiene lugar cada mes de septiembre, iniciando con el traslado de la imagen de la virgen a la catedral de la ciudad, seguida de oraciones diarias, procesiones con velas y celebraciones de los fieles. Esta festividad, según la Unesco, combina la fe, la música, la danza y el arte tradicional.
El Ministerio de Turismo de Bolivia celebró la noticia y señaló que se trata de un “mérito a su valor histórico, espiritual y cultural”
Esta práctica con más de dos siglos de historia reúne a familias que viajan en caravanas, levantan sus carpas compartiendo su arte y cultura a lo largo y ancho del país para mantener vivo el oficio circense. Quienes dedican su vida a este oficio interpretan múltiples papeles: acróbatas, payasos, magos o maestros de ceremonias.
La Unesco detalló que, aunque “cada circo tiene su propia identidad, ritos y ceremonias, sus miembros comparten un sentido de pertenencia a una amplia familia unida por tradiciones y celebraciones”.
El Gobierno de Chile celebró la inscripción de esta tradición en una publicación en X.
Describir al son cubano en una palabra sería casi imposible. Esta práctica combina música, danza, canto, instrumentos y movimiento. Nació en el oriente de Cuba y es resultado de culturas africanas y españolas y ha permanecido como un símbolo de la isla por su versatilidad para contar historias, bailar y festejar.
Suele interpretarse en parejas o grupos y combina la improvisación con patrones estructurados y letras que abordan la vida cotidiana.
Entre sus figuras más emblemáticas están Benny Moré y Francisco Repilado. Su estructura principal es única: el cantante, conocido como sonero, pronuncia un verso y el coro le responde. Practicarlo requiere de varias personas como cantantes, bailarines, compositores, músicos y luthieres.
Se convirtió en la primera manifestación del país en recibir el reconocimiento de la Unesco. Esta tradición fusiona las creencias indígenas con las prácticas católicas en el municipio de Panchimalco, departamento de San Salvador. La cofradía de Flores y Palmas coincide con el inicio de la época de lluvias y cosecha y fusiona música, bailes, comida y rituales tradicionales, como la procesión de palmas decoradas con flores silvestres.
Los niños suelen vestir trajes típicos hechos a mano y llevan imágenes de la virgen. El Ministerio de Relaciones Exteriores del país dijo que el país se siente halagado de figurar en la lista de la Unesco y se comprometió a salvaguardar esta festividad.
Más de 180 años de historia dan cuenta de la importancia de esta tradición religiosa que se lleva a cabo en los ocho barrios de la alcaldía Iztapalapa, la más grande de Ciudad de México. Se trata de un acto de unidad de fe, unidad y resistencia realizada año con año durante la Semana Santa con residentes que transforman el espacio público para escenificar episodios del Nuevo Testamento.
El organismo de las Naciones Unidas destaca que comenzó cuando la comunidad prometió realizar una procesión en agradecimiento por sobrevivir a una epidemia de cólera en el siglo XIX. Con el tiempo se ha convertido en la representación multitudinaria más grande del país. Tan solo este 2025 atrajo a más de 1,3 millones de personas.
La jefa de Gobierno capitalina, Clara Brugada, dijo en X que se trata de “Un homenaje merecido a las y los habitantes de Iztapalapa y a quienes mantienen viva esta tradición que mueve el corazón de México”.
Esta práctica tradicional fue incluida en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia. La construcción de casas de barro o arcilla es muy común en zonas rurales y semiurbanas en muchas partes del país. Se construyen con una mezcla de tierra de arcilla, heno y fibras naturales, además de manera y pantas que sostienen la estructura.
Esta práctica constituye una manifestación ancestral considerada una expresión de solidaridad comunitaria ya que el proceso de construcción –llamado “junta de embarre” requiere de mucho conocimiento de los materiales locales y del entorno, así como habilidades para mezclar, dar forma y ensamblar los componentes.
La Autoridad de Turismo de Panamá indicó que la inscripción de esta técnica en la categoría de riesgo busca “activar fondos y asesoría técnica para rescatar esta arquitectura amenazada por la industrialización y los cambios demográficos”.
Practicada en lo valles de Ticsani y San Felipe, en el sur del país, esta celebración anual ocurre después de la Semana Santa y marca el final de la temporada de lluvias y el inicio de la cosecha. Grupos de danza conocidos como “ruedas” recorren los pueblos de Cuchumbaya, San Cristóbal y Carumas con música, cantos y danzas.
Los bailarines se mueven en círculos imitando los patrones de vuelo de aves andinas, mientras que las mujeres usan prendas típicas de lana y se mueven en círculos y los hombres zapatean y tocan instrumentos.
Autoridades de Perú expresaron su profundo orgullo por este reconocimiento y señalaron que esta tradición, también conocida como Sarawjatana, “no solo es música y danza: es la voz de nuestros ancestros, la alegría y la resistencia de nuestras comunidades”.
Descrito como una “vibrante tradición festiva”, este género musical y danza tradicional venezolana es fruto de encuentro entre pueblos indígenas, africanos y europeos.
Sus tres instrumentos básicos son el arpa, el cuatro (guitarra pequeña de cuatro cuerdas) y las maracas, aunque también puede incluir el violín y el acordeón.
Las canciones narran historias de amor, naturaleza, el humor y la vida cotidiana y están presentes en celebraciones familiares, reuniones públicas y festivales religiosos o culturales, mientras que, en el baile, las mujeres utilizan faldas largas y floreadas y los hombres visten de blanco y utilizan sombrero.
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