La ofensiva migratoria del segundo mandato presidencial de Donald Trump llegó para cambiarlo todo. Millones de vidas se han visto impactadas por las medidas del Gobierno federal en materia de inmigración. Las detenciones, las deportaciones, las separaciones familiares se han vuelto una constante en el último año.
Este escenario de miedo e incertidumbre, sin embargo, despertó en las comunidades —tanto inmigrantes como población en general— una nueva forma de organización y de hacer frente a la situación actual.
Ya sea a través de grandes redes de ayuda o a partir de asistencia particular, los inmigrantes impactados por la ofensiva migratoria federal han encontrado cierto alivio en situaciones apremiantes, como buscar ayuda legal, encontrar a un ser querido detenido o recibir alertas comunitarias para cuidarse de redadas.
Al inicio del actual mandato de Trump se acumularon cientos de detenciones y deportaciones.
Sin embargo, a partir de junio, el Gobierno inició una estrategia de reforzamiento en la aplicación de las leyes de inmigración en comunidades conocidas por ser hogar de inmigrantes.
El objetivo inicial: Los Ángeles, California. En los primeros días de junio, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) empezaron a realizar redadas de inmigración en la ciudad, lo que desencadenó protestas —algunas violentas — y el despliegue de la Guardia Nacional para contener las manifestaciones.
Desde entonces, el miedo no se ha ido, pero la comunidad inmigrante no tiene más opción que continuar con sus actividades para obtener un sustento de vida, según Jorge Mario Cabrera, director de Comunicaciones de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro de Los Ángeles.
En entrevista con CNN, Cabrera dijo que, según datos recabados por CHIRLA, entre 5.000 y 7.000 personas que han sido detenidas o deportadas en el área de Los Ángeles desde enero de este año.
Frente a esta situación, CHIRLA se ha organizado para brindar diferentes tipos de ayuda. Han llevado actividades diversas, desde religiosas (como la reciente celebración a la Virgen de Guadalupe en favor de los derechos de los inmigrantes) hasta culturales (como el “verano de la resistencia”, una iniciativa de 30 días para dar a conocer los derechos de los inmigrantes y estrategias de organización).
Asimismo, CHIRLA creó un fondo entre julio y agosto que recaudó US$ 800.000. Este dinero, indicó Cabrera, se utiliza únicamente para apoyar en el pago de fianzas de inmigrantes detenidos, que pueden llegar a más de US$ 20.000 (aunque la fianza mínima por ley es de US$ 1.500).
“Sin embargo, esos fondos ya casi están caducando, ya solamente quedan US$ 200.000. Con eso te digo que la necesidad ha sido tanta que esos fondos se han ido acabando poco a poco y, por lo tanto, se están buscando nuevas maneras de recaudación para asegurarse de que ese fondo continúe”, comentó.
En coalición con otras ONG, CHIRLA también entrega comida a inmigrantes y personas en general que lo necesitan, y ofrece “servicios legales de emergencia a muchas familias afectadas” por las medidas de inmigración del Gobierno estadounidense.
“Estamos hablando de, por ejemplo, 7.000 personas que necesitan estos servicios legales a través de nuestras coaliciones, (pero) probablemente se pueden ayudar a entre 500 y 1.000 personas. Es tanta la necesidad y tan poca la disponibilidad de estos servicios que se ayuda a los que se pueden, a los casos más urgentes”, aseguró el director de Comunicaciones de CHIRLA.
Las escenas de Los Ángeles se han replicado en otras ciudades estadounidenses que históricamente albergan inmigrantes —sobre todo latinos/hispanos—, entre ellas Chicago, en el estado de Illinois.
En este estado se encuentra una gran red que le ha hecho frente a la ofensiva migratoria de Trump, y es coordinada por la Coalición por los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados de Illinois (ICIRR, por sus siglas en inglés).
Más de 100 organizaciones forman parte de ICIRR, según Artemio Arreola, director de Enlace Comunitario en la coalición.
Si bien ICIRR ya contaba con el apoyo de estas organizaciones, las promesas de campaña de Trump de deportaciones masivas hicieron que la red se organizara en “equipos de respuesta rápida” a partir de enero en distintas partes de Illinois, señaló Arreola a CNN, y la coordinación de estos equipos aumentó a partir de las escenas caóticas en Los Ángeles y luego en Chicago.
Los equipos de respuesta rápida son grupos pequeños ubicados en pueblos o vecindarios de Illinois que apoyan en diferentes tareas, como dar a conocer los derechos de los inmigrantes o alertar en caso de presencia de agentes federales, dijo el directivo de ICIRR.
“Hemos entrenado como a 30.000 personas en los grupos de respuesta rápida y en el grupo de ojos en la migra”, detalló. “En estos grupos de respuesta rápida aprenden también a identificar si es una redada, si nada más la migra estuvo de pasada, y a poder grabar y documentar caso por caso”, explicó.
Todo es un esfuerzo coordinado. Y la población en general también participa en él. Desde 2011, ICIRR creó una línea telefónica de ayuda para los inmigrantes. No obstante, con el regreso de Trump al poder, la coalición creció su equipo a ocho personas, quienes responden llamadas 12 horas al día de manera continua, indicó Arreola.
En esta línea, la población de Illinois puede avisar que vio actividad de inmigración. El grupo de ojos en la migra (o voluntarios de la red que estén disponibles) se mueve para verificar esa actividad. Si se confirma la presencia de agentes de inmigración, el grupo da aviso a los equipos de respuesta rápida, que entonces comunican esto a las organizaciones de ICIRR y a los funcionarios públicos aliados encargados de mandar la alerta a los residentes.
La línea telefónica también ayuda en otras cuestiones. “Puedes encontrar todos los recursos legales: renovación de DACA, ciudadanías, inclusive apoyos económicos para la vivienda, para los servicios, la luz, el gas. Pusimos todo lo que es la asistencia legal para las deportaciones (…) Las llamadas que también se han registrado bastante son para buscar a la persona porque se llevaron (detenida) y no saben dónde está”, dijo Arreola.
“Hay llamadas en las cuales gente que llama pidiendo apoyo hasta para llevar a los niños a la escuela, para recoger comida, para buscar apoyos. Ahorita están buscando también apoyo económico para las fianzas”, agregó.
La asistencia legal y todas las demás actividades de ayuda son posibles gracias a las alianzas con las más de 100 organizaciones.
“Aunque hemos traído más gente, en realidad te diré que las llamadas han sido récord. Nunca habíamos tenido tantas llamadas, entonces muchas veces la gente se impacienta y quisiese que inmediatamente se le respondiese. Les pedimos que nos entiendan y les vamos atendiendo poco a poco”, agregó Arreola.
Uno de los condados de Illinois más afectados por la ofensiva migratoria de Trump es Cook, que es donde se encuentra la ciudad de Chicago.
Allí, no solo las organizaciones civiles se han agrupado, sino que los funcionarios públicos también se han sumado a las ayudas.
Jessica Vázquez —nacida en Chicago, hija de inmigrantes colombianos que llegaron a EE.UU. en la década de 1980— es comisionada de la junta del condado de Cook por el distrito 8 desde mayo de este año. Desde su cargo público, es parte del equipo de respuesta rápida de la zona Northwest Side de Chicago.
Este equipo fue creado en enero, al tiempo regresaba Trump a la Casa Blanca, y Vázquez es parte de él desde entonces. En esos momentos, ella aún no era comisionada, sino que colaboraba con ICIRR. Sin embargo, al convertirse en la primera colombianaestadounidense en ocupar un cargo público en Illinois (luego de ser designada como comisionada de Cook), llevó su experiencia en temas inmigrantes a su condado.
Entre otras cosas, Vázquez destacó una resolución que la junta de Cook aprobó en septiembre y que “demanda que nuestra comunidad sea notificada cuando agentes están en nuestros edificios”, dijo a CNN.
“Es importante porque, cuando tenemos una notificación, la comunidad ya puede hacer las decisiones adecuadas”, explicó la comisionada de Cook.
Por tanto, las interacciones de este tipo se dan a conocer a los comisionados y ellos a su vez deciden cómo comunican el mensaje a la población. Vázquez, al ser parte del equipo de respuesta rápida del Northewest Side, se apoya en las organizaciones que coordina ICIRR.
El equipo de respuesta rápida de Northwest Side se conforma por más de 500 personas, afirmó Vázquez. Este grupo también ayuda de otras maneras. Una de sus iniciativas se llama “walking school bus”, cuyo objetivo es proteger a la comunidad inmigrante que asiste a escuelas mediante la creación de patrullas vigilantes.
Con esta iniciativa, “lo que primero que hacemos es trabajar con el director de la escuela para saber los horarios. Y luego trabajamos para ver si hay padres que quieren participar en esto. Hay muchísimos padres que son parte de nuestro walking school bus, de la patrulla. Pero si no hay suficientes padres o voluntarios de la escuela, nosotros tenemos, como te dije, muchísimos voluntarios en nuestra red de defensa. Entonces, reunimos a los voluntarios necesarios para proteger y tener gente estacionada alrededor de la escuela, para que ellos puedan ver si hay vehículos o carros que parecen de ICE”, detalló Vázquez.
Al director de la escuela se le informa cuántas personas participarán en los patrullajes, quiénes son y dónde estarán estacionados, con el fin de coordinar las actividades de la forma más segura posible.
“Las patrullas las tenemos en la mañana cuando los padres van a dejar a los estudiantes y durante la salida. Cuando se acaba el día en la escuela y cuando todos fueron recogidos, se va la patrulla”, agregó la comisionada de Cook.
Si las patrullas ven actividad de inmigración, avisan al director de la escuela por mensaje de texto o hacen sonar silbatos. Después, el director debe decidir qué hacer.
Asimismo, la comisionada dijo que desde el equipo de respuesta rápida del Northwest Side se están colectando fondos tanto para apoyar a negocios ambulantes locales (por ejemplo, comprando su mercancía de un día completo para que los inmigrantes que los atienden no salgan a trabajar) como para otorgar asistencia con fianzas.
Vázquez pidió que quien necesite ayuda puede llamar a la línea de ICIRR. Si las personas no reciben respuesta ahí, la comisionada dijo que la población inmigrante puede encontrar apoyo en otras organizaciones, entre ellas The Resurrection Project o Palenque LSNA.
Otras formas de ayuda para inmigrantes han surgido desde iniciativas individuales.
Jorge Ortega, colombiano de nacimiento que ahora es ciudadano estadounidense, ha sido uno de los miles de testigos de la ofensiva migratoria de Trump en Chicago, así como también uno de los afectados indirectos.
Ortega llegó a EE.UU. cuando tenía 5 años y lleva viviendo más de cinco décadas en el país. Es el fundador del Gran Festival Colombiano de Chicago y se dedica en gran parte a los negocios relacionados con la industria del entretenimiento.
El festival se realiza cada año. La edición 2025 fue en julio y, ante los llamados de una posible llegada de las autoridades de inmigración, Ortega tuvo que llevar a cabo planes de emergencia e incrementar la seguridad de último minuto para poder realizar el evento y no perder miles de dólares. Para él, a pesar de ser ciudadano de EE.UU., ocultarse tampoco era una opción, pues muchas personas dependen del trabajo que genera.
Las huellas del paso de ICE que son más evidentes para Ortega se encuentran en los negocios de Chicago, específicamente en restaurantes y vendedores ambulantes de origen latino.
“Los negocios pequeños son los que han estado más afectados (…) Todos tuvieron una temporada bien mala”, aseguró el fundador del Gran Festival Colombiano. “He tratado de apoyar lo más que pueda yendo a varios lugares dos veces, hasta tres veces a la semana, visitando las panaderías, restaurantes”.
El Gobierno de Colombia se ha sumado a Ortega para apoyar a inmigrantes a través de las celebraciones de las novenas colombianas, que reunieron a negocios locales y a la comunidad en general en Chicago para brindar comida o juguetes para niños.
“Para terminar las novenas colombianas, vamos a estar en una iglesia aquí mismo (en Chicago) repartiendo juguete a los niños, vamos a repartir mercados con el consulado colombiano y otras organizaciones, vamos a estar repartiendo mercados a los inmigrantes, a la gente que venga que necesite ese día”, destacó Ortega.
“Esas son las cosas que uno hace aquí en Chicago, ya nosotros lo hicimos durante la pandemia y ahora otra vez, ya tenemos ese sistema”, agregó.
También de forma individual, Aleah Arundale ha sido un punto de apoyo para inmigrantes en Chicago.
Todo comenzó con abrigos y gorros regalados hace tres años. Aleah Arundale, mamá estadounidense originaria de Chicago, fue testigo en primera línea de la llegada de miles de inmigrantes —entre ellos venezolanos— a su ciudad. Arribaron desde Texas, enviados en autobuses como parte de una operación estatal para combatir, entre otras cosas, la inmigración ilegal.
Las temperaturas en esos momentos, recordó Arundale en entrevista con CNN, no daban tregua: “Cuando los inmigrantes empezaron a llamar a mi puerta, ayudarles se convirtió en una nueva misión. Sabes el frío que hace en Chicago. Ves toda esta nieve. El gobernador de Texas empezó a mandar venezolanos en autobús a mi vecindario, a dos manzanas de donde mi hija va a clases de baile. De repente, aparece un autobús y la gente se baja sin zapatos ni abrigos, congelándose y sin saber dónde están”.
Regaló abrigos, gorros, ropa en general que la gente necesitara. Su casa, como ella misma dice, se convirtió en un “centro de donaciones las 24 horas” del día.
Sin embargo, desde entonces, las necesidades han cambiado por el nuevo enfoque hacia la inmigración ilegal del actual Gobierno de Trump. Arundale, que es partidaria de Trump, ya no solo apoya con ropa, sino que brinda apoyo en diferentes frentes.
“Es como una línea de ayuda. ‘Aleah, ayúdame, me deportaron’. ‘Mi auto está en el depósito, pero tiene todas mis cosas personales y vale unos US$ 4.000. Necesito que vayas a buscar mi auto al depósito para que podamos venderlo y así tener dinero para enviar a Venezuela’”, relató Arundale sobre algunas peticiones de ayuda que recibe ahora.
Arundale es la creadora del grupo de Facebook “Immigrants HELPING Immigrants”, que hasta ahora tiene más de 1.200 miembros. Se trata de una comunidad activa para compartir información que pueda ser de ayuda para la población inmigrante.
“Este es un gran lugar donde los nuevos inmigrantes pueden venir para obtener información útil y compartir consejos útiles que han aprendido”, se lee en la descripción del grupo.
Da clic aquí para conocer la historia completa de Aleah Arundale.
Otro caso que mostró cómo las personas están ayudando a los inmigrantes es el del chef Ruperto Vicens Márquez, quien estuvo detenido casi un mes en el centro de detención migratorio Delaney Hall, ubicado en Newark, Nueva Jersey.
Vicens Márquez, originario de México, sabía que su caso, así como el de miles de inmigrantes más, podía tener resultados adversos tanto para él como para su familia. Pero hubo algo que no solo le dio esperanza a él, sino a las personas que estaban detenidas en el mismo centro: el apoyo de su comunidad, algo que el cocinero mexicano califica como un “milagro”.
Lleva una década viviendo en Atlantic Highlands, una pequeña comunidad en la costa de Nueva Jersey. Ahí, dirige el restaurante Emilio’s Kitchen junto a su hermano y socio, Emilio Vicens Márquez.
Esa pequeña comunidad de la costa este de EE.UU. fue la que salió en apoyo del chef Ruperto, incluida la alcaldesa en funciones.
Desde la detención de Ruperto, decenas de vecinos se volcaron en su apoyo, tanto económico como en acciones de protesta pacífica en la comunidad. La alcaldesa de Atlantic Highlands, Lori Hohenleitner, fue una de las personas en la primera línea de apoyo: visitó a la familia Vicens Márquez para acompañarlos en el proceso y también fue la organizadora de una campaña de GoFundMe que buscaba recaudar dinero para apoyar con los gastos legales.
Hohenleitner también fue de las primeras en difundir la detención del “querido chef” Ruperto, compartió actualizaciones de la situación y llamó al apoyo de manera constate.
La comunidad estaba “cambiando la percepción hacia muchas personas como yo, muchas personas que vienen aquí (a Estados Unidos), y pues la imagen que tenemos nosotros como hispanos en este momento no es de lo mejor”, recalcó Vicens Márquez a CNN.
“Me conmovía demasiado el saber que había mucha gente (afuera apoyando) y eso también me daba al mismo tiempo ganas de continuar (…) Eso me hacía también decirles muchas veces en la habitación: ‘No estamos solos, creo que hay posibilidades, hay gente que sí nos quiere, hay gente que se da cuenta’. Y entonces pues me ayudaba a sembrar un poquito de esperanza en otras personas y a mí también me daba mucha esperanza”, mencionó el chef originario del estado mexicano de Puebla.
Lee aquí la historia completa del chef Ruperto.
Así, mientras inicia un nuevo año con la incertidumbre de cómo seguirá la dura política migratoria en EE.UU., las comunidades apuestan a su propia fortaleza para hacer frente a la situación.
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