Cada año, en pleno verano, cientos de trabajadores de la construcción e ingenieros de Hong Kong suben unos 200 escalones hasta el Ching Lin Terrace en el barrio costero de Kennedy Town.
Se reúnen en uno de los templos de la ciudad para honrar a Lo Pan, un legendario carpintero chino de la dinastía Zhou y santo patrono de los constructores y contratistas.
Incluso en el calor sofocante, los trabajadores se apiñan, con inciensos en las manos, en el vestíbulo del pequeño templo. Hacen reverencias, cantan consignas en honor al cumpleaños del dios de la construcción y rezan para que haya un año estable de trabajo.
“Siempre le digo a la gente que Lo Pan es como nuestro Miguel Ángel. Es diseñador, arquitecto e ingeniero”, dijo Lawrence Ng, presidente de la Asociación de Subcontratistas de la Construcción de Hong Kong, que representa a los profesionales de impermeabilización, metalurgia y andamios de la ciudad, entre otros.
“Debemos rendir homenaje a los trabajadores que hicieron esto antes que nosotros, y Lo Pan es nuestro ‘sifu’ (maestro)”.
Rendir culto a Lo Pan ha adquirido un significado particular en la precaria economía actual, añadió Ng.
Desde la pandemia de covid-19, la ciudad ha visto una disminución en los proyectos de construcción a gran escala, dejando a muchos trabajadores sin un empleo estable a largo plazo. Entre ellos se encuentran los “hombres araña” de la ciudad: miles de trabajadores de la construcción expertos en la antigua técnica de andamios de bambú.
En una pendiente detrás del templo de Lo Pan hay un imponente edificio residencial cubierto, en lo que es una vista familiar para aquellos que han caminado por las calles de Hong Kong: postes de tallos de bambú dispuestos en una peculiar formación en forma de cuadrícula.
Las estructuras entrecruzadas, en las que cada poste está sujeto con amarres de nailon, son omnipresentes en el denso paisaje urbano vertical de la ciudad. Estos andamios se erigen en rascacielos, de cientos de metros de altura, y están cubiertos con mallas de seguridad de tela que forman coloridos capullos de colores verde, azul y púrpura.
Artefactos de bambú más pequeños a menudo sobresalen de las ventanas o cubren los equipos de aire acondicionado y los balcones.
Los andamios de bambú no solo se utilizan en la construcción de nuevos edificios, sino también en la renovación de miles de rascacielos y viviendas históricas (“tong lau”) cada año.
Los orígenes de esta técnica china, popular en Hong Kong, se remontan al menos a la dinastía Han, hace unos 2.000 años. El método también se usó ampliamente en China continental hasta que en la década de 1990 las regulaciones gubernamentales comenzaron a exigir andamios de acero y aluminio, para así estar de acuerdo con las normas internacionales.
El bambú, sin embargo, siguió siendo el material de referencia en Hong Kong, y se ha utilizado para construir algunos de los rascacielos más altos de la ciudad, como la sede del banco HSBC, diseñado por el arquitecto Norman Foster, y partes del Centro Financiero Internacional de 88 pisos.
Además de ayudar a desarrollar las estructuras modernas de Hong Kong, el bambú también ha desempeñado un papel integral en la construcción de teatros temporales de ópera cantonesa.
Estos teatros tradicionales, hechos completamente de bambú, se construyen para ocasiones especiales como los cumpleaños de las deidades locales o el Festival de los fantasmas hambrientos.
Los andamios, a su vez, se han convertido en parte del lenguaje visual de la ciudad. Al ser liviano, moldeable y relativamente asequible, el bambú contrasta con su equivalente principal, el metal.
“El acero es relativamente rígido y fuerte, pero es menos flexible que el bambú”, dijo Goman Ho, ingeniero estructural de la firma de ingeniería británica Arup, que tiene más de tres décadas de experiencia supervisando el desarrollo de edificios altos en la ciudad, incluido el Centro Cheung Kong de 283 metros de altura.
“El bambú, por otro lado, requiere de un trato de artesanía”, agregó. “Puedes construir muchos andamios hermosos de maneras en las que nunca habrías pensado”.
Ya sea en la construcción tradicional o moderna, el manejo de los postes largos de bambú requiere habilidades e intuición específicas, que pueden tardar meses o años en lograrse.
“A veces la gente pasa uno, dos, tres o incluso cuatro años aprendiendo la técnica de fabricación de andamios de bambú y puede que no se conviertan en maestros”, dijo Ho Ping-Tak (sin parentesco con Gorman Ho), presidente del Sindicato de Trabajadores de Andamios de Bambú de Hong Kong y Kowloon.
“Pero con el metal, los requisitos técnicos son menores. Si tienes la fuerza, generalmente puedes cumplir con los requisitos en un tiempo mucho más corto”.
El bambú, el miembro más grande de la familia de las gramíneas, es combustible, susceptible al deterioro y más débil al estar expuesto a la lluvia, lo que plantea dudas legítimas sobre su durabilidad, dijo Gorman Ho de la firma de ingeniería Arup.
“Necesitamos encontrar formas de solucionarlo”, expresó sobre estos desafíos, sugiriendo que los postes podrían recubrirse con epoxi o con una solución plástica para evitar la erosión.
“Es una cultura que debemos preservar”, agregó Ho.
Pero mantener viva la tradición es un desafío. La industria tiene una fuerza laboral que está envejeciendo: muchos, como Leung Siu Wai, de 78 años, que se encuentra dentro de las decenas de trabajadores de los andamios de bambú que honran a Lo Pan, están ya cerca de la jubilación. También faltan nuevos talentos, dijo Lawrence Ng.
“Es difícil lograr atraer a los jóvenes”, agregó. “Los jóvenes en Hong Kong no quieren hacer un trabajo físicamente exigente o un trabajo que les dé una identidad con la que se sientan incómodos”.
Las discusiones sobre la protección de la práctica resurgieron a principios de este año cuando la Oficina de Desarrollo del Gobierno de Hong Kong anunció que el 50 % de los nuevos proyectos de edificios públicos erigidos a partir de marzo necesitarán usar andamios de metal para “proteger mejor a los trabajadores” y alinearse con los estándares de construcción modernos de las “ciudades avanzadas”.
El aviso provocó preocupación entre algunos residentes de Hong Kong, a pesar de que la política solo afectará a “uno o dos nuevos proyectos de construcción” este año, según el comunicado.
Más tarde, la oficina le confirmó a CNN que solo un proyecto público se vería afectado en 2025. No obstante, algunos residentes han recurrido a las redes sociales para lamentar lo que creen que podría ser el comienzo del fin de los andamios de bambú.
“Esta es tu señal para filmar andamios de bambú mientras puedas”, escribió un camarógrafo de Hong Kong en una publicación de Instagram que obtuvo más de 20.000 me gusta. “Verdaderamente una de las maravillas silenciosas de Hong Kong. Y pronto, será parte del pasado”.
La técnica de construcción histórica también ha sido celebrada en el escenario mundial, fue presentada como parte del pabellón de Hong Kong en la Bienal de Venecia de este año, la exposición de arquitectura más grande del mundo.
En mayo, se construyó un extenso andamio de bambú en el patio del Campo della Tana de Venecia, como parte de una exhibición que explora los diversos y a menudo yuxtapuestos aspectos de las áreas públicas en Hong Kong, con un enfoque en el patrimonio que quizás pueda verse amenazado.
Los curadores de la exhibición dijeron que su propuesta para el pabellón se finalizó en enero, dos meses antes de que el gobierno anunciara su decisión de adoptar la utilización de más andamios metálicos en la construcción.
“Como mínimo estábamos sorprendidos porque habíamos planeado esto sin saber que (el anuncio del Gobierno) se avecinaba”, dijo Ying Zhou, arquitecto y uno de los curadores.
“Así que de inmediato, pensamos: ‘Oh, ¿qué dice lo que hemos fabricado ahora?’ Adquiere un tipo de importancia completamente diferente, especialmente cuando lo llevamos a un lugar como Venecia”.
Once “sifus” o maestros de bambú viajaron a Venecia para construir la estructura. Al verlos en acción, los homólogos italianos de Zhou quedaron impresionados por cómo se ensambló el material de manera tan rápida y precisa, sin muchos cálculos.
“Estas tecnologías premodernas nunca se reconocen en un mundo estandarizado, porque existe el acero, el concreto, tienes números que son calculables”, dijo.
“Y aquí tenemos algo que incluso los italianos dicen: ‘Oh, necesitamos que su ingeniero estructural lo certifique’”.
Over Chan, de 36 años, un trabajador de andamios de bambú que construye estructuras para trabajos de reparación externos afirma que las recientes discusiones en toda la industria sobre accidentes fatales en sitios de construcción han provocado una mayor intervención del gobierno. (Hubo 24 muertes relacionadas con andamios de bambú desde enero de 2018 hasta agosto de 2025, según el Departamento de Trabajo de Hong Kong).
“Cuando comencé como trabajador, ni siquiera teníamos que usar camisas, pero ahora estamos obligados a usar nuestro uniforme, tener buenos modales, etc., lo que en última instancia nos permite superar a la competencia”.
“El bambú no es inseguro”, dijo Ho, presidente del sindicato, enfatizando la importancia de que los trabajadores se sujeten a las estructuras de madera.
“Está bien usar andamios de metal, no estamos diciendo que los andamios de metal sean una técnica que compita con la nuestra, pero si (el Gobierno) hace un anuncio sin mucha explicación… le da al público la impresión errónea de que el bambú no es seguro, lo que tiene enormes implicaciones”.
La Oficina de Desarrollo de Hong Kong le dijo a CNN que la incorporación de andamios de metal es solo una de las muchas maneras de mejorar la seguridad de cualquier lugar de obra o construcción.
“Siempre que se cumplan los requisitos legislativos pertinentes sobre andamios de bambú y andamios de metal, ambos son seguros”, dijo la oficina en un correo electrónico, y agregó que el Gobierno “no tiene intención de eliminar gradualmente la adopción de andamios de bambú”.
Muchos proyectos de construcción a gran escala en Hong Kong ya incorporan un híbrido de andamios de bambú y acero, dijo el líder sindical Ho, para ello se utilizan barras de metal fijadas al suelo que sostienen estructuras de madera ubicadas a una mayor altitud.
Él calcula que actualmente el 80 % de los andamios se montan con bambú, mientras que el 20 % usa metal o un híbrido de materiales.
Chan, que sigue entusiasmado y optimista sobre el futuro del oficio, dijo que ha comenzado a tomar cursos sobre andamios de metal para destacarse en la fuerza laboral, a pesar de que cree que el bambú no va a desaparecer.
“En los últimos años, en Hong Kong, se ha sentido que existe la necesidad de preservar lo que queda de la identidad de la ciudad”, añadió.
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