Estados Unidos ha suspendido parte del financiamiento para su programa insignia de ayuda contra el SIDA, según organizaciones internacionales y miembros del Congreso que advierten que los recortes ya están perjudicando a los pacientes y deteniendo proyectos que son cruciales a nivel mundial.
El alcance total de los recortes presupuestarios relacionados con el trabajo de ayuda contra el VIH/SIDA financiado por EE.UU. es muy poco claro, y el Congreso todavía está luchando contra las propuestas de recortes presupuestarios de la Casa Blanca y la retención de miles de millones de dólares en fondos.
PEPFAR, formalmente llamado el Plan de Emergencia del Presidente de Estados Unidos para el Alivio del SIDA, es reconocido por haber salvado más de 26 millones de vidas en las últimas dos décadas y prevenir millones de infecciones por VIH, particularmente en África.
Solo el año pasado, cifras gubernamentales muestran que PEPFAR proporcionó medicamentos antirretrovirales para salvar las vidas a 20,6 millones de personas. También sirvió de apoyo a más de 342.000 trabajadores de la salud para ofrecer tratamientos contra el VIH, atención preventiva y servicios de apoyo, fortaleciendo los sistemas de salud en más de 50 países.
El financiamiento para este programa histórico —establecido en 2003 por el Gobierno de Bush— fue implementado principalmente por USAID, que el presidente Donald Trump desmanteló a principios de este año tras un congelamiento de la ayuda exterior. Posteriormente, el Departamento de Estado de EE.UU. emitió una exención para exceptuar los servicios que salvan vidas de ese congelamiento, incluidos los de PEPFAR, y trasladó las operaciones al ámbito del Departamento de Estado.
Pero las organizaciones sin fines de lucro están alertando que los proyectos de VIH/SIDA han sido terminados de todos modos. Y sin USAID, la implementación de muchas iniciativas planificadas también se ha estancado. Dicen que tales recortes están interrumpiendo gravemente la atención médica de los pacientes en África, Asia y América Latina, lo que amenaza la lucha global contra la enfermedad.
ONUSIDA, la agencia de las Naciones Unidas que trabaja para acabar con el SIDA, ha citado ejemplos en todo el mundo de desabastecimiento de medicamentos, recortes de personal en clínicas de VIH/SIDA, suspensión de servicios comunitarios de divulgación y “niveles crecientes de estigma, discriminación y tasas de mortalidad” tras los recortes de fondos de EE.UU.
Las suspensiones han causado importantes interrupciones en la respuesta al VIH en decenas de países, incluidos Uganda, Filipinas y Tanzania, según la agencia de la ONU.
Las personas que viven con VIH omiten y racionan dosis de medicamentos antirretrovirales, lo que crea las condiciones para que surjan cepas de VIH resistentes a los medicamentos, según la organización sin fines de lucro Médicos por los Derechos Humanos, que recopiló testimonios de interrupciones en la atención médica de personas en Tanzania y Uganda.
Médicos Sin Fronteras ha advertido que “PEPFAR enfrenta un futuro incierto” y que la cancelación de proyectos tras el desmantelamiento de USAID ya tuvo un impacto sobre el trabajo humanitario.
“El alcance del trabajo de PEPFAR ya se ha reducido drásticamente desde enero, cuando el Departamento de Estado restringió su labor en áreas clave de prevención, tratamiento, atención y apoyo del VIH”, dice el comunicado de Médicos Sin Fronteras, lo que contradice las repetidas afirmaciones del gobierno estadounidense de que se está preservando la ayuda vital.
“Los recortes no solo afectan las actividades del programa y los suministros médicos; están paralizando la columna vertebral logística de la atención del VIH. El transporte para distribuir suministros prácticamente ha desaparecido”, dijo la representante de la organización en Zimbabwe, Zahra Zeggani-Bec.
World Vision, una organización cristiana internacional centrada en la pobreza y el desarrollo, dijo a CNN que tenía un gran programa de PEPFAR en Kenya que fue cancelado.
“Ese (programa) se centraba principalmente en huérfanos y niños vulnerables y actividades de prevención”, dijo Margaret Schuler, directora de impacto de World Vision. Schuler señaló que fue sorprendente que “lo que se habría considerado ‘programas que salvan vidas’ fueran cancelados”, incluidos otros programas de World Vision relacionados con la atención médica y el control de enfermedades.
Los datos de informes de PEPFAR han estado fuera del alcance del público durante meses, lo que significa que hay poca claridad sobre las actividades actuales del programa. Un mensaje en el sitio web del Gobierno dice que está “en proceso de actualización”. Las fechas de publicación de los informes de datos de PEPFAR para 2025 están todas listadas como “TBD” (por determinar).
Un portavoz del Departamento de Estado dijo a CNN que “la recolección de datos está en curso para capturar las últimas actualizaciones de la programación”.
ONUSIDA dijo en un informe en abril que, entre 70 de sus oficinas en países, 28 (40 %) habían presenciado el fin de los servicios dirigidos por la comunidad debido a los recortes de fondos estadounidenses. Mientras tanto, 21 (30 %) reportaron que los servicios de ONGs internacionales habían sido detenidos.
Parte de ese trabajo puede haberse reanudado, pero es imposible determinar cuánto, dada la falta de datos sobre el presupuesto, los servicios contratados y “lo que realmente se ha entregado”, dijo Charles Kenny, investigador principal del Center for Global Development, un centro de estudios con sede en Estados Unidos y el Reino Unido.
Él escribió en un análisis sobre el estado de las operaciones de ayuda estadounidense que “en este momento, el Congreso y los contribuyentes no tienen visibilidad sobre lo que el sistema de asistencia exterior está tratando de lograr, y mucho menos si eso está sucediendo”.
El Secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado que PEPFAR es un programa importante y que salva vidas y que continuará, dijo un portavoz del Departamento de Estado a CNN, quien agregó que Rubio “también ha dicho que PEPFAR, como todos los programas de asistencia, debe reducirse con el tiempo a medida que son efectivos en lograr su misión”.
La semana pasada, el Departamento de Estado anunció un compromiso conjunto con el Fondo Mundial para comprar el medicamento lenacapavir, una inyección de prevención del VIH que solo debe administrarse dos veces al año, de la compañía biofarmacéutica estadounidense Gilead Sciences. PEPFAR distribuirá el medicamento en ocho a doce países con alta carga de VIH en 2026, con un enfoque en reducir el número de nuevas infecciones de VIH en madres embarazadas y lactantes, según un comunicado del Departamento de Estado.
La Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por las siglas en inglés) ha liberado solo cerca de la mitad (US$ 2.900 millones) de los US$ 6.000 millones asignados por el Congreso para la financiación de PEPFAR en 2025, según documentos presupuestarios en un sitio web sin fines de lucro que rastrea la OMB.
Un asistente del Congreso expresó su preocupación de que el documento presupuestario incluyera miles de millones de dólares de los fondos de este año como parte del año fiscal 2026, lo que el asistente describió como atípico.
Un experto en presupuestos dijo a CNN que la asignación de PEPFAR para 2025 parece “extraña” en comparación con los documentos de años anteriores, que normalmente especifican cuánto dinero va a cada departamento gubernamental involucrado en PEPFAR. Para este año, los fondos liberados están listados como “no asignados” y condicionados a un plan de gasto que debe ser acordado por la OMB y el Departamento de Estado. Esos planes de gasto no están disponibles públicamente.
La fuente también dijo que colocar los fondos en el año fiscal 2026 al menos indica que la OMB no está dispuesta a gastar el dinero de PEPFAR ahora, y podría ser un intento de “ralentizar” el financiamiento.
Otro asistente del Congreso dijo a CNN que el Congreso no tiene una imagen clara debido a un retraso en la información que la Casa Blanca debe dar al público. Es posible que el financiamiento de 2025 aún sea liberado en las próximas semanas y meses.
El panorama de los flujos de financiación sigue siendo confuso, y esto ocurre después de que el Gobierno de Trump intentara recuperar US$ 400 millones de PEPFAR. Esa propuesta fue cancelada tras la oposición bipartidista en el Senado. Sin embargo, no todos esos fondos habían sido liberados, dijo la principal asignadora de fondos del Senado, Susan Collins, republicana de Maine, en un comunicado a CNN la semana pasada.
“La OMB está bloqueando el financiamiento para PEPFAR, uno de los programas de salud global más exitosos de la historia”, dijo Collins. “Los fondos de PEPFAR simplemente no están llegando a quienes los necesitan, como lo confirman quienes están en el terreno”.
La demócrata de mayor rango en el Comité de Asignaciones del Senado, la senadora Patty Murray de Washington, ha señalado directamente al director de la OMB, Russell Vought. “Incluso después de prometer a los legisladores republicanos que el programa sería protegido, él ha recortado una gran parte de los fondos proporcionados por el Congreso para PEPFAR”, indicó.
“La ley es clara como el agua: la totalidad de los fondos proporcionados por el Congreso debe ser utilizada para el trabajo que PEPFAR realiza día tras día. Cuanto más se obstruyan y retrasen estos fondos, más personas morirán innecesariamente”, dijo Murray a CNN en un comunicado.
CNN se ha puesto en contacto con la OMB para obtener comentarios, pero hasta ahora no ha recibido respuesta.
Por otro lado, la semana pasada, Trump notificó al Congreso que planeaba cancelar US$ 4.900 millones en ayuda exterior ya aprobada para este año, lo que generó críticas de legisladores de ambos partidos que cuestionaron la legalidad de la medida. La Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. dice que las rescisiones tan tarde en el año fiscal son ilegales.
El miércoles pasado, un juez federal dictaminó que, sin la aprobación del Congreso, el Gobierno no puede decidir retener fondos de ayuda exterior presupuestados federalmente que expirarán al final de este mes.
Pero la Casa Blanca está llevando a cabo un intento en múltiples frentes para lograrlo tanto en los tribunales como en el Capitolio, y Trump pidió el lunes a la Corte Suprema que interviniera nuevamente en la disputa.
Con información de Sarah Ferris, Jennifer Hansler y Katelyn Polantz, de CNN.
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