El dilema de los drones en EE.UU.: cómo las Fuerzas Armadas más avanzadas intentan mantenerse al día

El futuro de la guerra se parecía mucho a jugar un videojuego. Los soldados se pusieron gafas de realidad virtual y luego con sus dedos movieron los controles que tenían en las manos. Un pequeño dron despegó para responder.

El mes pasado, en una base militar en Texas, soldados estadounidenses se entrenaron en cómo operar pequeños cuadricópteros, del tipo que ahora domina el campo de batalla en Ucrania y que cada vez más es el arma preferida por los combatientes de todo el mundo.

Con un explosivo incorporado, un dron que cuesta menos de US$ 1.000 puede destruir un tanque que vale millones.

Para los soldados en Fort Bliss en El Paso, miembros de la Compañía de Reconocimiento Multifuncional, Regimiento de Caballería 6-1, la tecnología y las tácticas aún eran nuevas. Y para las fuerzas armadas de EE.UU., eso es un problema.

La invasión de Rusia a Ucrania ha impulsado una oleada de evolución en la guerra utilizando drones, tanto así que Estados Unidos, con uno de los complejos militares e industriales de defensa más avanzados del mundo, se quedó atrás. La mayoría de los soldados estadounidenses carecen de los conocimientos necesarios para luchar con sistemas no tripulados, y aunque Estados Unidos se ha destacado en la construcción de armamento pesado y costoso (como aviones de combate, tanques, misiles guiados de precisión), en muchos sentidos no está preparado para producir rápidamente grandes cantidades de sistemas pequeños y baratos, como son los drones.

Los funcionarios de defensa ahora se apresuran a ponerse al día.

En julio, el secretario de Defensa Pete Hegseth distribuyó un memorando a los líderes de mayor rango con el objetivo de acelerar la adopción del uso de drones por parte de las Fuerzas Armadas estadounidenses. En los últimos meses, los soldados estadounidenses comenzaron a construir e imprimir drones en 3D y a entrenar en simuladores que recuerdan a los videojuegos, para aprender a guiar pequeños sistemas a través de ventanas, esquinas o hacia la escotilla de un tanque enemigo.

“Este no es un problema del mañana. Este es el problema de hoy”, le dijo a CNN el general de división Curt Taylor, comandante de la 1ª División Blindada del Ejército de Estados Unidos, en una conferencia del Ejército en Alemania en julio. “Y la primera batalla de la próxima guerra involucrará más drones de los que cualquiera de nosotros haya visto”.

Líderes y analistas de la industria dijeron que si bien las unidades militares están trabajando para ponerse al día, Estados Unidos aún enfrenta obstáculos de fabricación para igualar las capacidades y la producción de países como China. Uno de los problemas principales es que las armas estadounidenses no pueden contener piezas chinas por motivos de seguridad, pero las alternativas de las piezas nacionales son mucho más caras.

Ucrania se ha ofrecido a ayudar en la producción de drones, ya que los funcionarios de Kyiv han tratado de consolidar lazos más profundos con Washington para garantizar la seguridad de Ucrania en el futuro. Aunque Washington ha enviado miles de millones en armas a Ucrania, Kyiv ahora ve su oportunidad de enviar algo a Estados Unidos.

Durante una visita a la Casa Blanca el mes pasado, el presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky le propuso al presidente Donald Trump un acuerdo de US$ 50.000 millones para suministrar y coproducir drones con EE.UU.

Zelensky les dijo a los periodistas que el programa, que no se ha concretado, entregaría anualmente 10 millones de sistemas de dispositivos no tripulados durante cinco años.

“Especialmente en los últimos seis meses, ha habido algún tipo de cambio radical en la percepción de cómo funcionan los drones y el desarrollo de la industria”, le dijo a CNN Mykhailo Fedorov, vice primer ministro de Ucrania que encabezó la iniciativa en tiempos de guerra de su país para comprar y producir drones en masa.

Fedorov dijo que ha notado un aumento en la demanda de los datos que tiene Ucrania sobre drones, entre los que se incluyen decenas de miles de videos de cámaras de drones que muestran ataques exitosos contra equipos, personal y edificios que los países y las empresas de defensa podrían usar para entrenar sistemas de inteligencia artificial.

Fedorov dijo que Kyiv podría aprovechar su conocimiento e innovación en el campo de los drones a cambio de recibir más apoyo financiero o material en el futuro.

“Esta es una carta geopolítica que nuestro presidente considerará cómo usar”, dijo Fedorov. “Sería de gran ayuda para nuestros aliados, y esta es exactamente la relación correcta que podemos tener con ellos. Proporcionamos drones de alta calidad, datos de alta calidad y nuestra experiencia, y a cambio recibimos más asistencia de seguridad”.

En un centro de conferencias en Wiesbaden, Alemania, en julio, los líderes militares ucranianos les presentaron una evaluación contundente sobre la necesidad de la OTAN de invertir en drones, a una sala repleta de funcionarios militares de la OTAN y expertos de la industria de la defensa.

El comandante de las Fuerzas de Sistemas No Tripulados de Ucrania, Robert “Madyar” Brovdi, apostó que no hay “un solo tanque en la vía” que pueda sobrevivir a los drones de vista en primera persona, conocidos como drones Visión en Primera Persona (FPV, por sus siglas en inglés).

“También deben comprender que nuestra experiencia es muy valiosa para todos ustedes aquí, ya que ningún país tiene este tipo de experiencia hoy en día”, dijo Brovdi a través de su traductor.

El general de división Volodymyr Horbatiuk, subjefe del Estado Mayor de Ucrania, le dijo a los participantes que, si bien la artillería y los misiles antitanque son vitales, aproximadamente el 80 % del éxito de Kyiv en alcanzar objetivos es debido a los drones.

“No es el futuro, es la realidad rutinaria de cómo libramos nuestra guerra”, agregó Horbatiuk más tarde.

Los funcionarios estadounidenses han llegado a la misma conclusión. El memorando de julio de Hegseth fue señalado repetidamente por los líderes militares que hablaron con CNN como un instrumento importante para poner los drones en manos de los soldados más rápido. El memorando enfatiza que los comandantes deben aceptar el riesgo, no rehuirlo, un enfoque que, irónicamente, es casi la antítesis a la manera en que los militares ejercen sus funciones.

“La letalidad no se verá obstaculizada por restricciones autoimpuestas, especialmente cuando se trata de aprovechar tecnologías que inventamos pero que tardamos en aplicar”, escribió Hegseth. “La tecnología de drones está avanzando tan rápidamente que nuestro principal riesgo es evitar riesgos”.

“El próximo año espero ver esta capacidad integrada en todo el entrenamiento de combate relevante, incluidas las guerras de drones en simulacros del tipo fuerza contra fuerza”, agregó.

Ese memorando por sí solo les dio a muchos comandantes la cobertura superior que sentían que necesitaban para avanzar más rápido. Pero el Ejército ya se había estado encaminando en esa dirección como parte de una iniciativa de modernización más amplia que incorpora nuevas armas y tecnologías. La compañía de reconocimiento multifuncional en Fort Bliss fue producto de esa iniciativa lanzada el año pasado.

El coronel Nick Ryan, cuya oficina supervisa la integración de aeronaves no tripulados en el Ejército, le dijo a CNN que “ya hay planes en marcha” para garantizar que todas las unidades del Ejército “reciban sistemas de aeronaves no tripuladas” en el año fiscal 2026.

El objetivo final es que los soldados traten a los drones “como si fueran su arma personal, su radio, sus gafas de visión nocturna o una granada”, añadió Ryan. “Que son cosas a las que están tan acostumbrados y familiarizados, que son solo parte del equipo estándar que llevan consigo a donde quiera que vayan”.

El entrenamiento inicial de dos semanas en Fort Bliss comienza en un salón de clases, donde los soldados aprenden a construir sus propios drones, algo que es crucial para saber cómo arreglarlos en campo si algo no va bien. Luego, comienzan a practicar en un simulador cómo volarlos y los acostumbra a lo que es en esencia, un control de videojuegos.

Cuando dominan eso, los soldados llevan sus drones a una especie de “gimnasio FPV”, donde pueden practicar volarlos a través de llantas colgantes o puertas e incluso en una réplica de cartón, con medidas exactas, que se encuentran en línea, del vehículo blindado de un adversario.

En julio, el general de brigada Terry Tillis, comandante del 7º Comando de Entrenamiento del Ejército en Alemania, le dijo a periodistas en Wiesbaden que el entrenamiento no solo se está haciendo en Texas. En Europa, todas las unidades del Ejército de Estados Unidos que roten por la región saldrán “con entrenamiento en drones a nivel de compañía” incluido su uso para lanzar municiones reales.

Según el Ejército, se espera que en octubre comience un nuevo curso en Fort Benning, que proporcionará un “entrenamiento fundamental” para todos los nuevos soldados que pasen por el Entrenamiento de la Unidad Una Estación, que combina el entrenamiento básico de los soldados y el entrenamiento avanzado para sus trabajos específicos, para garantizar que estén familiarizados con los drones.

Y en Fort Bragg, en Carolina del Norte, hogar de la histórica 82ª División Aerotransportada del Ejército, una nueva compañía creada en 2023 está encabezando la innovación para una multitud de iniciativas, incluidos los drones. Esa compañía, Gainey Company, también trabaja para entrenar a otros en la división en drones, le dijo a CNN el comandante de la compañía, el capitán CJ Drew. Esos cursos de entrenamiento se ajustan constantemente utilizando los comentarios de otros soldados estadounidenses, así como lo que los militares están observando en Ucrania en la guerra con drones.

La misión única de la 82ª Aerotransportada como fuerza de respuesta a crisis, como brigada de soldados preparados para desplegarse en todo el mundo con solo unas horas de anticipación, indica que la innovación de drones y la nueva tecnología brindan una ventaja crítica a los soldados en peligro.

Un pequeño dron podría “tomar el lugar de un observador de avance”, que es un soldado que identifica objetivos para fuego de artillería o apoyo aéreo, le dijo a CNN el general de brigada Andy Kiser, subcomandante general de operaciones de la 82ª División Aerotransportada. También pueden “mejorar” el trabajo de los centinelas de caballería, que son en gran parte responsables del reconocimiento y otras misiones para recopilar información sobre las fuerzas enemigas.

“Eso ayuda a identificar los dispositivos explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés) con anticipación”, dijo Kiser. “Podemos identificar cualquier posible emboscada a nuestros vehículos blindados o las pequeñas emboscadas. Podemos asegurarnos de que sí existen amenazas enemigas reales en los edificios antes de atacar porque podemos llegar hasta allí y mirar por las ventanas y ver qué está preparado para atacarnos en el futuro”.

Emil Michael, un exejecutivo de Uber que ahora dirige la oficina de investigación e ingeniería del Pentágono, le dijo a CNN que las iniciativas urgentes son más que el uso de drones en combate real, sino más bien los roles de apoyo que desempeñarán, como la entrega de suministros críticos y asistencia médica. La oficina de Michael supervisa el trabajo del Pentágono en innovación tecnológica y asesora al secretario de Defensa sobre fabricación, en ingeniería e investigación.

“Se podrían hacer muchas cosas donde de otro modo habría riesgo para las personas, y hacerlo ahora con máquinas”, dijo Michael. “Y eso es muy emocionante porque realmente puedes proteger muy bien a tus soldados, como nunca”.

La abrumadora mayoría de los drones que usan los soldados ucranianos en el frente hoy en día se fabrican en Ucrania. Sin embargo, en los primeros meses de la guerra, los drones de ataque fabricados en Estados Unidos, 100 Switchblade lanza municiones, fueron incluidos en los paquetes de asistencia de armas estadounidenses.

Los drones ligeros de ala fija estaban reservados para las principales unidades de fuerzas especiales de Ucrania, una muestra de cuanto apreciaba Kyiv la tecnología, como una de las primeras armas modernas que recibió de sus aliados. Pero Estados Unidos finalmente dejó de proporcionar drones Switchblade a Ucrania, en parte debido a los comentarios de los soldados ucranianos que expresaban que no eran tan efectivos como otras alternativas contra la guerra electrónica de Rusia.

En esta guerra hay una carrera armamentista tecnológica entre Ucrania y Rusia, cada uno está tratando de mejorar la última innovación del otro. Eso les ha dado a las empresas en Ucrania una ventaja sobre los competidores extranjeros, que carecían del contacto directo con los soldados en campo.

“El ganador será quien pueda actualizar su tecnología más rápido”, dijo Fedorov, el ministro ucraniano. “Las empresas ucranianas estaban aquí en el terreno y recibían comentarios, por lo que pudieron superar a otros tipos de drones que realmente no funcionaban”.

Eso ha llevado a que algunos de los principales productores de drones de Estados Unidos, como Neros y Anduril, envíen equipos a Kyiv y lleguen a acuerdos con el Gobierno de Ucrania para llevar sus drones al frente.

“No veíamos el sentido de construir un dron FPV y no llevarlo a Ucrania”, dijo Soren Monroe-Anderson, CEO y cofundador de Neros.

A principios de este año, Neros ganó un contrato para entregar 6.000 drones de ataque FPV a Ucrania durante seis meses. La compañía tiene solo dos años y es parte de una nueva guardia de empresas estadounidenses en la esfera de la industria de defensa, tradicionalmente gobernada por gigantes como Northrop Grumman y Lockheed Martin. Neros es una empresa emergente tecnológica, que al principio obtuvo fondos de capital de riesgo del multimillonario Peter Thiel.

“Sinceramente, cuando comenzamos la compañía, el Departamento de Defensa no estaba muy interesado en lo que estábamos haciendo”, le dijo Monroe-Anderson a CNN. “Eran solo muchas palabras de moda sobre una masa crítica y la construcción de drones baratos, pero nadie sabía qué era un dron FPV y a nadie le importaban los pequeños cuadricópteros”.

Monroe-Anderson dijo que llevó 30 prototipos de drones FPV en su primer viaje a Ucrania. Neros pasó por “tantas” iteraciones de su dron en sucesivos viajes a Ucrania.

“Simplemente nos mantuvimos en el camino de desarrollar cosas basadas en los comentarios que recibimos de Ucrania y probarlas continuamente allí, e ir a Ucrania”, dijo. “Y luego, finalmente, eso se volvió extremadamente valioso a los ojos del Departamento de Defensa”.

Para la industria de defensa, el impulso de sistemas más pequeños y baratos es un cambio en la forma tradicional de pensar. Las empresas ya no pueden permitirse el lujo de tardar años en desarrollar o actualizar algo que ya podría estar obsoleto cuando se ponga en manos de un soldado en el frente.

Chris Brose, presidente de Anduril Industries, dijo que el problema es que, históricamente, el Pentágono ha tratado a los drones de la misma manera que trata la adquisición de cualquier tipo de artículo de defensa grande. “Y básicamente hay que modelar la adquisición de este tipo de sistemas autónomos y no tripulados de menor costo, que es todo lo contrario a nuestras capacidades militares tradicionales”, explicó Brose en una entrevista con CNN.

Si bien las empresas ucranianas suelen usar piezas y chips chinos baratos en sus drones, esos componentes están prohibidos en las armas estadounidenses. Monroe-Anderson dijo que Neros se dio cuenta rápidamente de que fabricar esas piezas en Estados Unidos era en algunos casos “literalmente 100 veces más caro”. Producir grandes volúmenes reduciría el costo, pero no hay suficiente demanda.

Y dado que las empresas chinas como DJI ya dominan el espacio de los drones para los consumidores, los fabricantes estadounidenses de drones FPV dependen de los contratos del Pentágono, que aún no han sido de grandes volúmenes. La iniciativa Replicator del Pentágono, anunciada en 2023 como un programa destinado a impulsar la producción a gran escala de sistemas baratos para el ejército estadounidense, se propuso fabricar tan solo 3.000 drones en dos años.

“El estado de la industria es bastante abismal”, dijo Monroe-Anderson. “Neros produce 2.000 drones por mes, y tenemos la línea de fabricación de drones de mayor tasa en Estados Unidos, lo que para mí es una locura porque no es una cifra tan grande”.

En junio el ministro de Defensa de Ucrania dijo que las empresas ucranianas han aumentado su capacidad de producción para producir 4 millones de drones este año. Eso incluye el impresionante arsenal de drones de ataque de largo alcance de Ucrania, algunos de los cuales son capaces de atacar objetivos a más de 1.600 kilómetros de distancia. Ucrania también ha desarrollado una línea de drones navales que han combatido con éxito a la flota más grande de Rusia en el mar Negro.

Para incentivar a los soldados ucranianos y a las unidades de drones, Kyiv creó un sistema de puntos que premia cada ataque exitoso grabado en video. Cuantos más puntos obtenga un batallón o una compañía, más drones recibirán para seguir atacando objetivos. Esos videos, dijo Fedorov, ahora comprenden el conjunto de datos sobre drones que otros países quieren para entrenar modelos de inteligencia artificial.

Pero Ucrania sigue abierta a los fabricantes extranjeros de drones, y Fedorov dijo que el país se ha presentado como un campo de pruebas para las empresas de defensa que desean ver cómo funciona su producto en condiciones reales de guerra. Brave1, una incubadora de tecnología de defensa afiliada al gobierno ucraniano lanzó recientemente una iniciativa de “Prueba tus equipos en Ucrania” para que las empresas de defensa puedan solicitar que sus armas se utilicen en la línea del frente.

A medida que aumentaba la proliferación del uso de drones en ambos lados, el campo de batalla fue desacelerándose hasta que se congeló. Cualquier lugar dentro de los 24 kilómetros de la línea del frente ahora se considera una zona prohibida porque ahí es donde pueden llegar la mayoría de los drones, y algunos incluso pueden avistar a pequeños grupos de soldados de infantería mientras caminan por la zona. El movimiento vehicular en esa área es especialmente peligroso, lo que limita las opciones de los ejércitos para reabastecer o rotar sus fuerzas.

Analistas y funcionarios dijeron que la guerra con drones probablemente se vería diferente en un conflicto en el extenso Indo-Pacífico que en las líneas del frente a menudo estáticas del conflicto entre Ucrania y Rusia. Pero es probable que se utilice la misma tecnología, y China ya produce decenas de millones de pequeños drones cada año, lo que es una preocupación para Estados Unidos.

“Tenemos que estar preparados para eso”, dijo Samuel Bendett, analista militar y asesor del Centro de Análisis Navales. “Tenemos que entender que está pasando. En este momento, este ya es un cambio tecnológico irreversible”.

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