Como madre lactante de un niño pequeño —y con otro bebé en camino—, Gabrielle sabe lo vital que es obtener los nutrientes adecuados, dado que su cuerpo alimenta a ambos hijos de diferentes maneras.
Esta madre, de 21 años, está preocupada por cómo serán las próximas semanas para su familia, ya que el segundo cierre gubernamental más largo en la historia de Estados Unidos amenaza su acceso a un programa esencial de asistencia alimentaria.
Gabrielle, quien pidió a CNN que solo usara su nombre de pila debido al estigma que existe en torno a necesitar ayuda, es una de los 42 millones de estadounidenses que dependen del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), el nombre oficial de los cupones de alimentos. Pero con la suspensión de los beneficios del SNAP en los próximos días, Gabrielle se ve obligada a estirar al máximo los limitados recursos económicos de su familia para poder llenar su refrigerador.
“Los beneficios del SNAP son imprescindibles ahora mismo”, dijo, y agregó que el trabajo de su prometido ha disminuido y que ella misma está desempleada.
Ahora, en foros en línea generalmente reservados para encontrar recomendaciones de trabajadores para tareas de mantenimiento y buscar mascotas perdidas, o para comprar y vender artículos usados en buen estado, los vecinos se están ayudando mutuamente como “compañeros de compras”, creando una solución improvisada para familias vulnerables en todo el país.
Así funciona: los vecinos hacen publicaciones en redes sociales, en grupos comunitarios o foros públicos ofreciendo su ayuda como “compañeros de compras” a familias en riesgo de perder los beneficios del programa SNAP. Quien publica el anuncio invita a los interesados a enviar un mensaje privado. Juntos, buscan una solución que beneficie a ambas partes.
La ayuda puede variar según cada pareja: en algunos casos, los “compañeros de compras” hacen las compras, mientras que en otros, se acompañan al supermercado y compran juntos. Algunos “compañeros de compras” les dan tarjetas de regalo, brindándoles autonomía y control en tiempos de incertidumbre.
En los últimos días, esta iniciativa vecinal se ha extendido con mensajes que ofrecen y solicitan ayuda en comunidades grandes y pequeñas, conectando a los vecinos y encontrando a quienes necesitan apoyo tangible.
Esta semana, ante la posibilidad de perder la ayuda del programa SNAP y el estrés de las fiestas navideñas, Gabrielle, residente de Virginia Occidental, se ofreció voluntariamente en un grupo comunitario de Facebook.
“Casi no quería comentar nada porque sabía que otras personas lo iban a ver”, dijo Gabrielle, añadiendo que no quería ser juzgada por su situación.
Finalmente, decidió que valía la pena intentarlo si eso significaba ayudar a su familia.
El programa SNAP, pilar fundamental de la red de seguridad social del país, proporciona a sus receptores un beneficio mensual promedio de US$ 188 por persona (datos de mayo). Sin embargo, debido al cierre parcial del Gobierno, el Departamento de Agricultura de EE.UU. ha declarado que no cuenta con los fondos necesarios para pagar los US$ 8.000 millones en beneficios de cupones de alimentos correspondientes a noviembre.
El momento en el que los beneficiarios sentirán el impacto varía, ya que los estados suelen proporcionar los beneficios de forma continua durante el mes. Algunos dejarán de recibir sus pagos a partir del sábado, mientras que otros no se verán afectados hasta finales de noviembre.
No existen muchas alternativas viables: si bien los estadounidenses pueden recurrir a bancos de alimentos y otros programas de asistencia alimentaria, en los últimos años estos grupos se han visto presionados por el aumento de los precios de los alimentos y la creciente demanda.
“Ahora más que nunca, la ayuda de la comunidad será fundamental”, declaró a CNN Micah Iverson, residente de la isla fgaHatteras, Carolina del Norte. “Al final, todos estamos en el mismo barco”.
El domingo, Iverson publicó su deseo de ser un “compañero de compras” para alguien de su unida comunidad. Comentó que le impresionaron las respuestas de las personas necesitadas, así como la disposición de otros para apoyar su causa y donar fondos adicionales.
Un vecino de Iverson lo contactó por Facebook y la puso en contacto con su compañera de compras, una madre soltera con cuatro hijos. Tras intercambiar algunos mensajes, Iverson, de 31 años, fue a su supermercado Food Lion local y fue tachando los artículos de la lista de la madre.
Para pagar, Iverson dijo que usó una tarjeta de regalo de US$ 300 que ganó en un concurso de preguntas y respuestas en la oficina, con la que llenó el refrigerador de comida.
Esa misma noche, pocas horas después de su publicación inicial, Iverson le entregó a la madre un maletero lleno de víveres tras su salida del trabajo, según contó. Al encontrarse, los desconocidos —ahora amigos— se fundieron en un abrazo y a él se le llenaron los ojos de lágrimas, relató.
“Es lo que me gustaría que hicieran por mí”, dijo Iverson, y agregó que él y su esposo planean ayudar a la misma familia mientras su propia situación financiera se lo permita.
Kristin Schmidt sabe lo que es tener hambre y también recibir una comida nutritiva. Ahora, tiene el honor de ser ella quien la ofrece.
La pastora de la Iglesia Unitaria Universalista de Silver Spring, Maryland, le contó a CNN que se inspiró en la publicación de una amiga en redes sociales que buscaba a alguien para hacer las compras y decidió hacer lo mismo en un grupo de Facebook para madres de la zona.
“Si se les acaban los beneficios del SNAP en noviembre, con gusto les proporcionaré alimentos a ustedes y/o a sus familias”, escribió, y agregó: “Solo puedo ayudar a una persona, pero animo a quienes puedan hacerlo a que lo consideren”.
Según los datos más recientes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, aproximadamente uno de cada ocho estadounidenses recibe ayuda del SNAP. Esta estadística inquietaba a Schmidt, quien dijo que no podría dormir tranquila si no hacía algo para ayudar.
Su motivación “proviene de una profunda convicción en el valor de cada persona”, dijo, “y del deseo de asegurar que la gente de mi vecindario tenga lo que necesita, como un derecho humano fundamental”.
En los últimos días, esta madre de tres hijos se vio abrumada por la cantidad de comentarios en su publicación original. Además, comentó que recibió muchísimos mensajes de otras personas que querían ofrecer ayuda a sus vecinos.
Tras conocerse en persona, Schmidt comentó que planea seguir apoyando a su nueva “compañera de compras” —una abuela discapacitada que depende del programa SNAP para alimentar a su nieto— mediante tarjetas de regalo del supermercado.
“Mi comunidad se vería perjudicada si ella no recibiera el apoyo que necesita”, afirmó Schmidt.
Mientras tanto, Gabrielle aún no ha encontrado a una “compañera de compras” que la ayude con las necesidades inmediatas de su familia.
Sin embargo, mantiene la esperanza y agradece que, gracias a otra publicación de la comunidad en Facebook, contactara con una vecina que se ofreció a pagar la cena de Acción de Gracias de su familia.
Por ahora, dijo, esa es una preocupación menos.
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