Trump espera un veredicto temprano con las elecciones del martes, pero ya piensa en las de mitad de período del próximo año

Incluso mientras las elecciones del martes mantienen en vilo el panorama político, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha dejado claro que ya mira con preocupación hacia las elecciones de mitad de período de 2026.

“Hemos tenido un éxito como nadie, pero por alguna razón se pierden las elecciones de mitad de período”, dijo Trump a finales del mes pasado en la Casa Blanca, reflexionando sobre el rechazo político que la mayoría de los presidentes enfrenta durante esos comicios. “No sé por qué. No tiene sentido”.

Un año después de recuperar la Casa Blanca, el primer gran examen electoral del segundo mandato de Trump toma forma con las votaciones del martes, cuando Virginia y Nueva Jersey elegirán gobernadores, California decidirá una iniciativa clave para redibujar sus distritos electorales y la ciudad de Nueva York elegirá a su próximo alcalde.

Es una oportunidad para que algunos votantes emitan un veredicto sobre las acciones del nuevo Gobierno de Trump. Aunque no sea un indicador perfecto, los resultados podrían ofrecer pistas sobre el clima político de cara a los comicios del próximo año, cuando se decidirá el control del Congreso para el resto de su presidencia.

“Tenemos que ganar las elecciones de mitad de período”, dijo Trump durante un almuerzo con senadores republicanos en el Jardín de las Rosas. “De lo contrario, todas las cosas que hemos hecho, tantas de ellas, serán eliminadas por los lunáticos de la izquierda radical. Vamos a terminar con un alcalde comunista en Nueva York. ¿Lo pueden creer?”.

Como Trump ha dejado claro en repetidas ocasiones, la contienda por la alcaldía de Nueva York ha ocupado su mente mucho más que cualquier otra elección que se decide el martes. Con frecuencia suele descalificar las posturas de Zohran Mamdani, quien se autodefine como socialista democrático y que está en camino de convertirse en el nuevo antagonista de los republicano mientras los demócratas intentan reconstruir su partido.

Según sus asesores, el presidente ha seguido las otras contiendas en distintos grados, pidiendo más actualizaciones en los días finales y destinando algunos fondos de campaña para reforzar la participación. Respaldó por completo al candidato republicano a la gobernación de Nueva Jersey, Jack Ciattarelli, pero no hizo lo mismo en Virginia, donde la vicegobernadora Winsome Earle-Sears, también republicana, es vista como menos competitiva.

“La gente me quiere allá”, dijo Trump sobre Nueva Jersey, un estado donde posee campos de golf y pasa buena parte de los veranos. “Típicamente no es republicano, pero está volviéndose republicano muy rápido”.

Esa afirmación se pondrá a prueba en la contienda entre Ciattarelli y la demócrata Mikie Sherrill.

Trump logró avances importantes en Nueva Jersey el año pasado —perdió por 6 puntos frente a Kamala Harris, frente a la derrota de 16 puntos con Joe Biden, en 2020—, pero los demócratas aún conservan una ventaja estructural considerable, con más de 800.000 votantes registrados por encima de los republicanos.

En Virginia, el cierre parcial del Gobierno federal, que entra en su segundo mes, pesa especialmente sobre la elección, con cientos de miles de empleados federales, militares activos y contratistas gubernamentales viviendo en el estado. Trump también avanzó en Virginia en 2024, pero aún perdió ante Harris por 6 puntos.

La exrepresentante demócrata Abigail Spanberger ha mantenido una ventaja constante sobre Earle-Sears, lo que según sus asesores explica por qué Trump no se ha involucrado más. El presidente participó el jueves en un mitin telefónico para impulsar la participación republicana y tiene previsto ofrecer un último impulso este lunes desde la Oficina Oval, con otro evento telefónico dirigido a votantes en Virginia y Nueva Jersey.

Durante el fin de semana, Trump permaneció en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, lejos de ambos estados. El expresidente Barack Obama, en cambio, visitó Virginia y Nueva Jersey para movilizar a la base demócrata y destacar lo que está en juego.

“Seamos honestos, nuestro país y nuestra política están en un lugar bastante oscuro ahora mismo”, dijo Obama el sábado por la noche en Newark. “Cada día, esta Casa Blanca ofrece una nueva dosis de ilegalidad, irresponsabilidad, mezquindad y simple locura”.

Si los demócratas ganan las elecciones en Virginia y Nueva Jersey, el resultado podría ofrecer una ventana a los obstáculos que enfrentan Trump y los republicanos rumbo a las elecciones del próximo año. Pero si los republicanos ganan —o hay un resultado mixto—, podría indicar que los demócratas han sobrestimado cuánto daño representa Trump para su partido.

“Si pinchas una llanta de camino a casa hoy, ella va a culpar al presidente Trump”, suele bromear Ciattarelli en sus mítines al referirse a Sherrill, en un intento por restar peso a las críticas demócratas. “No hay nada que no le culpen al presidente”.

Los demócratas buscan aprovechar una ola temprana de descontento, con la esperanza de infligir un revés político a Trump un año después de su regreso al poder. En su primer mandato, los demócratas ganaron las elecciones de gobernador en Virginia y Nueva Jersey, en 2017, antes de lograr el control de la Cámara de Representantes, al año siguiente.

La Casa Blanca trabaja intensamente para evitar que esa historia se repita.

Ese es el motor detrás de la carrera de redistribución electoral que se desarrolla en todo el país. Después de que Texas trazara nuevos distritos que podrían agregar hasta cinco escaños republicanos en la Cámara de Representantes, California respondió con una iniciativa para redibujar los suyos en favor de los demócratas.

Carolina del Norte y Missouri ya siguieron el llamado del presidente para aumentar los escaños republicanos, mientras que otros estados gobernados por el Partido Republicano, como Indiana y Kansas, buscan hacer lo mismo pese a los obstáculos políticos y legales. En Virginia, los demócratas aprobaron una enmienda constitucional para redibujar los distritos, mientras que en Illinois algunos líderes estudian cambios similares.

Se trata de un esfuerzo de manipulación electoral sin precedentes a mitad de década —como cambiar las reglas en pleno juego— impulsado directamente desde la Oficina Oval. Trump sigue resentido por las investigaciones y los juicios políticos que marcaron la segunda mitad de su primer mandato tras la victoria demócrata en la Cámara Baja.

“El presidente está obsesionado con las elecciones de mitad de período”, dijo un alto asesor de Trump a CNN bajo condición de anonimato. “Recuerda perfectamente lo que pasó la primera vez que estuvo en el cargo”.

El nombre de Trump, por supuesto, no aparece en la papeleta del martes. Si así fuera, dicen los estrategas republicanos, tendrían mucha más confianza en reconstruir una coalición que le permita un camino más sólido hacia la victoria.

Aun así, su figura domina las estrategias de ambos partidos.

Los demócratas confían en que el rechazo al presidente y la oposición a sus políticas ayuden a movilizar y unificar a su base. Los republicanos trabajan contra reloj para motivar a quienes lo apoyan, prestando especial atención a los votantes con participación irregular en elecciones no presidenciales.

“Tenemos que enviarle un mensaje a Washington”, dijo Neil Wintfeld, un votante demócrata de Virginia que asistió a un mitin de Spanberger en Alexandria durante los últimos días de la campaña. “El presidente Trump genera mucho entusiasmo negativo y motiva a la gente a reaccionar ante la destrucción que está causando a nuestras instituciones”.

Sharon Cox, una republicana que votó por Trump en sus tres campañas presidenciales, dijo estar cansada de que políticos de todos los bandos invoquen el nombre del presidente en cada elección.

“Parece que todo gira en torno a Trump”, dijo después de emitir su voto anticipado en Hampton, Virginia. “Sé que a muchos no les gustará Trump. Sé que a muchos no les gustará alguien del lado demócrata, pero el odio tiene que desaparecer para que el país pueda avanzar”.

Aunque las lecciones de estas elecciones pueden exagerarse, hay pocas dudas de que los resultados de Virginia y Nueva Jersey serán analizados —al menos en parte— a través del prisma de Trump, dado que ya está concentrado en las elecciones de mitad de período de 2026.

“Si tienes una gran presidencia, es lógico que ganes las elecciones de mitad de período”, dijo Trump en su discurso en el Jardín de las Rosas, expresando su desconcierto de que solo dos veces en casi un siglo el partido del presidente no haya perdido escaños en la Cámara de Representantes. “Tal vez haya una razón psicológica oscura y profunda por la que la gente quiere votar al otro lado. No sé cuál sea”.

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