Una enorme A encendida en llamas era la señal de que habíamos llegado a la gran fiesta del estreno mundial de “Avatar: Fire and Ash” (“Avatar: fuego y cenizas”), el título oficial de la tercera parte de esta franquicia, la más rentable de la historia del cine.
En su llamativa alfombra roja, solo una pregunta ocupaba mi mente: ¿llegará esta película a reunir en la taquilla los miles de millones de dólares que lograron sus antecesoras? Había que esperar a verla para hacerme una idea.
Tres horas y 15 minutos después de la proyección -lo que la convierte en la película más larga de la saga-, mi dictamen era contundente: no solo lo tiene todo para convertirse en una de las más taquilleras de la historia (en el ranking mundial, “Avatar” ocupa la primera posición y “Avatar: The Way of Water”, la tercera), sino que merece una nominación al Oscar a mejor película del año, como también ocurrió con esos dos primeros capítulos.
Este tipo de película, por ser del género fantástico, no es mi primera opción cuando de apostar por el ganador del Oscar se trata. De hecho, aunque las entregas previas sí fueron nominadas al gran premio de la Academia, James Cameron aún no se lleva esa estatuilla por esta marca. Solo la ha obtenido por “Titanic”, en 1998, sumándole sus premios a dirección y montaje.
Eso sí, “Avatar”, en sus entregas previas, ya acumula cuatro premios Oscar, aunque la mayoría en categorías técnicas.
Y si bien, en el pasado, ese mundo fantástico y creado por computador me distraía un poco de la historia, con esta tercera entrega los avances tecnológicos son tan grandes que esa distracción ha desaparecido. Confieso entonces que hoy soy creyente: ¡Pandora existe!
Con este tercer capítulo, donde se forman nuevas alianzas, pero también surgen grandes conflictos, la intención del director por querer ahondar en el relato es evidente. No solo se queda en la excelencia de lo técnico, sino que se sumerge de forma mucho más profunda en el contexto familiar, comunal y místico de los Na’vi.
En la alfombra roja, Cameron hizo hincapié en que esta tercera parte era la más emotiva de la saga. Incluso, aseguró a Extra TV que desde “Titanic” no había hecho algo tan conmovedor.
Días antes, en una entrevista con la cadena CBS, el director también recordó cómo al inicio de todo este viaje, el público pensaba que la tecnología utilizada en “Avatar” terminaría reemplazando a los actores. Pero ese no ha sido el caso. Si hoy la inteligencia artificial permite crear personajes con entradas de texto y generadores de imágenes, eso es algo que Cameron calificó de “horroroso” durante esa charla.
La relación estrecha entre director y actor es algo sagrado que él defiende y que nace con su técnica conocida como performance capture (captura de interpretación), donde cada gesto, movimiento y expresión de sus azules protagonistas, están basados en el trabajo minucioso de interpretación de sus actores.
Antes de la proyección de “Avatar: Fire and Ash”, Cameron presentó al público del Teatro Dolby a varios de sus protagonistas y recordó cómo esa técnica funciona gracias al trabajo orgánico de su elenco.
“Capturamos la película dos y la película tres juntas. Así que fue un proceso de dieciocho meses”.
“Y algunos dirán que ‘ah, bueno, ustedes solo van y hacen el trabajo de voz como en una película animada’. Cada una de las cosas que ves realizar a los personajes, ellos lo hicieron, o quizá un doble, pero es un proceso actoral muy físico. Es todo corporal, todo corazón, todo mente, todo. Y fueron dieciocho hermosos meses de trabajar con esta gente”, comentó el realizador frente a un teatro con sala llena.
Una vez terminada la película, los invitados intercambiamos impresiones sobre ella. El avance de la tecnología hace que el mundo de Pandora sea más palpable que nunca; su flora, su fauna, el agua y ahora el fuego llegan a un grado alucinante de realismo. ¡Recomiendo verla en 3D!
“’Avatar: Fire and Ash’ es una experiencia deslumbrante y emotiva. La película confirma, una vez más, que James Cameron sigue siendo el maestro absoluto del cine épico”, compartió Raquel Laguna, periodista de Hollywood especializada en temas cinematográficos.
Por su parte, Néstor Betancor, crítico de cine y creador de contenido, destacó también el aspecto argumental de una película que claramente no se limita a refinar solo su aspecto técnico. “Los protagonistas de esta tercera parte, miembros de una familia traumatizada por la pérdida y un devastador conflicto, entran en una crisis de valores donde pierden el sobresimplificado compás moral de los héroes arquetípicos”, anotaba.
“Cameron parece comunicar, con estos y otros elementos más adultos, que la audiencia ha madurado lo suficiente desde la primera ‘Avatar’ para cambiar las respuestas complacientes de un típico blockbuster por preguntas desafiantes que iluminen, a través de estos alienígenas multicolores, el lado más oscuro de la naturaleza humana”, concluyó Betancor.
Cameron, quien concibió la historia de “Avatar” antes que la de “Titanic”, tuvo que esperar hasta el siglo XXI para materializar con la mejor tecnología disponible el mundo de Pandora que su mente fantástica y su amor por la biología marina habían diseñado. Hoy, con una ejecución y calidad majestuosas, merece una larga ovación de pie.
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