“La Armada más grande reunida en la historia de Sudamérica”, según el presidente de EE.UU., Donald Trump, ejecuta un “bloqueo total” de los buques sancionados que transportan el petróleo de Venezuela.
Estados Unidos ya incautó dos de esos buques la semana pasada, y hay decenas de estos petroleros sancionados actualmente en el Caribe que podrían ser incautados en el contexto de este bloqueo.
América Latina tiene una nutrida historia de bloqueos, que constituyen un acto de guerra según el derecho internacional, y la sola mención de la palabra retrotrae al bloqueo de Cuba en 1962, en medio de la crisis de los misiles.
Pero hubo otros bloqueos en la región y uno de los de mayor dimensión ocurrió, precisamente, en Venezuela hace más de un siglo.
Según la Marina de EE.UU., un bloqueo es un “una operación bélica para impedir que buques o aeronaves de todas las naciones, tanto enemigas como neutrales, entren o salgan de puertos, aeródromos o zonas costeras específicas que pertenezcan a una nación enemiga”.
¿Qué dice la historia sobre los bloqueos -definidos como lo hace la Marina- en América Latina?
En 1902, hace 123 años, buques de guerra de Alemania, Italia y el Reino Unido bloquearon puertos venezolanos y amenazaron con iniciar acciones militares en medio de una crisis desatada por la incapacidad de Venezuela de pagar su deuda con estos y otros países europeos
Venezuela, liderada en ese momento por el presidente Cipirano Castro, emergía de un período de conflictos internos y era un “un país empobrecido, con una escasa estructura productiva, déficits fiscal y externo y un desarrollo institucional precario”, de acuerdo con el historiador venezolano Carlos Hernández Delfino.
En 1901, el Gobierno incumplió los pagos de la deuda externa y un grupo de países europeos, liderados por Berlín, Londres y Roma, citando además la necesidad de compensar por daños a sus intereses durante las guerras civiles, movilizaron en 1902 sus flotas para bloquear Venezuela y exigir el pago.
Aunque inicialmente EE.UU. aceptó la coerción sobre Venezuela, la operación militar europea atrajo la atención del entonces presidente de Estados Unidos, Theodor Roosevelt, quien se amparaba en la doctrina Monroe de 1823 que dictaba una influencia exclusivamente estadounidense en los asuntos americanos, dejando Europa para los europeos.
Roosevelt, temeroso especialmente del avance de Alemania en la región, finalmente movilizó a la flota estadounidense en torno a Puerto Rico. El presidente de Estados Unidos declaró entonces que su país podría “ejercer el poder policial internacional en casos flagrantes de irregularidades o de impotencia”.
En tanto el Gobierno de Argentina fue el único de la región en protestar en forma oficial contra el accionar de Alemania, Reino Unido e Italia. En diciembre de 1902 su canciller, Luis María Drago, publicó la posición argentina sobre el conflicto: “La deuda pública no puede dar lugar a la intervención armada, ni menos a la ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea”.
Desde entonces, la llamada “doctrina Drago” se ha convertido en uno de los pilares del derecho internacional.
En medio de una creciente presión internacional, la crisis finalmente concluyó con los Protocolos de Washington, firmados en al capital estadounidense en 1903, que establecieron un régimen de pago más favorable a Caracas a cambio del fin del bloqueo.
Un año después de la Revolución Cubana de 1959, Estados Unidos implementó un embargo sobre Cuba como respuesta a una ola de nacionalizaciones que afectó a intereses estadounidenses. Ese embargo, ampliado, sigue vigente hasta el momento.
En 1962, y por un breve período, el embargo se transformó en un bloqueo total de la isla, en el contexto de la Crisis de los Misiles desatada por la instalación de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano.
Fue uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría y el fin de una escalada que comenzó antes incluso de la Revolución Cubana, cuando Estados Unidos instaló sus propios misiles nucleares en Italia y Turquía, y que se aceleró en 1961 con la fallida invasión de Bahía Cochinos, en Cuba, por parte de disidentes apoyados por Estados Unidos.
Los misiles soviéticos en Cuba fueron descubiertos en septiembre de 1962, y el 22 de octubre el entonces presidente de EE.UU. John F. Kennedy, ordenó una “cuarentena” naval de la isla, evitando usar la palabra “bloqueo” para no dar cuenta de un estado de guerra, según reseña el Departamento de Estado.
El conflicto entre Estados Unidos y la Unión Soviética se evitó, finalmente, mediante negociaciones entre Kennedy y el líder soviético, Nikita Kruschev. El bloqueo se levantó recién el 20 de noviembre de 1962, cuando los soviéticos retiraron sus últimos bombarderos de Cuba.
Para bloquear Cuba, Estados Unidos utilizó dos portaaviones, el USS Enterprise y el USS Inedependece, además de dos escuadrones de destructores y un gran número de buques de apoyo y logística en el marco de la Fuerza de Tareas 135, de acuerdo con la historia oficial de la Armada.
Liderada por el almirante Robert L. Dennison, esta flota interceptó durante un mes todos los buques mercantes y submarinos soviéticos que intentaban llegar a Cuba.
Buques de guerra de Argentina, Venezuela, Canadá y el Reino Unido, todos aliados de EE.UU. en ese entonces, también participaron del bloqueo.
Además de Venezuela en 1902 y Cuba en 1962, América Latina vio otros tres bloqueos en el siglo XX que sucedieron en medio de conflictos armados.
El primero ocurrió en 1982, durante la Guerra de las Malvinas, cuando Argentina y el Reino Unido pelearon un corto pero muy intenso conflicto por el archipiélago en el Atlántico Sur que ambos países reclaman como propio desde el siglo XIX y que Gran Bretaña controla desde 1833.
La guerra comenzó el 2 de abril con la invasión y captura de las Islas Malvinas por parte de Argentina, tras lo cual el Reino Unido envió una flota para recuperarlas.
Esta fuerza de tareas británica, centrada en los portaaviones HMS Invincible y HMS Hermes, dispuso un bloqueo de las Malvinas, en poder de Argentina, durante el transcurso del conflicto, que conluyó el 14 de junio de 1982 con una victoria del Reino Unido.
La Armada de Estados Unidos también ejecutó bloqueos navales durante las invasiones de Granada, en 1983, y Panamá, en 1989, como condición básica para las operaciones militares en ambos países, que culminaron en victorias estadounidenses.
Estos bloqueos, que formaron parte de operaciones militares convencionales, fueron así distintos a los ocurridos en Venezuela y Cuba, que sirvieron como elementos de presión para evitar un conflicto armado. Ahora, en 2025, América Latina vuelve a enfrentarse a la realidad de un bloqueo y una vez más frente a las costas venezolanas. Su alcance y su naturaleza son, por ahora, un misterio a develar.
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