Una jueza federal otorgó este miércoles una victoria histórica a la Universidad de Harvard en su disputa contra el Gobierno de Trump, al fallar a favor de la institución de la Ivy League en su labor por recuperar más de US$ 2.000 millones en fondos federales para investigación que habían sido congelados por la Casa Blanca.
La decisión de la jueza federal Allison Burroughs rechaza el argumento del Gobierno, que sostenía que la medida buscaba combatir el antisemitismo en el campus universitario.
“Una revisión del expediente administrativo dificulta llegar a otra conclusión que no sea que los demandados usaron el antisemitismo como una cortina de humo para un ataque dirigido e ideológicamente motivado contra las principales universidades de este país”, escribió Burroughs, designada por el expresidente Barack Obama.
“Sus acciones han puesto en peligro décadas de investigación y el bienestar de todos los que podrían beneficiarse de esa investigación, además de reflejar un desprecio por los derechos protegidos por la Constitución y las leyes federales”, agregó Burroughs.
La decisión representa una gran victoria para Harvard, la única universidad señalada por el Gobierno de Trump que llevó el caso directamente a los tribunales contra la Casa Blanca. El Gobierno ha argumentado que está tomando medidas contra el antisemitismo en el campus, pero Harvard se ha convertido en el epicentro de una lucha más amplia por la libertad académica, el gasto federal y la supervisión universitaria.
Aunque el fallo de este miércoles es una gran victoria para la universidad, es casi seguro que el Gobierno de Trump intensificará su lucha contra la institución académica de élite, lo que plantea interrogantes a largo plazo sobre el futuro financiero de la escuela. La Casa Blanca ya anunció que planea apelar.
“Esta jueza activista, designada por Obama, siempre iba a fallar a favor de Harvard, sin importar los hechos”, dijo este miércoles la portavoz de la Casa Blanca, Liz Huston, a CNN. “Para cualquier observador imparcial, está claro que la Universidad de Harvard no protegió a sus estudiantes del acoso y permitió que la discriminación afectara su campus durante años”.
Burroughs mencionó algunos de los proyectos de investigación afectados por los recortes del Gobierno, incluidos los esfuerzos para crear un modelo predictivo que ayude a los médicos de urgencias del Departamento de Asuntos de Veteranos a determinar si los veteranos con tendencias suicidas deben ser hospitalizados, investigaciones sobre la enfermedad de Lou Gehrig, el desarrollo de un chip para medir la exposición a la radiación de los astronautas de la NASA en una próxima misión a la Luna y el apoyo a un programa gubernamental sobre amenazas biológicas emergentes.
“No hay un vínculo evidente entre los proyectos afectados y el antisemitismo”, señaló la jueza.
Cuando se congeló el financiamiento, agregó Burroughs, no se investigó si algún laboratorio de investigación en particular “estaba involucrado en conductas antisemitas, empleaba judíos, era dirigido por científicos judíos o investigaba temas o enfermedades particularmente relevantes para los judíos, … Lo que significa que las congelaciones de fondos podrían y probablemente dañarán a las mismas personas que los demandados decían proteger”.
También criticó numerosas publicaciones en redes sociales de Trump. Sus preocupaciones sobre Harvard, aseguró, “no estaban vinculadas al antisemitismo”, citando muchas de ellas directamente.
En su fallo, Burroughs anuló una “orden de congelación” que el Gobierno emitió en abril y que habría retenido más de US$ 2.000 millones en subvenciones plurianuales para la universidad, y prohibió al Gobierno retener fondos federales adicionales “a Harvard en represalia por el ejercicio de sus derechos de la Primera Enmienda, o por supuestos motivos de discriminación sin cumplir con los términos del Título VI”.
Burroughs dejó claro en su opinión que consideraba combatir el antisemitismo como un objetivo importante. Harvard, escribió, “se equivocó al tolerar conductas de odio durante tanto tiempo”.
“Sin embargo, el expediente aquí no refleja que luchar contra el antisemitismo haya sido el verdadero objetivo de los demandados al actuar contra Harvard y, aunque lo fuera, no se puede combatir el antisemitismo a expensas de la Primera Enmienda”, concluyó.
Durante el verano, funcionarios de Harvard y de la Casa Blanca mantuvieron conversaciones para alcanzar un acuerdo millonario que permitiera restablecer todos los fondos federales y eliminar las demandas en curso, incluida una demanda separada con el Gobierno de Trump sobre la capacidad de la universidad para inscribir estudiantes internacionales. En ese caso, la jueza Burroughs falló a favor de Harvard, aunque la decisión no impidió que el Gobierno iniciara un proceso formal de revisión que podría, eventualmente, impedir que la universidad reciba estudiantes y académicos extranjeros.
La semana pasada, Trump pidió públicamente que Harvard pague “no menos de US$ 500 millones”, y le dijo a su secretaria de Educación, Linda McMahon: “Han actuado muy mal. No negocies”.
Otras universidades señaladas por el Gobierno este año, muchas de las cuales enfrentan una fuerte presión financiera, han adoptado posturas menos confrontativas que Harvard.
En un acuerdo alcanzado en julio, la Universidad de Columbia aceptó pagar al Departamento del Tesoro de Estados Unidos US$ 200.000 millones para restablecer todos los fondos federales. La universidad también aceptó que un supervisor independiente vigile la implementación del acuerdo. Días después, la Universidad de Brown llegó a un acuerdo para pagar US$ 50 millones a organizaciones de desarrollo laboral de Rhode Island.
La Casa Blanca sigue negociando con la Universidad de Cornell y la Universidad Northwestern, y a principios de agosto, CNN supo que el Gobierno de Trump busca un acuerdo de US$ 1.000 millones con la Universidad de California, Los Ángeles. En ese momento, la dirección de la universidad advirtió que esa suma sería devastadora para la institución.
El Gobierno de Trump también ha buscado nuevas y creativas formas de presionar a Harvard, incluso apuntando a las patentes de la universidad.
En una reunión de gabinete esta semana, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, destacó esos esfuerzos como ejemplo del trabajo conjunto del equipo de Trump entre agencias.
“Nos estamos divirtiendo mucho, ¿saben? Porque Linda está presionando a Harvard y pregunta: ‘¿Qué podemos hacer?’ Ahora les enviamos una carta sobre patentes y los presionamos de nuevo. Así que nos estamos divirtiendo juntos”, dijo Lutnick.
Esta historia fue actualizada con información adicional.
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