El teléfono de Axel Kicillof —gobernador de la provincia de Buenos Aires— estalló después de las elecciones legislativas del domingo pasado. El dirigente peronista dijo que recibió llamados de líderes regionales, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, de la ministra española Yolanda Díaz y de dirigentes locales. Sin embargo, Cristina Fernández de Kirchner no le marcó. Su mentora política, actualmente en prisión domiciliaria tras ser condenada por corrupción, fue la gran ausente en la lista de felicitaciones, según confirmó el propio dirigente en una entrevista con CNN.
Kicillof se esforzó por minimizar el punto y destacó el audio que la expresidenta envió al búnker del partido para celebrar los resultados. Pero lo cierto es que, en ese mensaje, ella apenas lo nombra al pasar.
El gesto —o su ausencia— pone en evidencia la tensión en el vínculo entre la expresidenta y el gobernador, que crece a medida que Kicillof construye un camino propio.
Del otro lado, el gobernador celebró un doble triunfo: el nacional —“de los bonaerenses para todo el país”— y el partidario —“del peronismo para todos los argentinos y argentinas”—, según dijo rodeado de dirigentes del Partido Justicialista, líderes sindicales y organizaciones sociales. Los referentes kirchneristas, en cambio, se contaban con los dedos de una sola mano (y sobraban).
Su estrategia de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales para consolidar su dominio territorial junto con los intendentes municipales había sido calificada por Fernández de Kirchner como un “error político”. Ahora, a la luz de los resultados, quedó convalidada.
El politólogo e investigador de la Universidad de Buenos Aires Facundo Cruz plantea a CNN dos aspectos. El primero es que, en términos provinciales, el peronismo sostuvo sus votos de 2021 frente a una merma de los opositores. “No fue una elección superlativa”, explica. Sin embargo, dice que la foto completa “empodera a Axel Kicillof dentro del peronismo y lo valida”. Advierte, de todas maneras, sobre un punto crucial: “Hay que ver cómo lo procesan el resto de los actores. El peronismo no está acostumbrado a tener una mesa redonda, horizontal”.
Las primeras reacciones parecen confirmarlo. Tras su triunfo en Buenos Aires, las diferencias persisten: mientras en su búnker coreaban “Axel presidente”, la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza, una de las dirigentes más cercanas a Cristina Fernández, adjudicó en sus redes sociales la victoria a Cristina sin enviar un solo saludo al gobernador.
Además, Máximo Kirchner, hijo de la expresidenta, diputado y actual presidente del PJ bonaerense, tampoco se acercó al festejo y permaneció junto a su madre en la residencia donde cumple prisión domiciliaria.
Las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires del 7 de septiembre se nacionalizaron de tal manera que el encargado de subir al escenario a reconocer la derrota en el búnker de La Libertad Avanza, el partido oficialista, fue el propio presidente de Argentina, Javier Milei.
El peronismo se impuso por casi 14 puntos, con el 47,28% de los votos frente al 33,71%, según el escrutinio provisorio, en el distrito más grande del país, que concentra al 37% del padrón electoral argentino.
Milei había hecho campaña con el lema “Kirchnerismo Nunca Más” y prometió pintar “toda la provincia de violeta” (el color de su partido). Pero la secuencia, que además era una posta clave de cara a las elecciones nacionales de medio término del 26 de octubre, terminó con el presidente comprometiéndose a una profunda autocrítica.
La figura de Axel Kicillof en la política argentina surgió de la mano de Cristina Fernández de Kirchner. Fue su ministro de Economía entre 2013 y 2015, durante el segundo mandato, y en 2019 llegó por primera vez a la gobernación bonaerense, junto a la victoria que llevó la fórmula de Alberto Fernández y a la propia expresidenta —esta vez como vice— al poder.
En 2023, Kicillof comenzó a marcar distancia de su mentora. En aquella campaña, cuando buscaba la reelección en la provincia, sorprendió con un mensaje disruptivo y sugestivo: “Hay que componer nuevas canciones”.
Este año, Kicillof creó su propio espacio dentro del PJ: el Movimiento Derecho al Futuro. No es el primer líder surgido del kirchnerismo que intentó construir un ámbito propio de poder —el exministro de Economía y candidato presidencial Sergio Massa, hoy de vuelta en el espacio, fue acusado de traidor cuando fundó el suyo y Florencio Randazzo, exministro del interior del kirchnerismo, también se apartó—, pero el economista logró algo distinto: mantener el equilibrio entre su construcción personal y la pertenencia orgánica.
El consultor político Juan Germano señala una diferencia: “Kicillof le compitió desde adentro, lo cual es una novedad. Massa lo hizo por fuera, Randazzo también. Eso le da a un atractivo superior al del resto, sobre todo en virtud de los resultados”.
Con Cristina Fernández imposibilitada de competir y con Kicillof como el dirigente más representativo, ¿cuál es entonces la incomodidad que genera su figura?
Juan Courel, exresponsable de comunicación de la campaña del Frente de Todos y exsecretario de Comunicación bonaerense, explica que “en el entorno de Cristina creen que Kicillof no está reconociendo todo lo que ella hizo para que él construyera su carrera política”.
Una fuente del entorno del gobernador —que pidió anonimato para hablar sobre dinámicas interpersonales sensibles— dijo a CNN que el problema es que “Cristina busca supeditar a Axel a la conducción de Máximo” y explicó que eso no va a pasar: “Cristina y Axel son pares”.
Los analistas políticos consultados por CNN coinciden en que Kicillof es hoy el dirigente con mejor imagen dentro del espacio opositor. Courel matiza que esa valoración no se construye “en oposición a la de Cristina, sino de manera simbiótica”.
En la misma línea, Germano señala que no es momento de marcar diferencias: “Lo que está mostrando el mundo hoy es que los liderazgos más efectivos son los liderazgos nítidos. Como Milei, Trump, que no buscan ampliar su base de sustentación. Lo que se perfila para el futuro próximo es una discusión entre dos economistas nítidos que piensan de forma diametralmente opuesta”.
Cruz, por su parte, recuerda que los hechos recientes demuestran que el peronismo unido triunfa. Pareciera no ser momento de tirar más de la cuerda.
El lunes posterior a las elecciones, tanto la prensa local como la internacional coincidieron en describir lo ocurrido como un triunfo contundente del peronismo.
En su discurso de celebración, Kicillof saludó a “Cristina” por su nombre de pila, pero no pronunció la palabra Kirchner ni una sola vez.
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