Donald Trump ha dicho que cree que los días del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, están contados y que ataques terrestres dentro del país son posibles.
Los expertos afirman que Estados Unidos no cuenta actualmente con los recursos militares necesarios para lanzar una operación a gran escala para derrocar a Maduro, aunque Trump ha aprobado acciones encubiertas dentro de Venezuela, según ha informado CNN.
Pero si Trump ordenara ataques dentro de Venezuela con el objetivo de derrocar a Maduro, podría enfrentarse a serios desafíos con elementos de la oposición fragmentados y un ejército preparado para la insurgencia, según los expertos, así como a una reacción política negativa en EE.UU. para un presidente que prometió evitar costosos enredos en el extranjero.
CNN informó que Trump recibió información a principios de esta semana para revisar las nuevas opciones de acción militar en Venezuela, una posibilidad que la Casa Blanca ha estado considerando.
Según CNN, la administración aún no ha decidido si lanzará ataques, aunque el ejército estadounidense ha desplegado más de una docena de buques de guerra y 15.000 soldados en la región como parte de la Operación Lanza del Sur, anunciada el jueves por el Pentágono.
La concentración de recursos militares y las amenazas de nuevos ataques, más allá de la actual campaña contra presuntos barcos narcotraficantes, han contribuido a aumentar la presión sobre Maduro.
Funcionarios de la administración Trump afirman que debe dejar el cargo, argumentando que está estrechamente vinculado al grupo Tren de Aragua y que lidera las iniciativas de narcotráfico.
Pero si Maduro huye de Venezuela o muere en un ataque selectivo, a los expertos les preocupa una toma del poder por los militares o el ascenso de otro dictador similar a Maduro.
Según expertos y exfuncionarios, existen otros miembros del chavismo venezolano, la ideología política de izquierda del exlíder Hugo Chávez que Maduro ha defendido, que podrían tomar las riendas y someter al país a un régimen aún más severo.
“Maduro ha dicho algo así como: ‘¿Quieren deshacerse de mí? ¿Creen que las cosas mejorarán?’ Es algo a tener en cuenta porque Maduro es un moderado dentro del chavismo, y alguien más podría usurpar el poder en lugar de la oposición con el respaldo de los militares”, comentó Juan González, investigador residente del Instituto de las Américas de Georgetown, quien fue funcionario de la administración Biden y se centró en la región.
Otra posibilidad sería una toma del poder por los militares.
“Si las fuerzas armadas mantienen su cohesión, y no creo que haya indicios de que no la tengan, no se desmoronarán ante un desafío o una destitución de Maduro”, afirmó John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Trump durante su primer mandato. “Mantendrán la disciplina, reafirmarán el control militar y reprimirán a cualquiera que salga a la calle”.
Maduro, cuyo círculo íntimo está compuesto por civiles y militares que a menudo compiten entre sí, ejerce un férreo control sobre su Gobierno y ha contribuido a estabilizar las facciones rivales.
Fuerzas externas, como los grupos insurgentes colombianos que operan habitualmente desde Venezuela o los cárteles vinculados al tráfico de cocaína, oro y minerales, complican aún más la situación.
Si Maduro desapareciera, estas tensiones podrían desgarrar la nación, desembocando en una potencial guerra civil, según los expertos.
“Les guste o no, Maduro es el garante del equilibrio”, afirmó un diplomático occidental que lleva años en Venezuela, quien solicitó el anonimato por no estar autorizado a hablar con la prensa. “Todos saben que está políticamente acabado desde las elecciones del año pasado, pero si se va, nadie podrá mantener el statu quo… así que todos cierran filas a su alrededor”.
Es posible que el gobierno de Trump espere que figuras de la oposición venezolana puedan ocupar el vacío de poder dejado por la destitución de Maduro, algo que el primer Gobierno de Trump consideró al respaldar al líder opositor Juan Guaidó tras la victoria electoral de Maduro en 2018, que fue denunciada internacionalmente como fraudulenta.
Ese primer Gobierno de Trump reconoció oficialmente a Guaidó como el líder legítimo de Venezuela en 2019, pero un fallido intento de golpe de Estado ese mismo año impidió que llegara a tomar el poder.
Un grupo opositor venezolano, liderado por Edmundo González, quien se postuló a la presidencia el año pasado en elecciones que Estados Unidos declaró perdidas por Maduro, afirma tener un plan de 100 horas para la transición del poder de Maduro a González.
Sin embargo, los expertos señalan que no podrían tener éxito, ni a corto ni a largo plazo, sin el apoyo sostenido de Estados Unidos, e incluso sin el posible despliegue de tropas estadounidenses en el país.
“La idea de que un miembro de la oposición pueda gobernar casi de inmediato es imposible. No hay manera de garantizar su seguridad ni su capacidad para gobernar sin la protección de Estados Unidos”, dijo Juan González. “Todos ven la destitución de Maduro como el fin, pero en realidad es solo el comienzo de un proceso largo y complejo”.
Funcionarios estadounidenses también han declarado que Edmuondo González, quien reside actualmente en España, es el legítimo presidente de Venezuela, según los resultados de las elecciones del año pasado.
Estados Unidos ha brindado apoyo limitado a otra líder opositora venezolana, María Corina Machado, quien se ocultó en el país tras las elecciones.
Esta asistencia incluye, entre otras cosas, el acceso a sistemas de comunicación seguros, según indicaron exfuncionarios estadounidenses.
Pero para mantener en el poder a cualquiera de los potenciales líderes de la oposición, el tipo de apoyo necesario de Estados Unidos iría más allá de proporcionar un dispositivo seguro: sería necesaria asistencia para reconstruir el ejército, desbloquear los fondos del Gobierno venezolano y capacitar a su fuerza policial, dijeron los expertos.
Los enemigos de la oposición dentro de Venezuela no se limitan al propio Maduro, por lo que este apoyo externo sostenido se considera una necesidad, según los expertos.
La oposición se enfrentaría a la hostilidad de las fuerzas armadas venezolanas, los grupos paramilitares progubernamentales conocidos como colectivos, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla colombiana que actualmente tiene refugio en el país, y otras organizaciones criminales activos.
No está claro cuánto apoyo estaría dispuesto a brindar Trump a cualquier líder de la oposición que busque arrebatarle la presidencia a Maduro. Sin embargo, según funcionarios, ese apoyo tendría que ser constante para evitar la instauración de un Estado fallido.
Una implicación militar estadounidense tan prolongada conlleva el riesgo de desestabilizar la coalición política que impulsó a Trump a la presidencia con la promesa de mantener a Estados Unidos fuera de las guerras en el extranjero.
“El pueblo estadounidense no votó por Trump para que Estados Unidos se viera envuelto en un conflicto prolongado en Latinoamérica. Por lo tanto, asegurar su compromiso de brindar un apoyo duradero a la oposición probablemente será un desafío”, declaró un miembro del personal del Congreso del Partido Republicano. “Y sin ese apoyo, esto no funcionará”.
Sin embargo, si Trump desaprovecha ahora el momento para derrocar a Maduro, algunos creen que podría considerarse una oportunidad perdida.
“Trump está tildando a Maduro de narcoterrorista y traficante de drogas, y ha reunido un enorme ejército. Si se retracta ahora y Maduro sobrevive, se esfumará todo el discurso sobre la ‘nueva Doctrina Monroe’ y la idea de ser supremos en nuestro hemisferio”, declaró Elliott Abrams, exalto funcionario del Departamento de Estado durante el primer mandato de Trump.
Aunque algunos afirman que se podría derrocar a Maduro sin la presencia de tropas estadounidenses sobre el terreno durante un período prolongado, también señalan que el compromiso de Estados Unidos tras cualquier ataque cinético debe ser duradero, o de lo contrario el esfuerzo podría fracasar fácilmente.
“Si la fuerza es decisiva, puede desarticular un ejército entero. Pero ninguna medida puede tomarse con una perspectiva cortoplacista. El uso de la fuerza debe generar un resultado y estar vinculado a una solución política con el apoyo de Estados Unidos, planificando dicho apoyo a 5-10 años”, afirmó un diplomático regional.
El régimen de Maduro recibe apoyo de diversas maneras por parte de Rusia, China y Cuba. Los expertos temen que si los ataques estadounidenses alcanzan objetivos en territorio de estos países, el conflicto podría intensificarse rápidamente.
Si bien es improbable que alguno de estos países envíe tropas a la región para defenderse de los ataques estadounidenses, es posible que el impacto de dichos ataques dentro de Venezuela se vea atenuado por el apoyo que brindan al régimen.
Los tres países han invertido en el régimen venezolano y cuentan con instrumentos que podrían utilizar para impedir la destitución de Maduro, según los expertos.
Esto es algo que ha sucedido en el pasado.
“En 2019, la oposición pensó que los cubanos habían descubierto lo que intentaban hacer con su intento de golpe de Estado y cree que tomaron medidas para socavar sus esfuerzos”, dijo Bolton.
El problema podría agravarse aún más si Maduro intentara atacar activos estadounidenses en la región, antes de que Estados Unidos tomara medidas para derrocarlo directamente.
“Existe la posibilidad de que, si Maduro cree que va a caer, intente atacar algo que le importa a Estados Unidos, como las plataformas petrolíferas en el mar Caribe. Podría ser una apuesta arriesgada que esté dispuesto a correr y que perjudicaría los intereses estadounidenses en la región”, afirmó Henry Ziemer, experto regional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Públicamente, el Gobierno de Trump sigue insistiendo en que el despliegue de recursos militares en Latinoamérica se centra principalmente en operaciones antidrogas, no en derrocar a Maduro.
Expertos también han declarado previamente a CNN que el armamento y las tropas reunidas no son suficientes para una invasión a gran escala.
Sin embargo, cuando a principios de este mes se le preguntó si Estados Unidos podría entrar en guerra con Venezuela, Trump dio una respuesta ambigua: “Lo dudo. No lo creo”, manifestó.
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