El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció en una publicación en Truth Social este lunes que un arancel del 25 % sobre todos los camiones medianos y pesados que Estados Unidos importe entrará en vigor el 1 de noviembre. No hay otros detalles sobre el arancel, incluyendo si se harán exenciones o excepciones.
El plazo llega apenas cuatro días antes de que la Corte Suprema comience a escuchar los alegatos en un caso histórico sobre aranceles que podría revertir gran parte de los impuestos fronterizos impuestos por el presidente hasta ahora. Sin embargo, el resultado de ese caso no afectará los aranceles sectoriales, dado que Trump ha recurrido a una ley distinta para imponerlos.
Trump había anticipado este arancel el pasado 25 de septiembre, con el objetivo de igualar las condiciones para la industria estadounidense de fabricación de camiones.
“Para proteger a nuestros grandes fabricantes de camiones pesados de la competencia desleal del exterior, impondré un arancel del 25 % a todos los ‘camiones pesados’ fabricados en otras partes del mundo”, dijo Trump en ese entonces.
Aranceles previos impuestos por Trump —incluidos aranceles del 50 % al acero, aluminio y cobre— ya han elevado considerablemente los costos para los fabricantes estadounidenses de camiones. Los camiones fabricados en el extranjero, incluidos los de Daimler Truck de Alemania e International Motors, suelen fabricarse en México e importarse sin aranceles gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), siempre que aproximadamente dos tercios de las piezas del camión se fabriquen en América del Norte.
Los aranceles fueron diseñados, en parte, para impulsar la manufactura estadounidense y dar ventaja a las fábricas nacionales sobre los productos extranjeros. Pero los aranceles al acero y aluminio han alterado el equilibrio de oferta y demanda, elevando el precio de todos los metales, tanto importados como nacionales. Eso significa que los aranceles de Trump han hecho que algunos camiones fabricados en EE.UU. sean más costosos que los fabricados por empresas extranjeras.
El plazo del 1 de noviembre llega apenas cuatro días antes de que la Corte Suprema comience a escuchar argumentos en un caso histórico sobre aranceles que podría anular la mayor parte de los impuestos fronterizos del presidente hasta ahora. Sin embargo, el resultado del caso no afectará los aranceles sectoriales, dado que Trump ha recurrido a una ley separada para implementarlos.
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