Se abre la cloaca al problema del mercado sexual del país.
(NOTICIAS YA).-El pasado sábado, la policía de Tailandia llevó a cabo una redada a un hotel sin licencia que, durante los fines de semana, ofrecía su servicio como sede para fiestas sexuales ilegales.
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En estos encuentros con decenas de personas involucradas, la mayoría de los "invitados" son hombres extranjeros y mayores, principalmente de Canadá, Estados Unidos, Australia y países europeos.
Según reportes, pagaron 62 dólares para entrar a la casa de pecado.
En la redada, capturada en video, se observan muchas mujeres, en su mayoría jóvenes, pero es probable que no estén ahí por gusto.
A raíz de los hechos, se ha revelado y volteado de nuevo la mirada hacia un problema latente y aparentemente permanente en Tailandia: el turismo y mercado sexual, tráfico de personas y el alto nivel de prostitución que existe, a pesar de ser ilegal.
No solo eso, muchas de las mujeres que recurren a vender su cuerpo para sobrevivir o por ser obligadas, son jóvenes y niñas.
Tailandia ha intentado, y fallado, por años eliminar el mercado y tráfico sexual que convierte en Pattaya, ciudad donde ocurrió la redada, en "la capital mundial del sexo".
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La prostitución es ilegal en Tailandia pero, reporta Daily Mail, las autoridades se hacen de la vista gorda pues también representa una industria millonaria que atraer a millones de turistas al año, la inmensa mayoría extranjeros.
Tan solo en 2017, más de 35 millones de personas visitaron Tailandia.
Recorrer las calles de Pattaya es encontrar a mujeres y niñas presentándose, cual mercancía en una carnicería, para ser comprada por el mejor postor. En ocasiones, lo hacen desde plataformas y tubos, en otras, en una especie de aparador, cual si fueran maniquíes.

Las autoridades, simplemente, se han rendido ante el poder de la zona roja de Tailandia y su capital del pecado, donde el arresto de más de 25 extranjeros el pasado sábado, es solo un recordatorio de que la lucha no tiene para cuándo terminar.