
Las sospechas empezaron a levantarse a mediados de 2020, cuando la universidad detectó un alto volumen de pedidos de equipos
(NOTICIAS YA).- Por casi una década, una exempleada de Yale montó un minucioso plan para robar más de 40 millones de dólares en equipos electrónicos a la Facultad de Medicina, hasta que fue descubierta y se declaró culpable.
Hasta hace poco tiempo, Jamie Petrone, de 42 años, se desempeñaba como directora de finanzas y administración del Departamento de Medicina de Emergencia de Yale.
Como parte de sus funciones, la exadministradora tenía la autoridad de realizar y autorizar algunas compras para el departamento, el único requisito era que el monto no rebasara los $10,000.
Aprovechándose de ese poder, fue como en 2013 inició con una minuciosa estafa que continuó hasta inicios del 2021.
De acuerdo con la Oficina del Fiscal Federal para el Distrito de Connecticut, Petrone ordenaba, o pedía a alguien de su personal que lo hiciera, computadoras u otros artículos electrónicos a proveedores de Yale utilizando el dinero de la Escuela de Medicina.
Pero esos artículos, que con los años fueron miles, no llegaban a los estudiantes. Petrone se encargaba de enviarlos a una empresa en Nueva York que los revendía y luego le transferían el dinero, que ascendió a millones de dólares, a una cuenta de una empresa que ella creó según detalla NPR.
Las compras incluyeron iPads y Microsoft Surface Pros, detallan registros judiciales, y en total la universidad perdió un aproximado de $40,504,200.
Para que las compras pasaran desapercibidas, Petrone informaba a la escuela que el equipo era para necesidades específicas de la universidad, que no existían, y se aseguraba de dividir las compras en pedidos menores a los $10,000 para no necesitar permisos adicionales.
La mujer utilizó ese dinero fraudulento para darse una vida de lujos, que incluyó la compra de varias propiedades y automóviles de lujo, como dos vehículos Mercedes-Benz, dos Cadillac Escalades, un Dodge Charger y un Range Rover.
Las sospechas empezaron a levantarse a mediados de 2020, cuando la universidad detectó un alto volumen de pedidos de equipos. Pero Petrone logró justificar las compras asegurando que estaban actualizando el equipo informático.
El fraude continuó sin mayores sospechas por un año más, cuando a mediados de 2021 un aviso anónimo alertó a Yale sobre las altas compras y ella fue descubierta guardando equipo en su propio vehículo.
Finalmente, la universidad comenzó una auditoría y luego entregaron sus hallazgos a las autoridades. Este lunes, Petrone se declaró culpable de dos cargos de fraude electrónico y un delito fiscal.