ANÁLISIS | ¿Qué pasa si Argentina y Colombia rompen relaciones diplomáticas?

(CNN Español) –– Las relaciones diplomáticas entre Argentina y Colombia entraron en una fase inédita esta semana, luego de las declaraciones del presidente Javier Milei sobre su homólogo Gustavo Petro, a quien llamó “asesino terrorista” en una entrevista con CNN, lo que fue respondido por parte de la Cancillería colombiana con la expulsión de diplomáticos argentinos en el país.

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El impacto de las declaraciones de Milei se encadena, según el investigador Juan Pablo Laporte, profesor titular de Política Exterior Argentina en la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires, con el concepto de realismo discursivo presidencial: “Cuando los presidentes hablan, construyen la realidad político-diplomática”, explica. Por ello, advirtió que el conflicto está escalando hasta terminar en “el peor escenario”, que sería el retiro de embajadores y finalmente la ruptura de relaciones.

Colombia expulsa a diplomáticos argentinos, luego de que Milei llamó a Petro “asesino terrorista” en entrevista con CNN

“Esto debe ser interrumpido, llamar a consultas, mantener su relación en su máximo nivel político, intentar que las diplomacias de las cancillerías conversen y negocien un punto de acuerdo. Los vínculos son mucho más nutritivos que lo que los presidentes expresan. Tienen efectos multiplicadores”, concluyó.

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Los pasos de la tensión diplomática

En la escala de medidas, la situación quedó muy cerca de la ruptura de relaciones, lo que podría afectar los servicios consulares para los ciudadanos.

De esta forma, el anuncio de la Cancillería de Colombia saltó los habituales primeros pasos de una escalada de tensión entre dos países. La primera señal de enfado diplomático suele ser la convocatoria de un embajador o jefe de Misión a la sede del ministerio o secretaría de Relaciones Exteriores para expresar la disconformidad por alguna situación. Esta cita puede incluir una nota de protesta con el detalle del reclamo.

Si la situación se agrava, el habitual siguiente paso es la declaración de persona non grata y la expulsión de diplomáticos, siendo la del embajador una medida de especial resonancia, ya que marca un punto cuyo retorno requiere de pasos formales como la eventual aceptación de un nuevo embajador.

Este camino está señalado por el uso y costumbre, sin que sea obligatorio cumplir con cada uno de estos pasos.

Hasta este punto, una expulsión de diplomáticos o del propio embajador no implica el cierre de la embajada y el consulado, que pueden continuar en funcionamiento y atendiendo al público, bajo la dirección de un encargado de negocios u otro miembro acreditado.

Posteriormente, un Estado puede declarar una suspensión temporal, con el retiro de casi todo el personal diplomático y el mantenimiento de actividades esenciales. Luego, finalmente, la suspensión permanente de la actividad diplomática en el país, lo que implica la ruptura de las relaciones bilaterales. Es el último paso a nivel diplomático.

Sin embargo, no todo está escrito en piedra. Por ejemplo, las relaciones entre Chile y Bolivia están formalmente rotas desde 1978, pero ambos mantienen vínculos consulares.

La Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, en vigor desde 1964, no especifica un método formal sobre una ruptura de relaciones, pero indica en artículo 45 que en ese caso “el Estado receptor estará obligado a respetar y a proteger, aún en caso de conflicto armado, los locales de la misión, así como sus bienes y archivos”.

¿Qué pasa con los ciudadanos?

Durante años recientes, los colombianos no pudieron hacer trámites consulares en Venezuela por la ruptura de relaciones entre Bogotá y Caracas, que fueron restablecidas con la llegada de Petro al poder.

Cuando se cierran estas sedes diplomáticas, las consecuencias impactan directamente en los extranjeros provenientes del país involucrado, quienes quedan imposibilitados de realizar trámites consulares en ese país, como la renovación de un pasaporte o la solicitud de documentos.

“Los ciudadanos, el comercio, las inversiones: todo lo bilateral se ve afectado por la instrumentación de una ruptura de relaciones. Y también los climas y contextos que se generan, una posible hostilidad”, indicó Laporte, miembro del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI).

En Argentina residen más de 110.000 colombianos, un fenómeno migratorio que cobró fuerza en las últimas décadas, en buena parte por estudiantes universitarios.

Por ello, aunque no se trate de dos países limítrofes que no exigen visado para viajes de turismo, hay una intensa actividad consular.

“Ya la situación actual es desfavorable para el comercio y las inversiones, el intercambio educativo, científico, la cooperación, el Estado en su expresión diplomática (…) En sí mismo es un conflicto grave, está escalando al máximo nivel”, agregó Laporte.

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