Trump considera ataques contra cárteles en Venezuela, como parte de una campaña de mayor presión contra Maduro, según fuentes

El presidente Donald Trump está considerando diversas opciones para llevar a cabo ataques militares contra cárteles de droga que operan en Venezuela, incluyendo la posibilidad de atacar objetivos dentro del país como parte de una estrategia más amplia destinada a debilitar al líder Nicolás Maduro, según múltiples fuentes informadas sobre los planes del Gobierno.

El ataque mortal del martes contra un supuesto barco de drogas que salía de Venezuela fue un reflejo directo de esas opciones, según las fuentes, y marcó una escalada significativa en la campaña de la administración Trump contra los cárteles de droga, muchos de los cuales han sido designados como grupos terroristas. Varias fuentes dijeron a CNN que el ataque del martes fue solo el comienzo de un esfuerzo mucho mayor para erradicar el narcotráfico en la región y potencialmente quitar a Maduro del poder.

Cuando un periodista le preguntó el viernes si le gustaría ver un cambio de régimen en Venezuela, Trump respondió: “No estamos hablando de eso”.

“Pero sí estamos hablando del hecho de que (Venezuela) tuvo una elección, que fue muy extraña, por decir lo menos”, dijo Trump, refiriéndose a la contienda presidencial del año pasado en Venezuela, marcada por acusaciones de fraude electoral.

Estados Unidos ha desplegado un importante arsenal militar en el Caribe en las últimas semanas, una medida que, en parte, buscaba enviar una señal a Maduro, según varios funcionarios de la Casa Blanca.

Buques armados con misiles Tomahawk, un submarino de ataque, una serie de aeronaves y más de 4.000 marinos e infantes de Marina estadounidense se encuentran ahora posicionados cerca de Venezuela. Dos funcionarios de la Casa Blanca dijeron a CNN que también se están enviando 10 aviones de combate F-35 a Puerto Rico, donde una unidad de Infantería de Marina está realizando ejercicios de entrenamiento de desembarco anfibio.

El Gobierno ha tomado medidas para vincular a Maduro con su misión antidrogas más amplia, etiquetándolo como un narcoterrorista con lazos con algunos de esos cárteles recientemente designados, y duplicando la recompensa por su captura a US$ 50 millones.

A principios de este año, Trump autorizó a los militares a llevar a cabo operaciones letales contra cárteles que su Gobierno designó como grupos terroristas, según una fuente familiarizada con el asunto, una medida en la que el presidente pareció reclamar el poder de tratar a los presuntos traficantes no como criminales, sino como combatientes enemigos.

Al ser consultado el martes si Estados Unidos consideraría ataques en territorio venezolano contra el régimen de Maduro, el secretario de Estado Marco Rubio no descartó la posibilidad.

“Esta es una operación antidrogas”, dijo Rubio. “Vamos a enfrentarnos a los cárteles de droga dondequiera que estén y operen contra los intereses de Estados Unidos”.

Rubio añadió más detalles sobre el ataque al barco el miércoles: “En vez de interceptarlo, por órdenes del presidente, lo hicimos estallar. Y volverá a ocurrir. Quizá esté ocurriendo ahora mismo”, agregó Rubio.

Lo que esto significa en última instancia para Maduro sigue sin estar claro. Pero varias fuentes dijeron a CNN que algunos funcionarios de Trump creen que el ataque de esta semana y futuros ataques contra narcotraficantes venezolanos podrían presionar a personas cercanas a Maduro que se han beneficiado de los ingresos ilícitos de los cárteles, presionándolos tanto que consideren formas de derrocar al líder venezolano.

“Lo ideal es que Maduro se retire por su cuenta, que lea las señales de la situación”, declaró a CNN una fuente con conocimiento de los planes del Gobierno.
“Y entonces creo que el mensaje es: ‘¿Lo quieren fácil o lo quieren difícil?’”.

La administración Trump está siendo intencionalmente ambigua, afirmó la fuente, advirtiendo de que, hasta el momento, no hay indicios de que Trump haya decidido proceder con ataques militares contra objetivos dentro de Venezuela.

Sin embargo, dos funcionarios de la Casa Blanca, en declaraciones a CNN, también dejaron abierta la posibilidad de ataques similares en el futuro. Uno de ellos dijo que Trump comentó a funcionarios de seguridad nacional y defensa que “si existe la oportunidad de matar terroristas, les dará luz verde de inmediato”.

Aun así, hasta el viernes, la falta de respuestas había generado una preocupación significativa en Washington sobre cuál es, si existe, la justificación legal del Gobierno para el ataque del martes, y cualquier acción militar adicional que pudiera ocurrir después.

Una sesión informativa sobre el ataque del martes para miembros del Congreso y ciertos empleados estaba programada para la mañana del viernes, pero fue cancelada abruptamente sin explicación, según fuentes familiarizadas con los planes. La cancelación fue tan de último minuto que el personal ya se había reunido en una sala de conferencias en el Capitolio, dijo una de las fuentes.

“Nada de esto está claro”, dijo otra persona familiarizada con las sesiones informativas canceladas del Congreso a CNN, añadió que la administración no ha proporcionado detalles sobre las justificaciones legales del ataque del martes, ni pruebas que respalden su afirmación de que el objetivo eran narcotraficantes conocidos.

La Casa Blanca envió el jueves una carta al presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, y al senador republicano Chuck Grassley, presidente temporal del Senado, explicando su postura de que el mandatario actuó dentro de su autoridad constitucional como comandante en jefe para llevar a cabo el ataque del martes. La carta, cuya copia fue revisada por CNN, deja clara la naturaleza indefinida de la misión.

“No es posible en este momento conocer el alcance y la duración de las operaciones militares que serán necesarias”, decía la carta. “Las fuerzas estadounidenses permanecen preparadas para llevar a cabo más operaciones militares”.

Poco después de que Trump asumiera el cargo, Richard Grenell, enviado especial de Trump para misiones especiales, que incluían Venezuela, visitó Caracas para reunirse con Maduro. La visita sorpresa provocó especulaciones de que la Casa Blanca podría estar retrocediendo en la campaña de “máxima presión” contra Maduro que había emprendido anteriormente. Grenell regresó a Estados Unidos con seis estadounidenses que Estados Unidos consideraba detenidos ilegalmente y la Casa Blanca celebró su regreso.

Pero el episodio provocó un enfrentamiento entre Rubio, quien durante mucho tiempo se ha opuesto a dar concesiones a Maduro, y Grenell, quien presionaba para llegar a acuerdos con el líder. En los meses posteriores a la visita, la Casa Blanca ha dejado clara su oposición a Maduro.

Desde entonces, como cualquier funcionario de Trump, Rubio ha sido la cara visible de la campaña anticarteles del Gobierno. Fue el primer miembro del equipo de seguridad nacional en revelar detalles sobre el ataque al barco después de que Trump lo anunciara, diciendo a los periodistas que el presidente usaría “todo el poder de Estados Unidos” para enfrentar a los carteles de la droga.

Sus declaraciones se produjeron apresuradamente en la pista de aterrizaje en Florida antes de volar a la región para discutir la intención del Gobierno de “eliminar” la amenaza del narcotráfico para los estadounidenses. Aunque Rubio inicialmente dijo que el supuesto barco de drogas venezolano probablemente se dirigía a Trinidad u otro país del Caribe, un día después, tras la declaración de Trump de que se dirigía a Estados Unidos, Rubio corrigió y dijo que el barco “eventualmente” se dirigía hacia Estados Unidos.

Rubio también pareció sentar las bases para el ataque letal en las semanas previas a que ocurriera. El mismo día en que el Departamento de Estado y el Departamento de Justicia anunciaron un aumento en la recompensa por la captura de Maduro, Rubio dijo que designar a los carteles de la droga como organizaciones terroristas permitiría a Estados Unidos usar todas las herramientas posibles, incluido el Pentágono, para atacar a estos grupos.

Rubio ha sido durante mucho tiempo un duro crítico de Maduro, y en los últimos días ha argumentado que perseguir la implicación de Maduro en el narcotráfico es una pieza clave del objetivo del Gobierno de desmantelar el crimen organizado transnacional.

“Nicolás Maduro es un narcotraficante acusado en Estados Unidos, y es un prófugo de la justicia estadounidense”, dijo Rubio el jueves.

A pesar de todo, tras bastidores, Estados Unidos continúa coordinando con funcionarios venezolanos los vuelos de deportación. El Gobierno de Trump también renovó recientemente una licencia para que el gigante energético estadounidense Chevron reanude las operaciones petroleras en Venezuela, donde se encuentran las mayores reservas probadas de petróleo del mundo.

Esa aparente contradicción ha llevado a algunos expertos y exfuncionarios a cuestionar qué es lo que realmente intenta lograr el Gobierno.

“¿Vamos a invadir Venezuela y derrocar al régimen cuando está ofreciendo casi todo lo que pide el Gobierno?”, dijo Benjamin Gedan, director para Venezuela en el Consejo de Seguridad Nacional durante la administración Obama. “Más allá del cambio de régimen, probablemente esté bastante dispuesto a cooperar con este Gobierno. Por eso ha sido sorprendente la acumulación de fuerzas navales, ya que ha habido muchas señales de que Estados Unidos en realidad se dirigía hacia la normalización de relaciones con este régimen”, añadió.

Mientras tanto, la Casa Blanca sigue insistiendo en que todas las opciones en lo que respecta a Venezuela, Maduro y la misión contra el cártel está sobre la mesa. La secretaria de Prensa, Karoline Leavitt, dijo que Trump “está dispuesto a usar todos los elementos del poder estadounidense para detener la entrada de drogas hacia nuestro país y llevar a los responsables ante la justicia”.

“El régimen de Maduro no es el gobierno legítimo de Venezuela”, dijo Leavitt cuando los periodistas le preguntaron a finales del mes pasado sobre la posibilidad de enviar tropas estadounidenses a Venezuela. “Es un cártel narcoterrorista, y Maduro, según la visión de este Gobierno, no es un presidente legítimo. Es un líder fugitivo de este cártel, acusado en Estados Unidos de traficar drogas hacia el país”.

En términos más generales, los expertos señalan que Venezuela desempeña un papel mínimo en el narcotráfico de la región, lo que plantea dudas sobre si las drogas se están utilizando como pretexto para perseguir a Maduro, según un exfuncionario estadounidense familiarizado con la situación.

En su primer mandato, Trump intentó repetidamente destituir a Maduro utilizando varias tácticas de presión con la esperanza de facilitar una transición democrática en Venezuela.

Desde hace tiempo, un objetivo político de Estados Unidos ha sido impulsar a las fuerzas armadas venezolanas a volverse contra Maduro, pero no ha tenido éxito, dijo Gedan, ahora investigador de política exterior en la Universidad Johns Hopkins.

El embajador estadounidense retirado, Luis Moreno, coincidió en esa opinión diciendo a CNN que Estados Unidos ha intentado fomentar la disidencia “desde siempre”.

“A veces funciona, pero hasta que no consigan que algunas de las unidades élite clave estén fuera de Caracas, especialmente los paracaidistas en la base aérea en las afueras de Caracas, de donde provenía Hugo Chávez, esa unidad es crucial”, dijo Moreno.

Moreno, quien pasó gran parte de su carrera en el Departamento de Estado trabajando en temas de narcotráfico, dijo que las ganancias del tráfico de drogas “en cierta medida” apoyan a Maduro, pero “la cantidad de dinero, los rusos, los cubanos, todos los demás, y el petróleo, no va a sustituir al petróleo”.

“Son las fuerzas de seguridad militares venezolanas las que ganan enormes sumas de dinero aceptando sobornos de narcotraficantes colombianos”, dijo Moreno. “No sé si eso va directamente a apoyar la infraestructura venezolana”.

Gedan señaló que Venezuela, según se informa, recibe ingresos significativos “de su participación en el tráfico de cocaína, la exportación ilegal de oro y otras economías ilegales”.

Venezuela no es un país productor de cocaína, y aunque no se descarta el tránsito por Venezuela, otros países son identificados como actores emergentes en los mercados internacionales de drogas, donde el fuerte aumento de homicidios está vinculado al auge del narcotráfico, según la ONU.

Rubio ha rechazado tajantemente cualquier sugerencia de que Venezuela no es una pieza clave en el flujo de drogas que llega a Estados Unidos.

“He visto muchos de estos informes, y son falsos, y les diré por qué. Dicen que, de alguna manera, Venezuela no está involucrada en el narcotráfico porque la ONU dice que no está involucrada”, dijo Rubio. “No me importa lo que diga la ONU. La ONU no sabe de qué está hablando”.

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